16- Un ser valioso

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Aria

Las dos semanas siguientes traté de darle toda mi atención al trabajo. Descubrí que ese era probablemente mi momento favorito de todo el día. Poco a poco comenzaba a integrarme más al equipo de diseño, pasábamos horas conversando e innovando los diseños para los nuevos autos, lo que hacía de mi vida algo un poco más parecido a la vida que tenía antes de entrar en el infierno.

Kyle y yo parece que hemos llegado a un acuerdo mutuo de ignorarnos completamente, continuó pasando a recogerme para almorzar pero desistió luego de mis rechazos constantes. Lo cierto es que prefiero pasar mi hora de almuerzo con personas que realmente estén interesados en mantener una conversación y no con un hombre que tiene al silencio como mejor amigo.

En la casa todo sigue igual, compartimos la cama para dormir pero nuestras interacciones son mínimas, los viajes en el auto son silenciosos, cada uno concentrado en sus propios asuntos. Y he descubierto que por extraño que parezca, prefiero los silencios de Kyle a sus palabras hirientes y ordenes que me hacen perder la paciencia.

Ceci es la única persona con la que me permito tener una conversación natural en la casa, aún cuando soy muy consciente de la forma en la que mi esposo nos mira cuando nos descubre en medio de una charla.

—¿Piensas ignorarlo por siempre? —Ceci me lanza una mirada curiosa.

—Es la manera en la que mejor podemos convivir —admito —prefiero sus silencios a enfrentarme con él en discusiones, es agotador.

Ella parece tener la intención de darme una respuesta cuando uno de los guardias ingresa.

—Señora Beckham, tiene visitas.

Observo a Ceci, dice que preparará café y algunos bocadillos para quien sea que haya llegado y desaparece.

—¿Dijo su nombre?

—Lauren Rogers —me permito cerrar los ojos por un segundo porque parece que mis intenciones de evitarla no van a funcionar.

—De acuerdo, estaré con ella en la sala en un momento.

Cuando el guardia se marcha, considero seriamente la idea de llamar a Kyle. Según nuestro "acuerdo", si alguien preguntaba cualquier cosa él me diría exactamente que decir, aunque no esperaba que esto sucediera tan pronto.

Al final, opto por hacerme cargo por mi misma y salgo al encuentro de mi amiga. Ella ya se encuentra en la sala, con su habitual postura elegante que se relaja al verme llegar.

—Dime que no me has estado evitando —es lo primero que dice cuando me acerco. No puedo hacer nada para evitar el abrazo que me da, me siento un tanto incómoda pero luego eso se desaparece, porque hemos sido amigas por casi dos décadas.

—Lo siento.

—Tu abuelo habló conmigo, mis padres lo hicieron también. Y Aria, te juro que si estoy aquí no es por lo que estás pensando.

—¿Cómo puedo saberlo?

—Porque eres mi amiga, por Dios, ¿crees que yo también voy a utilizarte? No tengo nada que ganar, ni siquiera deseo estar en medio de todo esto. Solo quiero saber si sigo teniendo a mi amiga.

Escucharla decir eso me relaja, me permito sonreír con sinceridad mientras siento una de las tantas cargas desaparecer de mi cuerpo.

—Me alegra escuchar eso.

—¿Cómo has estado? —nos acomodamos de nuevo en el sillón —has ignorado mis llamadas y no sabía si venir a visitarte sería buena idea. ¿Kyle...?

—Kyle no tiene problema —admito —además, no se encuentra en casa.

—¿Cómo van las cosas?

—Creo que no pueden estar peor —suspiro —ahora mismo mantenemos conversaciones de sí y no, nos limitamos a compartir la cama para dormir y luego cada quien se preocupa de sus propios asuntos. Somos un matrimonio ejemplar, ¿no lo crees?

Lazos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora