13.- Confiar

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Aria.

Las palabras de mi abuelo siguen en mi mente. Una y otra vez, sin parar.

Observo mi reflejo en el espejo, al lugar en donde me golpearon es apenas una cicatriz que desaparecerá en poco tiempo según el médico.

Pero no es eso lo que me ha arrebatado el sueño en los últimos días, sino lo que el abuelo espera que haga.

Traicionar a Kyle.

Cierro los ojos apoyándome contra el lava manos, los recuerdos vuelven, borrosos, confusos.

Mi abuelo permitió que alguien me golpeara con un arma, que me dejara inconsciente, me dejó abandonada en medio del camino sin importarle si alguien más que no fuese Kyle me encontraba.

Lo hizo. Y seguramente no sintió remordimiento.

Kyle ha estado intentando seguirle la pista a mis "secuestradores", lo he escuchado discutir al teléfono, insultar a probablemente diez personas distintas en menos de diez minutos, y se ha mostrado más...comprensivo que en las semanas previas.

Sé que es una locura pensar que lo que pasó ha conseguido cambiar sus sentimientos hacia mí, probablemente se siente lo suficientemente culpable y está mostrando esta faceta de esposo comprensivo y empático, me repito que es cuestión de tiempo antes de que vuelva a su actitud fría y cruel, que no debo acostumbrarme a esto.

Una parte de mí sabe que mi mejor opción no es escuchar al abuelo, a ellos no les importó entregarme al enemigo, no hicieron nada para impedirlo, ¿por qué habría de ayudarlos?

Un par de toques en la puerta me sobresaltan.

—¿Aria? ¿Estás lista? —me aclaro la garganta, paso las manos por mi cabello alisándolo antes de abrir la puerta del baño.

—Lo siento, sí.

Kyle me examina, está vestido con sus habituales trajes negros, hoy sin embargo, lleva una corbata en tono azul cielo, y un reloj que reluce aún a la distancia.

—El rojo te queda bien —dice antes de darme la espalda —date prisa, debemos estar en la empresa en treinta minutos.

—Estoy lista —me observo en el reflejo comprobando mi aspecto una última vez antes de seguirlo fuera de la habitación.

Parece que mis compromisos como la señora Beckham han vuelto. Hoy tenemos una comida en la empresa, parece ser que se celebra algo relacionado con un nuevo lanzamiento, y yo debo de estar ahí apoyando a Kyle como una esposa orgullosa.

No hablamos mucho durante el trayecto, Kyle se mantiene lo suficientemente entretenido en su teléfono como para prestarme atención o intentar entablar una conversación, me limito a mirar la ciudad, a observar las calles transitadas y a pensar, como no, en todo lo que se espera de mí, en todo lo que los demás esperan que haga.

Cuando llegamos al edificio de las empresas, Kyle es el primero en bajar para luego darme la mano y afianzar como de costumbre su agarre alrededor de mi brazo.

—Bea y Ron estarán aquí —dice cuando nos metemos a los elevadores —puedes charlar con Bea si lo deseas, es agradable y sería beneficioso que fuesen amigas.

—Si ella estará aquí, supongo que Celeste también, ¿no es cierto? —me atrevo a mirarlo. Kyle se mantiene con la vista al frente por un momento antes de desviarla hacia mí —¿qué?

—¿Por qué mencionas a Celeste?

—Kyle, por favor —resoplo mirando como el elevador continúa subiendo los pisos —te advierto que si esa mujer vuelve a insinuarse, en serio te haré una escena, si tu me avergüenzas, yo te avergonzaré más a ti.

Lazos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora