capítulo 32 -

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—¡¿Se ha escapado un alumno?! ¿¡Y vosotros dos no habéis sido capaces de traerle devuelta?— exclamó el maestro, levantándose de su silla, alterado. En sus ojos se veía reflejado una mezcla de preocupación, enfado y desesperación.

Los dos profesores encargados de proteger el mundo mago se encontraban esquivando miradas, como niños avergonzados recibiendo una reprimenda de su madre. El maestro estaba furioso con ellos. Daban muy mala imagen a La Escuela. No bastaba el hecho de la posibilidad de una infiltración, sino que habían dejado escapar a un alumno.

—Les di a Dan y Dafne la simple tarea de vigilar los pasillos, ¿y dejan huir a un simple alumno? Y vosotros, ¿os ha ganado el alumno en un duelo?— prosiguió el maestro, dando vueltas por la habitación. —¿Merecéis ser profesores después de todo lo que ha ocurrido?—

Aqua y Arthur se miraron entre ellos, con una expresión de preocupación. Aqua estaba empapada de agua, su pelo blanco se estaba se-cando en trozos desiguales. Se sacudía la cabeza, sus ojos agrandándose al recordar lo que vio cuando logró atrapar a Marcus.

—No es nuestra culpa maestro— musitó.

El maestro, aún siendo viejo, oyó aquella frase con total claridad.

El viejo se dio la vuelta, furioso.

—¿De quién es la culpa entonces? ¿De mi madre? ¿De vuestros padres?—

Aqua se sentía cada vez más pequeña, Arthur la reconfortaba haciéndole círculos en la espalda. El maestro notó que algo le había pasa-do a su compañera, no solía estar tan callada y tan afectada.

—Maestro... Ha... Ha aparecido un dragón, se ha llevado a Mar-cus a la torre.— tartamudeó Aqua. —Estará llegando a la torre monta-do sobre él en este mismo instante.—

El maestro se detuvo al escuchar esa frase. Su furia desapareció y se lanzó al sillón, ocultando su rostro con las manos. Se giró lentamente, sus ojos agrandándose, luciendo un color azul celeste. Estaba rindiéndose, demasiados cosas extrañas estaban ocurriendo en un solo día. Ahora, se hablaba de un dragón... Un ser tan extraño y poderoso que solamente cinco magos en total habían logrado verlos.

—¿Un dragón? Hace mil años que no veo un dragón por Zai. ¿Estás segura de lo que vistes?—

Aqua asintió.

—Estoy segura. Era rojo oscuro con ojos azu...—

Arthur sacudió la cabeza, interrumpiendo a Aqua y dando un paso hacia adelante.

—Maestro, es hora de atacar. No podemos seguir evitando una lucha inevitable. Se ha llevado a dos estudiantes, igual hasta los habrá matado ya. Además, el anillo le estará matando poco a poco.—

El maestro cerró los ojos, suspirando profundamente. Los cuatro magos esperaban con ansías su respuesta, sus órdenes...

—Tienes razón. Es ahora o nunca. Los habitantes y los alumnos están confusos y asustados. Les estamos defraudando y el mundo mago está confuso, es hora de atacar. No podemos esperar a que La Orden decida lo que hacer.—

Los profesores Dafne y Dan fueron convocados urgentemente a la sala de reuniones utilizando un hechizo de comunicaciones. Utilizaron el teletransporte para llegar allí lo más rápido posible. Habían dejado de patrullar las salas, pero no habían visto a más alumnos por los pasillos, por lo cual estaban tranquilos. Sin embargo, al llegar a la sala de reuniones, observaron como el maestro les miraba con ojos llenos de decepción.

—Dafne, Dan... Debo decir que me habéis decepcionado bastan-te. Un alumno se ha escapado en busca de Scarlet y ha sido capturado. No habéis sido capaces de detenerle.—

Dafne le pasó una mirada a su hermana, alzando una ceja.

—Debió de haberse teletransportado, maestro. Teníamos la lista de estudiantes capaces de teletransportarse, pero se nos habrá olvidado alguno. Hemos mandado a sus habitaciones a todos los estudiantes que hemos encontrado. No puedes esperar que vigilemos a miles de alumnos y miles de habitantes a la vez.— se defendió Dan.

Dafne sacudió la cabeza, en desacuerdo con Dan. Se les fue con-cedido la responsabilidad de mantener a todos los alumnos y ciudadanos a salvo, y si un alumno se escapaba la culpa recaía en ellos dos. Entendía la frustración del maestro.

—Te pido disculpas maestro, no volverá a ocurrir. Dime, ¿qué alumno se ha escapado de La Escuela?—

Arthur dio un paso hacia adelante.

—Uno de tus alumnos más queridos, Dafne.— dijo con un tono borde y cortante. —Marcus, el fiel amigo de Scarlet.—

A Dafne le agrandaron los ojos y tragó saliva. Ella sabía que Mar-cus sentía algo por Scarlet, era bastante obvio. La manera en que la miraba, su tono de voz cambiando al verla, los paseos que daba con ella a solas... Pero no se podía creer que Marcus se sacrificaría de aquella manera por Scarlet.

—De todas maneras maestro,— habló Aqua. —No podíamos hacer nada, ese dragón parecía que iba en su busca. Aunque Dafne hubiera hecho bien su trabajo el dragón le hubiera raptado de todas maneras.—

Se le agrandaron los ojos a los otros dos profesores.

—¡¿Un dragón?!— exclamó Dan, pegándole un portazo a la pa-red. —¿Os ha aparecido un dragón?—

—Un dragón solamente se revela a las personas más nobles y valientes... Pero supongo que la magia les atrae también. ¿Crees que Scarlet ha invocado a un dragón?— preguntó Dafne. —A lo mejor era un cambiaformas, están trabajando con Maliz.—

—Los cambiaformas que se convierten en dragones jamás podrían volar.— explicó. —Este dragón volaba majestuosamente, era real.—

Dafne pestañeó dos veces, no entendía muy bien por qué estaban reunidos todos los profesores. Vio la expresión inquieta de su hermana, y Aqua simplemente asintió, dándole a entender de que era hora de atacar. El maestro agarró los hombros de Dafne y Aqua al levantarse.

—Recordad, nuestro objetivo es quitarle el anillo. No podemos hacerle daño, al menos no lo suficiente para matarla.— ordenó el ma-estro. —Y, recordad, esa persona no es Scarlet. Es simplemente la personificación de su rabia y su dolor.—

Dan se cruzó de brazos.

—Tiene el poder de miles y miles de ángeles y demonios, ¿crees que entre 5 personas podemos detenerla?— preguntó Dan. —Os recuerdo que es capaz de abrir portales.—

El maestro ignoró las preguntas de Dan, y caminó lentamente hacia la ventana que daba al exterior. El sol se escondía por el horizonte tímidamente, eso significaba que había pasado un día desde que Scarlet se convirtió en aquella bestia. Temían que su cuerpo no aguantase todo el poder.

—Han pasado muchas horas, si tenemos suerte la podemos pillar en un momento débil y quitarle el anillo sin problema. El ángel que usó el poder del anillo por primera vez sobrevivió una semana, pero no creo que Scarlet vaya a durar más horas así.—

Dafne se abrazó a si misma, esquivando las miradas. Se recopila-ban en su mente los momentos de su secuestro, lo que luchó para man-tenerse con vida los primeros meses en Zai. Le recorrió un escalofrío por todo el cuerpo al pensar en las garras de la bestia que se la llevó junto a Aqua. Tras unos segundos, Dafne alzó la vista.

—Nos vamos a enfrentar a un ser atroz que seguramente es capaz de matarnos a todos con una simple mirada. ¿Crees que saldremos vi-vos de esta?—

El maestro dirigió su mirada al crepúsculo, cerrando los ojos.

—Nos hemos enfrentado a esta bestia antes, la única diferencia es que ahora la portadora nos conoce... Tenemos la posibilidad de razonar con ella.—

Dafne, Aqua, Dan y Arthur se miraban entre ellos, asintiendo ligeramente con la cabeza. Estaban listos para la batalla.

Las Crónicas Nefalem: Malicia (LIBRO #1)Where stories live. Discover now