𝗘𝗣𝗜𝗟𝗢𝗚𝗢

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Las abejas asesinas vuelven a taladrarme el estómago, pero esta vez no son a causa de SungHoon. En unos pocos minutos llegaré al instituto, y siendo una oleada de terror y emoción a partes iguales.

⎯Oye, SungHoon...

⎯¿Sí?

⎯Tengo miedo.

Pone los ojos en blanco y me da un beso rápido en los labios.

⎯Vamos, Jake⎯dice con una sonrisa ⎯Ya hemos hablado de esto. Te va a ir genial, ya lo verás.

Asiento con la cabeza, consciente de que tiene razón.

⎯Está bien.

⎯Te quiero, ¿si?

⎯Y yo a ti.

⎯Recuerda que aquí las cosas van a ser diferentes. Van a ser mejores. No tienes por qué tener miedo.

Con el cerca, sé que nada puede salir mal. Mi nuevo instituto se encuentra a menos de veinte minutos caminando de la universidad a la que asistirá SungHoon, y eso significa que muchos días podemos ir juntos a clase, y también quedar fácilmente después. Desde la mudanza no ha pasado un solo día sin que nos viéramos, y con el paso de las semanas comienza a cortarme un poco creer que las cosas que me hicieron meses atrás sacudieran realmente.

Al menos, cuando no me despierto en mitad de la noche, cubierto de sudor a causa de las pesadillas.

Sin embargo, poco a poco las heridas van sanando. Sé que mis cicatrices me acompañarán durante mucho tiempo, tal vez durante toda mi vida, pero he aprendido a verlas como algo bueno. No son un recordatorio de lo mal que lo he pasado, sino de todo lo que he conseguido superar. Son un recordatorio de que ahora soy fuerte, de que he logrado salir adelante. Mis lasas ya no son de papel. Ahora son fuertes, y sé que nada volverá a atarlas otra vez.

Los lobos que aparecieron en el camino ya han sido derrotados, y sus cabezas cuelgan ahora de mi pared, a la vista de todos. Las víboras que trataron de inyectarme su punzada están muertas y enterradas, y ahora llevo su piel de pulsera como recordatorio de lo que no consiguieron. A pesar de ello, o quizás gracias a ellos, ahora soy más fuerte.

Entonces lo entiendo.

Por primera vez, lo entiendo: soy fuerte.

Ya no hay mas sombras que me apañen, ahora solo hay fuego. Un fuego que no me quema la piel. No me hace daño. Fuego que ahora forma parte de mí, de mi piel y de mi sangre.

Ahora, yo soy el proprio fuego, y si alguien se atreve a tocarme sin mi permiso, será el quien salga ardiendo.

Soy fuego.

Soy luz.

Soy brillo.

Pero principalmente, soy feliz.

𝑺𝑯𝑨𝑫𝑶𝑾⁰¹ 𝑱𝑨𝑲𝑬𝑯𝑶𝑶𝑵Où les histoires vivent. Découvrez maintenant