Espiral de la muerte | #ONC 2023

Capítulo XII: Secretos en la Penumbra

1

Caen las mentiras

Hemos salido de la Zona Zero y ahora estamos de vuelta en la Zona Penumbra. Maleck parece empeñado en seguir su camino. Deduzco que es por su trabajo como recuperador. La herida de su pierna lo ha retrasado varios días. Escuché que se comunicaba con la "interfaz" otra vez y que establecía una nueva ruta para llegar a Calihan lo antes posible. A esas alturas ya he comprendido que es una persona y que al parecer su nombre es "Niklas", pero llamarle Interfaz me resulta mucho más divertido.

Antes de que anochezca, Maleck toma unos caminos estrechos, que parecen un laberinto. No sé si lo hace para tratar de confundirme o si es necesario pasar por todos esos callejones para llegar a lo que él denomina "arcas". Llegamos exhaustos a la parte de atrás de varios complejos, subimos por unas escaleras externas y, después de que él digita unos comandos con la ayuda de su amigo, ingresamos por una puerta trasera.

Al entrar en la estancia, silbo admirando el lugar, es como si por ahí no hubiera pasado el estallido. Calculo que desde aquí a Kurson hay por lo menos trece horas de caminata.

Él deja su mochila en uno de los muebles y empieza a señalar varios compartimentos del lugar.

—Hay comida ahí y también agua. La habitación de al fondo es tuya y... —empieza a enumerar a medida que recorre el pasillo—, también funciona la electricidad, pero tratemos de mantener un perfil bajo.

—Parece que has pensado en todo —le digo. Maleck ha demostrado ser una persona muy precavida, ser recuperador debe ser el trabajo perfecto para alguien como él si se suman sus habilidades de combate—. Creo que he escuchado sobre ti. El fantasma de Calihan, el recuperador más cotizado del Estado, con un porcentaje de efectividad del 100%. Realmente estás inmerso en el negocio, ¿no?

Maleck levanta las cejas ante mi comentario, pero no responde. Se da la vuelta para acomodar sus cosas. Me cruzo de brazos, sonriendo.

—Maleck, sé que no te gustan los rumores, pero he escuchado ciertas cosas sobre la gente de Kurson.

Parece que eso llama su atención, porque detiene su acción y me mira. Yo continúo, curioso por saber hasta dónde puede llegar todo esto.

—Se dice que las personas de Kurson son muy abiertas y... experimentadas.

—¿En serio? —replica él con ironía. Lo sé, no le agradan los rumores—. Lamento decepcionarte, pero no creo que sea la persona indicada para aclarar tus dudas.

Me río y camino hacia él. Maleck se reincorpora, empezando a adoptar una posición de defensa a medida que me acerco más a él.

—En realidad —continúo—. Cualquier clase de información sería suficiente —formo una sonrisa traviesa, esperando expectante su reacción.

Él se queda inmóvil un momento, pero al final ladea la cabeza, frunciendo el ceño.

—No dejo de preguntarme si siempre actúas así con todos o si solo es parte de tu acto —expresa.

Así que ha decidido confiar un poco en mí, pero sigue poniendo en duda mis acciones. Sonrío con picardía, avanzando un paso más para quedar frente a él.

—Solo con lo que me interesa.

No debería ir más allá. Ya he visto lo que quería, pero ninguno de los dos se mueve un centímetro, como esperando que suceda algo más. Entreabro los labios sin darme cuenta de que ahora los centímetros se han reducido tanto que siento su cálido aliento chocar con mi boca. Siento que él pone una de sus manos en mi cintura, como queriendo apartarme, pero se detiene ahí. En sus ojos, también detecto el deseo.