-No quiero verte llorar... -hizo lo mismo con su otra mano alzando por completo el rostro de Hinata hacia él –quiero ver como esas lágrimas se convierten en sonrisas –le sonrió débil pero tiernamente ofreciéndole una cálida mirada –deja que te quiera con toda mi alma como siempre he deseado.

Los labios de Hinata se cerraron a la vez que sus ojos.

-¡Por supuesto! –gritó el pelirrojo cabizbajo. Y Kageyama sonrió de nuevo –pero...

El moreno se tumbó en la hierba soltando un suspiro de alivio mirando a las estrellas. Todas sus preocupaciones se habían esfumado de repente haciendo que todo el peso que sentía en su cuerpo se aligerara.

-No hace falta que me digas algo si no quieres, simplemente quería decirte lo que de verdad sentía por ti. No quería que siguieras sintiendo que nadie estaba de tu lado... yo...haría lo que fuera... por ti –dijo esto último con vergüenza tapándose la boca con el dorso de la mano mientras escondía sus ojos debajo del flequillo.

Hinata se acercó lentamente a él a gatas con aquella chaqueta aun sobre sus hombros, intacta a pesar de todo, el pelirrojo se agachó dando un suave beso en la mejilla sonrojada de Kageyama antes de tumbarse a su lado con los brazos extendidos.

-Tenía muchas dudas pero ya no, quise confiar ciegamente en ti pero aquella foto nubló mi mente, estaba tan confuso... no podía pensar con razón –una mano agarró la suya entrelazando los dedos. Lo que tranquilizo su corazón que aún estaba acelerado por todo lo sucedido. Si Kageyama no hubiera venido de ese modo no sabía que habría sido de él, la confusión podría haberle provocado hacer cosas que en realidad no debía.

-Cuando todo esto termine... prométeme que me dirás lo que sientes realmente –agarró fuertemente su mano ocultando sus ojos con el ante brazo–...por mí.

-Todo esto... ¿terminará? –Miró al cielo contemplando todo su resplandor. Aquel cielo le hacía sentirse más pequeño de lo normal, tan vasto y reluciente, pero por alguna razón la persona que tenía a su lado le hacía sentirse invencible ante aquel firmamento – ¿podré demostrar mis verdaderos sentimientos? –Kageyama desenredó sus manos pasando aquel brazo alrededor del cuello de Hinata acomodándolo contra él de forma cariñosa.

-Si... -le acarició el flequillo con suavidad disfrutando de aquella vista que la vida le otorgaba. Hinata era increíble, todo su ser era espectacular, su pelo, sus labios, sus grandes ojos, su cuerpo... era irresistible. Kageyama agitó la cabeza quitándose esa idea de la cabeza, no podía pensar como ese pervertido de Kai. Era cierto que el pelirrojo era muy tentador, demasiado para su gusto, de alguna forma podía entender porque Kai lo quería usar de esa forma, a pesar de que pensaba que sus métodos no eran los más indicados.

-Siempre había pensado que eras un rey egoísta que no se preocupaba por los demás pero... -se acurrucó más contra el pecho de Kageyama atrayendo la atención de éste de nuevo- ...ahora pienso que eres mi rey egoísta –de algún modo después de decir aquella frase cayó dormido en sus brazos como si se tratara de un niño pequeño.

Kageyama pasó su chaqueta por encima del pelirrojo cubriendo su parte superior y juntándolo más contra él, tenía un brazo alrededor de su cuello que lo atraía y el otro simplemente lo tenía posado en su muslo. Nunca se cansaría de ver a Hinata dormir, era tan provocativo... se golpeó así mismo sacándose de una vez aquellas ideas de su cabeza, tenía que mirar más allá del aspecto de Hinata si quería ayudarle. Pero por alguna razón la mano que tenía posada sobre el muslo de Hinata se empezó a mover hacia su trasero, sabía que no debía pero su cuerpo se estaba moviendo por instinto. No podía soportar esos sentimientos que tenía retenidos, necesitaba más que un beso. Él también necesitaba sentir su ser dentro de Hinata.

DesmoronamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora