capítulo 7 - la taberna sua

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Scarlet acompañaba a Arthur por las estrechas calles de piedra del pueblo. El sol brillaba con intensidad aquél día como si indicase la llegada de Scarlet, los pájaros cantaban más fuerte de lo normal y el ambiente era bastante feliz. Niños pequeños corrían por las calles despreocupados y los estudiantes de La Escuela aprovechaban su día libre para pasar tiempo en grupo. Scarlet se fijó sobretodo en la gran cantidad de estanques pequeños completamente limpios que atravesaban las calles. Los magos que vivían ahí vestían distintos que los humanos en su mundo. Llevaban más amuletos de colores, más accesorios, además de que sus vestidos ocultaban la mayoría de su cuerpo, solo dejando libre la cara y las manos.

Había ciertas personas fijándose en Scarlet desde sus balcones y desde las terrazas. La Escuela era bastante pequeña, todos se conocían entre ellos, y ver a una chica nueva acompañando a un profesor de La Escuela no era algo que se veía todos los días. Arthur era conocido por ser muy estricto, intimidante y frío con sus estudiantes. Casi nunca salía por las calles de La Escuela, mucho menos acompañado. Todos tenían curiosidad. Scarlet intentó ignorar las miradas, subiéndose por encima la capucha de su manto para que su cara no fuese visible.

—¿A dónde vamos, Arthur?— preguntó Scarlet, esquivando las miradas de los que caminaban a su lado. —Nos están mirando, no sé si eso es bueno.—

—Es malo si parece que tienes algo que esconder.— contestó.

Arthur se detuvo enfrente de una pequeña taberna. Scarlet alzó la vista y vio la señal de madera ovalada que colgaba de la pared. Aguzó la vista para leer las palabras subrayadas de rojo.

Taberna Zua ABIERTO

Scarlet se escondió aún más adentro de su manto, no se sentía lis-ta para estar en público aún, mucho menos desayunando con los demás magos y Arthur. Quería volver a la torre, esconderse en la biblioteca, y así no se debía preocupar de nada.

—Tengo que esconder mis habilidades y mi identidad, tú mismo me lo dijiste.— prosiguió Scarlet.

Arthur pasó su mirada a la taberna, cuyas ventanas de cristal transparentes dejaba ver su interior acogedor. El aroma dulce de la ta-berna le confirmaba que acababa de salir del horno magdalenas y tar-tas. El hombre siniestro ignoraba por completo las preocupaciones de Scarlet, que se hundía en su propia ropa.

—Debo ir a un sitio privado, no puedes venir.— comentó Arthur.

A Scarlet no le parecía buena idea eso de estar sola en un mundo desconocido, además teniendo que esconder su identidad y sus inten-ciones, sería casi imposible no meter la pata de una forma u otra. Ya podía verse diciendo algo mal, o incluso ofendiendo a otro mago ha-ciendo algún gesto obsceno sin darse cuenta.

—No sé si debo quedarme sola en un lugar que no conozco, sé que haré algo mal o haré un gesto que de repente ofenda a alguien. ¿No puedo acompañarte? ¿No me puedes dejar de vuelta en la torre?—

Arthur negó con la cabeza.

—Estarás bien Scarlet, esperame dentro de esta taberna. No tarda-ré mucho, debo buscar ciertas cosas.—

Scarlet se sobresaltó al ver que Arthur había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos, y de alguna forma había logrado meterle a Scar-let una moneda de oro en la palma de la mano. No se había acostumbrado a la teletransportación de los demás magos, aún le asustaba ver como desaparecían tan rápido casi como si nunca hubieran estado ahí.

La chica se giró para echarle una ojeada a la taberna por fuera. Ella sentía como su estrés y ansiedad crecer nada más abrir la puerta pesada con la mano izquierda, preparándose mentalmente para tener una conversación con algún mago curioso. Nada más, abrir la puerta, sintió una ligera brisa cálida sobre su rostro acompañado por el aroma tan dulce y rica de la comida. La taberna era preciosa en su opinión, muy acogedora. Observaba la decoración con atención, el tono de rojo de las paredes contrastaban bien con las luces amarillas colgadas en el techo. Además, Scarlet solo podía ver en la taberna a una maga de piel oscura sentada en la planta superior, que soplaba su bebida.

Las Crónicas Nefalem: Malicia (LIBRO #1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant