𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐞𝐭𝐞

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Era el día en que partirían hacía el palacio imperial para la competencia de caza, y Penélope había sido despertada desde muy temprano por las sirvientas que parecían solo ir hacía ella cuando necesitaban hacerla ver como una muñeca viviente.

Mientras era bañaba, escuchaba sus susurros sobre el vestido que deberían ponerle, no el que ella deseaba ponerse, como si su palabra no valiera nada, así que después de que se le quitara la molesta mascarilla de barro verde, miró a las sirvientas.

—No hagan tanto escándalo — ordena con voz sería, captando la atención de ellas—El vestido ya fue seleccionado. Emily, en lo que reposo un rato el agua de rosas, enséñales el vestido y los accesorios

Penélope ya no escucha nada más, en su lugar, escucha a Emily hablar sobre el vestido y finalmente escuchar los chillidos de las sirvientas por la hermosa tela. Sonríe. El vestido seleccionado era el que Lucas le había mandado, pero ahora sospechaba, era por parte de su padre, ya que tenía la cresta que Sebastián le había descrito el día anterior, era hermoso. Se sentía alegre de tener un vestido obsequiado por su padre, pues a diferencia de los sombríos vestidos que le hacían ocupar el duque, el de su padre era tan hermoso y maravilloso que parecía una fina de tela tratando de acoplarse a su persona, luciendo tan hermosa como ella misma podría demostrarlo.

Cerrando los ojos, deja que el agua calme sus músculos, y finalmente el suave recuerdo de su padre aparece en ella. ¡Esperaba verlo de nuevo!

—Mi señorita, permiso para ingresar— habla Emily, con voz suave

—Adelante Emily— dice y al verla ingresar con varias toallas y las demás sirvientas siguiéndole detrás —¿Está todo listo?

Emily asiente con emoción y finalmente ella sale de la bañera.

Su cuerpo es secado, y vuelve al interior de su habitación, donde el hermoso vestido le esperaba.

La ropa interior ha sido elegida por Emily, discreta y cómoda, ni como la áspera ropa que varias veces había provocado sarpullido y raspaduras molestas sobre las zonas más íntimas de su cuerpo, pero ahora la tela no era incómoda para las rozaduras que había provocado la antigua ropa. Una vez lista, el suave y cómodo vestido es colocado en ella, junto a los accesorios de perlas y hermosas piedras que tiene a su complemento, tenía suaves rosas azules que se esparcían por la falda y tela blanca que daba la simulación de hermosos holanes blancos que resaltaba la hermosa tela azul.

Sus largos cabellos magenta, son peinados de tal modo que su rostro quede libre de cabellos molestos y como si fuera una especie de adorno, su flequillo se encontraba partido a la mitad, perfilando su rostro, junto a dos suaves y discretos mechones de cabello. Sujeto a la parte de atrás, su cabello se unía con un hermoso broche en forma de rosa, misma que tenía hermosas y brillantes perlas y zafiros que resaltaban el contraste entre los colores. Llevaba una tipo capa que bajaba desde sus hombros hasta sus pantorrillas, estaba a juego con los hermosos guantes blancos de encaje brillantes y una pulsera de oro blanco y zafiros. Las zapatillas que portaba eran tan hermosas que ella misma creía que eran una ilusión, no eran tan altas, pero tampoco tan bajas para lucir fuera de lugar, y en su tobillo derecho estaba una hermosa pieza artesanas de fino oro que se abrazaba sobre aquella delgada zona.

Cuando se mira en el espejo, puede apreciar las facciones que se ven tan parecidas, por no decir idénticas, a las de su padre, y sonríe de manera delicada.

Las sirvientas que hay en la habitación, se han quedado cautivados por la hermosa apariencia de la dama de cabellos magenta, luce tan hermosa y espléndida que les es difícil decir alguno de sus comentarios malintencionados, pero incluso, aún así, ellas mismas, tienen que cuestionarse como era que ella tenía tan hermosas facciones, si se suponía que era la hija de una prostituta, ¿No?

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now