4.- El acepto es una condena

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Kyle

No he podido dejar de mirarla, el vestido que escogí para ella le queda como guante. Se acentúa en los lugares correctos, muestra sus curvas de una manera sexy pero sin llegar a lo vulgar, todo en ella grita que la lleve a mi cama y la haga mía sin esperar a la jodida boda.

Pero no lo hago. No puedo hacerlo.

Aún.

Sé que está intentando mostrarse firme, sé que sonríe con falsedad a todos los invitados y lo que quiere justo ahora es soltar mi mano, pero no lo hago. No la dejaré libre tan fácil, no ahora que comienzo a tenerla bajo mi poder.

Fanny no está contenta, mi madre en realidad es muy buena disfrazando sus emociones así que no sé en realidad que es lo que está ocurriendo con ella. Hemos hecho acto de presencia como es nuestro deber, los murmullos y cotilleos a nuestro alrededor no son lo suficientemente discretos como esperan porque es evidente que esta unión, entre los Beckham y los Anderson, no es algo que las personas puedan esperar.

Apenas he visto a Aria un par de veces pero conozco lo suficiente de ella, tanto como para permitirme fingir naturalidad a su lado, algo que ella claramente no puede permitirse.

Si por mi fuera, hubiésemos ido directamente hasta la boda. Sin demasiados compromisos sociales, pero mi madre dijo que esto es estrictamente necesario.

Mientras sostengo a mi futura esposa a mi lado, ubico al hombre que se aproxima hasta nosotros.

Roger Adams, sé quien es. El jodido manager de Aria.

Hice mis respectivas investigaciones, con quienes se rodea, quienes trabajan con ella, sus próximos compromisos. Es por eso que deduje el motivo por el que se atrevió a ir a buscarme.

Si mantenía una leve esperanza de que fuese condescendiente, acabará muy decepcionada.

—Señor Beckham, Aria —nos saluda —felicidades por su inesperado compromiso.

—Gracias Rogers —no me gusta el tono de suavidad con el que ella habla —me alegra ver que después de todo has podido venir.

—No puedo enojarme demasiado tiempo con mi chica favorita.

Afianzo el agarre en Aria, ella voltea, notando mi tensión.

Bueno, el hecho de que este compromiso sea por beneficio, no quiere decir que tenga que tolerar a idiotas llamando "su chica" a la mujer que será mi esposa.

—Usted debe ser el manager de Aria —la atención del hombre se desliza hacia mí —creo que tenemos un par de conversaciones pendientes.

—Kyle...—mi nombre brota de sus labios y la miro, tiene el ceño fruncido, sus labios apretados en una fina línea y parece desconcertada.

—Hablaremos de esos asuntos en otro momento —Rogers sonríe y nos dedica un asentimiento antes de marcharse, hombre inteligente.

—¿Qué...?

—No me agrada que los hombres con los que trabajas te llamen "su chica" —espeto, eso la hace fruncir más las cejas —como mi futura esposa, creo que deberás dejar en claro la línea, si no quieres que me ocupe de eso yo mismo.

—Sensacional —espeta y deja de mirarme.

Hace el ademán de soltarse pero no lo consciente, por el contrario, afianzo mi agarre haciendo que no pueda librar su brazo de la curva de mi codo, cuando lanza una mirada suplicante...sonrío.

Esa mirada...esa jodida mirada.

Será mi favorita a partir de ahora.

Seguimos saludando a los invitados, dando sonrisas falsas y fingiendo que estamos tan felices por nuestro compromiso. Sorprendentemente mi futura esposa actúa bien, le toma algo de tiempo dejar de estar tan tensa a mi costado pero al final, lo consigue.

Lazos TentadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora