Dicen que cuando no tienes nada en la vida tener un amigo se vuelve un consuelo.
Estaba regresando de la cocina cuando escuche que alguien me llamaba.
—Young Dae —caminas muy rápido—escuche decir.
—Espérame.
Me di la vuelta en ese momento.
—Su majestad— discúlpeme— le dije agachando la cabeza. Y en ese momento justo estaban pasando cerca los escribanos del palacio. Y me incline para saludarlos.
Cuando estuvieron lejos, el príncipe se aseguro de mirar a todos lados.
—Ya no hay nadie cerca, ya no es necesario que hables con formalismos — dijo.
—¿Estas seguro?—no quiero que alguien nos escuche y vaya haber un problema—dije.
—Tenemos la misma edad— no debes ser tan estricto—dijo.
—Además somos amigos—¿ verdad? Y los amigos no necesitan tratarse con formalismos—dijo esbozando una sonrisa y extendiendo la mano.
—De acuerdo.
— Que sea una promesa— dijo y extendió la mano.
—Promesa— repetí mientras juntaba mi mano.
—Ahora acompáñame a un lugar —pidió el príncipe heredero.
Al paso de un buen rato de haber casi llegado corriendo, nos detuvimos y sentí que volvía a respirar.
—Jun — ¿Por que hemos venido aquí? — le pregunté.
—A ¿ quién tienes el apuro de ver?
Le vi sonreír y miro en dirección a la casa de la que estábamos en frente.
—Ya lo verás —dijo el principe.
Y al poco rato salieron un par de doncellas de la casa, seguida de una chica. Parecía de nuestra misma edad. Y llevaba el cabello suelto, con una media cola, atado con un cinto rosa, con adornos.
Su rostro parecía del color de la porcelana y esbozada una sonrisa dulce. Me quedé viéndola, se me hacía muy hermosa. Y por alguna extraña razón me parecía haberla visto antes...Pero me dije que eso no podría ser posible, tal vez solo estaba confundiendo la con alguien más..
Parecía estar compartiendo una conversación con las doncellas
—Señorita — muchas gracias .
—Al fin veremos el espectáculo de las linternas del pueblo, del que todos hablan.
—Y puede que conozcamos a alguien —añadió la otra.
—No se preocupen —saben que también quería tomar un poco de aire fresco.
Y al parecer ella también era alguien amable.
—Y quién sabe— puede que yo también conozca a alguien — dijo riendo.
—Señoritaa— usted siempre bromeando.
Y al instante no pude evitar sonreír.
Ella no solo era preciosa. Sino también parecía alguien muy diferente a como suelen ser los de la realeza.
—La viste— me pregunto el príncipe heredero, sacando me de mis pensamientos
Asentí.
El la miro sonriente.
— Y —¿qué opinas?— me preguntó.
—¿Crees que nos llevemos bien?
—¿A que se refiere? — me encontré preguntando.

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Las puertas del destino
Fantasy¿Qué harías si pudieras cambiar tu destino? ¿Podrías tomar la decisión correcta aun si eso significa nunca volver a ver a la persona que más amas? Ji Eun ha perdido todo lo que algunas vez amo en la vida. Y ya no quiere seguir viviendo. Y cuando pie...