Capítulo XIII: En la guarida del cazador

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Tres años

Para mí, todo había iniciado en Haven, la capital, hacía ya tres años. Me sumergí en un caso que pronto se volvió más oscuro de los que había imaginado, adoptando por casi dos años la identidad de un subordinado dentro de la peligrosa organización ilegal conocida como "Silente", famosa por sus métodos sigilosos y despiadados para ejecutar sus siniestros planes.

Los rumores sobre el cofre y la llave comenzaron con un hombre cuyo nombre resonaba en susurros en la facción Enso. Su historia se extendió como una sombra, llegando incluso a oídos de los altos mandos de Silente. Fueron ellos quienes orquestaron el robo de documentos valiosos pertenecientes a la facción Enso que contenían información crucial sobre la investigación y que supuestamente ya había sido olvidada.

El jefe de mi unidad, Leon Aldave, me mandó a rastrear los documentos robados para averiguar su importancia. Esta senda me condujo al corazón de Silente, donde para ganarme la confianza, me sumergí en las filas como uno de "Las Sombras", la denominación para los novatos recién ingresados. Gracias a mi habilidad para ocultar mis verdaderas intenciones, participé en diversas actividades de bajo riesgo, ascendiendo al rango de "Centinela" después de ocho meses. Desde esta posición, lideré un pequeño grupo de novatos, vigilando sectores específicos y buscando pistas.

Mi misión era clara: rastrear cada pista hasta dar con los documentos deseados y descifrar su importancia y el motivo detrás del robo. Sin embargo, debía hacerlo sin levantar sospechas y mi ascenso a "Ejecutor" después de unos seis meses más me proporcionó la oportunidad perfecta. Ese puesto me otorgó acceso a información táctica y estratégica vital de la organización, ya que tenía contacto directo con los subordinados del líder supremo de Silente, el Apex.

Con cada día que pasaba en las entrañas de Silente, me acercaba más a la verdad, aunque el peligro también crecía. Aprendí que los documentos servían para descubrir las últimas pistas que mi facción había encontrado con respecto a la ubicación del cofre y la llave, pero descifrarlas llevó más de un año. No solo se debía a la habilidad del hombre para ocultar la ubicación, sino también a las pérdidas sufridas en exploraciones que mandaban a Calihan, donde ninguno sobrevivía y la información que llegaba era escasa. Fue después de muchas bajas e investigación exhaustiva que se descifraron todas las pistas y descubrieron la ubicación exacta del cofre y la llave.

Cuando supe que Silente actuaría pronto y trataría de robar ambos, decidí intervenir. Aunque comuniqué la amenaza a mi facción, no la tomaron en serio, menospreciando la existencia del cofre como una simple leyenda; aún si fuera real, aseguraban que podrían interceptarlo una vez atravesara el muro y el problema se resolvería sin mayores complicaciones.

Para mi descontento, mi jefe de unidad, Leon, había asentido con la cabeza al hablar con los altos mandos, creí que no me apoyaría. Sin embargo, al salir de la reunión, pronunció unas palabras bajas que solo yo logré escuchar: «Recupera el cofre con la llave, Asare. A toda costa». No necesité más que eso.

Averigüé que enviarían a un recuperador, pero el cómo obtendrían la llave seguía siendo un misterio para mí. Asumí que otra brigada de exploración se encargaría de ello, y decidí averiguarlo una vez estuviera en Calihan. Mi primera tarea sería obtener la llave, más cercana al muro, antes de enfrentarme al desafío del cofre.

La llave fue una tarea sencilla, al menos al principio, ya que se encontraba cerca del muro. Sin embargo, el camino hacia el cofre fue un verdadero desafío. Utilicé mis conocimientos de las alcantarillas para avanzar rápidamente, pero ciertos tramos requerían que emergiera en tierra firme, lo que aumentaba considerablemente el peligro.

Espiral de la muerte | #ONC 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora