Enamorado

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Dicen que siempre existe un momento exacto, un instante (por más insignificante que pueda ser o parecer), que hace que las personas se enamoren de otra de la que hasta entonces no sentían más que cariño. Aunque sea la cosa más simple del mundo. Es un momento en el que algo hace click dentro tuyo y todo cambia, convirtiendo el cariño en amor.

Aquella noche, cuando sucedió, Carrera supo que ese era el momento exacto en el que se había enamorado de Spreen.

Rodrigo era una persona que sentía con mucha intensidad y muy rápidamente. Era un libro abierto al que se le notaba todo en el instante, si alguien le caía bien, si alguien le caía mal, si quería o no a alguien.

Con Spreen no había sido diferente. El primer día que se conocieron le había caído demasiado bien, pudiendo entablar una conversación enseguida a pesar de no conocerse de nada antes y de la cantidad de personas de las que estaban rodeados. Habían conectado como con pocas personas les había pasado antes, por lo que se abstrajeron totalmente de su alrededor, incluso olvidándose del tiempo que llevaban hablando.

No tardaron en hacerse amigos después de ese día. Con Carre era fácil, siempre ofreciéndose a ayudar y a llevar a Spreen en su auto a donde sea que necesitara. Iván no había desaprovechado la oportunidad que se le había presentado. Más cuando su, ahora amigo, lo hacía sentir tan cómodo y bien. Por primera vez desde que se había mudado a Buenos Aires no se sentía solo, porque por fin tenía a alguien con quien contar incondicionalmente. Y no era que los demás no hubieran sido amables con él, pero con Rodrigo siempre había sido diferente. De alguna manera le había generado en menos tiempo una confianza que no sabía ni a qué se debía, pero allí estaba. Eso lo hacía sentir seguro para contarle cómo se sentía y para que poco a poco fueran creando una amistad tan grande que llegó a ser como pocas que tenía. Se convirtió en uno de sus mejores amigos tan fácilmente que ni siquiera se había dado cuenta de cuándo pasó.

Pero Carrera hacía un tiempo que sentía que en ese vínculo había algo más.

El día en que lo conoció no entendió bien por qué había sentido tal magnetismo hacia el más alto que le había generado la necesidad de acercase. Sí, era lindo, eso estaba a simple vista, y Rodrigo no era alguien a quien le importara apreciar la belleza ajena sea del género que sea, pero no había sido ese el motivo por el que lo había hecho ¿no? Era imposible. O al menos eso se decía a sí mismo.

Rodrigo ya se había cuestionado su sexualidad alguna vez en el pasado durante la adolescencia, pero enseguida descartaba la posibilidad sin tener la valentía para experimentar, aterrado por la posibilidad de confirmar sus sospechas. Y le hubiera gustado que esa vez hubiese sido igual, pero con el pasar de los días la necesidad de estar cerca suyo que le generaba Spreen le fue imposible de ignorar por mucho que lo intentara.

Tuvo que admitirse que sí, el chico le atraía, lo cual era un problema porque era su amigo que no sentía más que eso por él, amistad.

Sabía que lo quería, sí, pero jamás podría gustarle como nada más que amigo.

O al menos eso creía.

Porque una noche, algo afectados aún por el alcohol que habían estado bebiendo, se habían acostado para dormir en la cama de Carre como muchas veces habían hecho sin saber que iba a ser diferente porque acabarían besándose.

Un beso que los llevó a una situación muy extraña a partir de entonces en donde seguían siendo amigos como siempre, pero que de vez en cuando compartían besos (y a veces un poco más). Amigos ¿heterosexuales? que aprovechaban la oportunidad para experimentar. Una especie de amigos con derechos.

Hasta entonces eso había sido todo. A Carrera le gustaba, le atraía Spreen (y quería creer que él a Iván también), pero eran amigos y lo quería como eso. Un amigo que te gusta.

Sin embargo, aquella noche, cuando salió de su habitación luego de terminar el stream para ir con su amigo que había estado todo ese tiempo esperándolo en el living, y se lo encontró dormido en el sillón con Barry medio encima suyo algo hizo click dentro suyo.

Algo cambió para siempre.

Iván ya no le gustaba.

Esa imagen que tenía frente a sus ojos había hecho que se enamorara de él.

– ¿Qué hacés wacho? – preguntó Spreen con voz de dormido, mirándolo con los ojos apenas abiertos. El flash de la foto que acababa de sacarle su amigo lo había despertado.

– 'Tabas demasiado lindo durmiendo ahí con Barru como para no sacarte una foto – justificó.

Spreen simplemente rodó los ojos, siempre se hacía el duro cuando le decía algo lindo tan directamente porque le daba vergüenza.

– Me quedé dormido esperándote, re larga la hiciste, me hubiera ido.

Ahora fue Rodrigo el que rodó los ojos.

» Pará vení – estiró el brazo Iván agarrando su mano cuando hizo el amague de irse. – Era joda, vení, acostate acá con nosotros.

Sin dudarlo, Carre se acomodó en el sillón de lado, quedando frente a frente con Spreen, pero ante el movimiento Barry se levantó y se fue, molesto por haber sido interrumpido en su cómodo sueño.

– Se fue – dijo Rodrigo viendo a su gato alejarse. – Quedamos nosotros nomás – Iván se encogió de hombros y pasó su mano por la cintura del contrario, abrazándolo.

Después de largos minutos mirándose a los ojos intensamente sin nada más que decir, Spreen por fin cortó la distancia, besándolo como Carre tanto estaba deseando que haga desde que lo había encontrado dormido en ese mismo sillón unos minutos atrás. Como le gustaría siempre poder hacer.

Definitivamente estaba enamorado de Iván. Profunda y perdidamente.

IRL - Spreen x CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora