𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐃𝐢𝐞𝐜𝐢𝐬𝐞́𝐢𝐬

Start from the beginning
                                    

—Sir— dice Emily, para después hacer una reverencia 

—No es necesario— niega Félix, mientras se pone de pie y sacude un poco su ropa —Penny, si ambas quieren, Emily puede presentar su renuncia el día en que presente el pedido a tu custodia 

—¿Se puede?— cuestiona sorprende encantada Emily

—Claro, vendrás conmigo a la competencia de caza— señala Penélope, para después mirar a su padre —Papá, Sebastián, él...

Félix alza su mano, cortando las palabras de su hija.

—Sebastián atenderá tus llamadas — sonríe Félix, mientras mira a las damas  —Solo tienes que decir su nombre y el va aparecer 

Penélope y Emily parpadean, como dos búhos que no entienden las cosas, y por eso, Félix sonríe. 

—Di su nombre— pide el pelirrojo 

Penélope frunce el ceño, pero asiente.

—Sebastián— dice 

Una brisa fresca se siente, ambas cierran los ojos un poco asustadas por el frío que se siente, pero de pronto cuando abren nuevamente sus ojos, lo que ven es a un mayordomo hincado frente de ellas, con la mano derecha en el corazón.

—Si mi señorita— dice formalmente Sebastián. 

—¿Cómo?— cuestiona Penélope sorprendida, mientras Emily permanece muda, sorprendida de quien ha visto 

—Cuando lo llames el va aparecer, es lo único que necesitas saber— dice tranquilamente Félix, sonriendo, para después mirar hacía la ventana —Creo que debo de volver, mi pequeña duquesa 

Las mejillas de Penélope se vuelven aun más rosadas. ¿Su padre le acababa de llamar «pequeña duquesa»? Estaba sorprendida, pero el chillido de emoción de Emily hace que ella sienta su rostro arder aun más. 

—Las veré mañana— sonríe Félix 

Besa la frente de su hija, quien aun viste su cómodo camisón y después palmea un poco la cabeza de Emily para después mirar a su demonio mayordomo.

—Sebastián, obedece a Penélope en todo lo que te diga y cuando termines, te veo en el palacio imperial— dice con voz seria y autoritaria 

—Si amo— responde Sebastián

Cuando Félix se va, Sebastián espera las ordenes de su pequeña amita, mientras que las dos chicas comen de manera lenta y pensativa el desayuno.

—¿Sebastián?— cuestiona Penélope, llamando la atención del azabache  —¿Podrías limpiar la habitación?

La duda que detecta en su voz, hace que Sebastián le quiera decir que le puede ordenar cualquier cosa, hasta tirar al primer maestro por las escaleras, cosa que no le molestaría en lo absoluto, ¡Ha notado su mirada en su joven amita y eso jamás lo permitirá! 

—Por supuesto mi señorita— asiente él, mientras se quita el saco y se recoge las mangas de su camisa blanca — Pueden seguir comiendo sin problemas, yo me ocupo de la limpieza

Penélope y Emily observan mientras consumen la comida, como Sebastián limpia, su destreza era rápida, ellas mismas estaban encantadas, pues Sebastián trabaja muy bien.

—Que todo listo— sonríe el mayordomo de cabellos negros —Hay algo más que desee, mi señorita

—No, usualmente solo sería limpiar mi habitación, pero...— susurra, para después mirar a través de su ventana —Sebastián, ¿Me puedes conseguir materias para bordar?

𝐓𝐨𝐦𝐚 𝐌𝐢 𝐌𝐚𝐧𝐨 «𝐏𝐞𝐧𝐞𝐥𝐨𝐩𝐞 𝐄𝐜𝐤𝐡𝐚𝐫𝐭»Where stories live. Discover now