14.- Confiar no es suficiente

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Kyle.

Estoy furioso, colérico. Siento la ira abrirse paso en mi sistema mientras observo a mi esposa aguardar por mi reacción. Se sobresalta cuando mis manos se colocan a los costados de sus hombros, retrocedemos hasta que su espalda choca con la pared y ahoga un grito.

—¿Qué les diste? —inquiero apretando los dientes —joder, estuve preocupado por ti cuando no sufriste absolutamente nada.

Una risa brota de mis labios, una carente de gracia, es amarga, sin sentido.

—Kyle...

—¿Esperas que me crea que no le has dado nada? —sus cejas se juntan, por un momento la incredulidad se apodera de su rostro, intenta librarse pero mi agarre es mucho más fuerte.

—Yo no...—aprieta los dientes y la furia se adueña de su mirada —¿eso es lo que haces entonces? ¿Me obligas a ser sincera y luego decides que soy la villana?

—No intentes ese juego conmigo —advierto —dime que les has dado. ¿Información de la casa? ¿De mis socios? ¿De mi familia?

—¡No! —eleva las manos y luego las agita consiguiendo que las suelte —¿Estás escuchándote? ¡Acabo de decirte la verdad! ¡Ellos querían que te traicionara!

—¿Y como sé que no lo has hecho? —espeto arrinconándola de nuevo —¿Cómo sé que no te dieron indicaciones para que digas exactamente esto?

Ella parece querer debatir, pero entonces, es una fracción de segundo, la ira se va. La furia y salvajismo se esfuman de su mirada y de pronto solo hay...decepción.

Una grande y profunda decepción, soy consciente de como sus ojos se humedecen, como las lágrimas bordean y vuelven brillosas sus pupilas.

—Eres igual a ellos —susurra con la voz temblando —creí que ponerme de tu lado sería una decisión correcta. Pero mientes al igual que ellos. Desde que te conozco, no has hecho más que mentir.

Sonrío amargamente.

—¿Y qué has hecho tú, querida? —ladeo la cabeza. Mis brazos se encuentran sobre la pared, a cada lado de su cuerpo. Luce tan pequeña y vulnerable ahora, pese a que mantiene el mentón arriba sosteniéndome la mirada.

—¿Qué he hecho? —arruga el rostro —lo único que he hecho es obedecer, es tragarme todos tus malos tratos, tus palabras hirientes, he tolerado que te cojas a otra mujer, que ella se te insinúe en medio de un pasillo, he hecho absolutamente todo lo que me has pedido y he decidido que tal vez elegirte era mi mejor opción, pero me he equivocado.

Por primera vez no retiene un sollozo, se quiebra frente a mí.

—Me he equivocado como todas las veces anteriores, he pensado que podía...que realmente podía confiar en ti, pero...me detestas, soy tu enemigo, ¿por qué habrías de ser sincero conmigo?

Aprieto la mandíbula tan fuerte que mis dientes duelen.

—Por primera vez quise decirte la verdad y tú de alguna manera has conseguido verme como la culpable. Porque ante tus ojos, soy igual de culpable que mi familia, y supongo que yo debería verte igual.

—Eres una Anderson —siseo y ella sonríe con tristeza.

—Que irónico que me lo recuerdes luego de que repitas que me he convertido en una Beckham —su mirada se estrecha —me has dejado muy en claro que la cuestión aquí, Kyle, es que no quieres confiar en mí. Nunca lo harás. Así que por tu bien, y el mío, tal vez deberías mandarme lejos y olvidarte que te has casado con una mujer a la que desprecias.

Intenta marcharse pero se lo impido, mis manos la sujetan, trayéndola de vuelta contra la pared.

—¿Crees que te desprecio? —inquiero acercándome a su rostro.

Lazos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora