Kyle.
Oficialmente me he casado con el enemigo.
El silencio en el auto es tan tenso y vaya que he estado inmerso en silencios que pueden ser cortados con una cuchilla.
El único sonido que llena el reducido espacio en el que nos encontramos, es la respiración pesada de mi esposa a mi costado. Noto el movimiento nervioso de sus manos sobre la falda del vestido, como intenta mantener la mirada fija en la ventanilla pero fracasa al desviarla varias veces hacia mí.
No se ha molestado en establecer una conversación, desde que abandonamos la fiesta, no parece tener intención alguna de hablar conmigo. Yo tampoco tengo deseo alguno de hablar, en realidad, ahora solo debo de concentrarme en que todo mi plan salga de acuerdo a lo que planeamos.
Lo más sencillo era esto, hacerla mi esposa. No fue mi idea inicial pero las circunstancias al parecer me han favorecido más de lo planeado. No puedo quejarme, para poder vengarme de los Anderson necesito que alguien se infiltre en sus filas, ¿Quién mejor que uno de ellos?
El como convencer a Aria es lo que debo pensar ahora. Hay muchísimas formas de convencer a una mujer una vez que la tienes en tu poder, Aria es mi esposa ahora, no hay forma de que pueda librarse de mí, buscará su propia supervivencia, y eso la hará hacer absolutamente todo lo que yo quiera.
—Llegamos —mi voz parece sobresaltarla. Su mirada viaja hasta la casa, no parece sorprendida ya que ha venido aquí un par de veces. Cuando Marcus me abre la puerta del auto, bajo y luego giro hacia ella.
Parece dudar entre tomar mi mano o ignorarla, pero al final, termina decidiéndose por la primera. Mis dedos se envuelven alrededor de su mano y tiro de ella hasta que consigue bajar. Es seguro que espera que la suelte una vez que ha bajado, pero la sostengo con firmeza mientras subimos los escalones.
El ama de llaves nos abre la puerta, una sonrisa es lanzada a nuestra dirección mientras atravesamos los cristales, y nos encaminamos hacia las escaleras.
—Tus cosas ya han llegado —informo dándole una mirada —podrás acomodarlas como mejor te gusten, pero tienes un espacio delimitado, no lo excedas.
No responde.
Nuestro paso se vuelve un poco más lento en las escaleras, ella parece querer soltar mi mano pero no lo permito, así que se las arregla para recoger la falda del vestido con una mientras intenta no desestabilizarse al subir.
—¿Podrías soltarme para que pueda tomar el vestido correctamente? —pide deteniéndose —sino quieres que termine dando un mal paso y rodando por las escaleras, seguro detestarías enviudar en tu noche de bodas.
Arqueo la ceja. Sus facciones son serias, está enojada evidentemente. El maquillaje que le han realizado es sutil pero sigue resaltando cada rasgo de su rostro. Mientras más la miro, más hermosa pienso que es, bueno, Fanny tiene razón. Al menos he conseguido a una esposa agradable de mirar.
Hago lo que pide, suelto su mano y ella suspira aliviada. Recoge la falda del vestido con mayor facilidad y sube los escalones, siguiéndome de cerca.
No dice más mientras avanzamos por el pasillo, el sonido de su vestido raspando contra el suelo es lo único que nos acompaña. Cuando me detengo frente a la puerta de mi habitación, la miro sobre el hombro comprobando su expresión.
Tiene el semblante nervioso, y sus ojos escanean el pasillo como si estuviese considerando huir.
—Me temo que es demasiado tarde para que consideres huir —mi voz la sobresalta y sonrío. —Mis guardias te detendrán antes de que puedas cruzar la puerta, y odiaría tener que lastimarte en nuestra primera noche como matrimonio.
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Lazos Tentadores
RomanceLibro 1 "Bilogía tentación" Se supone que las bodas son un momento especial, el más esperado por la mayoría de las personas, ¿no es verdad? Se supone que eliges a esa persona para pasar el resto de tu vida, que es para siempre. Pero, ¿qué ocurre c...