v e i n t i u n o.

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Shindo se encontraba con la cabeza gacha, apoyado en la pared blanquecina del interior de la habitación mientras que Mirio suspiraba hondo, sujetando la mano de su novio.

—Es un jodido idiota.

La manera en la que las palabras salieron de la boca del pelinegro demostraba lo molesto que estaba.

—Deberiamos... —intentó intervenir el rubio, recibiendo una mirada casi asesina del pelinegro.

—¿Qué dirás? ¿Que debemos decírselo a Izuku? —le preguntó bruscamente.

Mirio subió una de sus cejas y lo miró, retador.

—¿Acaso no es eso lo más lógico? —cuestionó cruzándose de brazos.

—Si, claro, así hacemos un doble trabajo, le rompemos el corazón y al mismo tiempo le quitamos las ganas de competir en skate por el resto de su vida. —habló, utilizando el tono más sarcástico que pudo.

Mirio sujetó el puente de su nariz, visiblemente frustrado.

—¿Entonces que carajos hacemos? No podemos simplemente ignorar el hecho de qué Katsuki estaba junto a él en el circuito, no podemos.

Shindo volvió a sujetar su cabeza entre sus manos, respirando hondo mientras intentaba buscar una solución.

—¿Que mierda tiene que ver el niño rico con el imbécil de Eijirou? —soltó el pelinegro, viendo a los ojos al rubio parado a un lado de la camilla.

—Estoy intentando buscar en mi cerebro una razón aceptable por la cual esos dos pudieron haberse encontrado...

Ambos se sumieron en el mayor silencio que la sala llena de equipos médicos, máquinas y monitores les pudo permitir, construyendo mil escenarios en su mente para intentar encontrar respuestas.

—¿Crees que él sepa que es... ya sabes, Red Riot? —soltó Shindo, de repente.

El rubio rodó los ojos y lo miró desgranado.

—¿Acaso eres idiota? Es obvio que tiene que sab... —quiso responder como si fuera obvio, pero paró en seco al recordar lo anteriormente dicho por el pelinegro.— Espera, cuando los viste juntos... ¿Estaban en el circuito exactamente?

—No, estaban justo afuera del terreno, en la entrada. —aclaró Shindo, mirándolo cómplice.— ¿Ahora entiendes el por qué de mi pregunta?

El de cabellos dorados tuvo que tomar aire debido al pequeño golpe de realidad que tuvo en ese instante, pues todo se hacía cada vez más confuso.

—No tiene sentido, si él realmente supiera quién es Red Riot no habría hecho tantas preguntas ese día.

—Eso mismo fue lo que pensé yo... —suspiró, rascándose la nuca.— No creo que Katsuki sepa quién es él realmente.

—Entonces... ¿Crees que Eijirou lo haya manipulado para encontrarse en ese lugar? —se animó a preguntar, ladeando el rostro.

—¿Que sería tan importante para Katsuki como para arriesgarse a verse con un tipo como él? —Shindo frunció el ceño con desprecio.

—Probablemente Izuku, ¿no? —dijo repentinamente Mirio, suspirando.— Es decir, no encuentro otra explicación...

Shindo ladeó el rostro, suspirando lentamente también, sacudiendo la cabeza.

—No lo creo, Mirio... Katsuki no se veía preocupado, se veía...

Paró de hablar recordando la pequeña sonrisa que venía acompañando el rostro del cenizo desde que los vió hablando de manera muy amena con el pelirrojo, sintiendo una presión muy extraña en su pecho.

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⏰ Última actualización: Mar 08 ⏰

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