26. Mudanza

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Abigail Anderson

Rio y veo como Javi tambien lo hace.

—Bien, entonces firmaremos contrato.

Sonrió a mas no poder.

—Me encantaría estar allá mañana mismo pero...

—No te preocupes Abbey, La Liga, el equipo y yo entenderemos.

Sonríe.

—Supongo que nos veremos la siguiente temporada.

—Trabajando juntos de nuevo y ahora eres una doctora de talla grande.

Rio.

—Gracias, Javi, por todo.

Termino la llamada y escucho como tocan la puerta.

Abro y veo a Jamie y Liam, su novio.

Entran tomados del brazo.

—Trajimos Pizza.

Anuncia Jamie.

Sonrió.

—¿Que hacías? —Pregunta Jamie.

Saco tres platos.

—Cerrando contrato. Javi quiere que trabaje con La Liga.

Ella hace una mueca.

¿El esta en el equipo?

hago una mueca.

—Pues, no pregunte eso porque el no es un obstáculo para mi.

Jamie sonríe.

—¿Quien es esta, Abbey? —Dice Liam riendo.

—La misma. — reimos.

Estamos comiendo en la mesa hablando de nuestras vidas.

—Pues tengo una oferta de trabajo muy buena en Los Ángeles.— Jamie hace movimientos con sus manos.

—Mi chica nos gano en conseguir trabajo.

—¡Es brutaaaaal!

Jamie asiente.

—Me voy en dos semanas y estaré allá un par de meses.

—Es genial, Jamieee.

Me hecho un bocado de pizza y la puerta suena nuevamente.

Camino hacía ella y cuando abro veo a Josh.

—¡Traje heladooos! —Mueve la bolsa de un lado a otro.

—¡Si si si! —grita Jamie.

—Pasa, pasa.

—Solo falta conectar a los españolitos. —Liam mueve algo en la laptop.

Y de repente veo a Maisie.

—Que no, Mark. Se supone que deberías saber como funciona el internet.

—Lo siento, cuando me entrenan para el fútbol no me enseñan a conectarme en una videollamada.

—¡Holaaaaa! —Digo llegando al frente de la pantalla.

Ellos se giran.

—¡Abbeeey!

Nos saludamos y pasamos una agradable tarde todos juntos.

—Jugamos a algo. Básicamente todos tenemos pareja aquí menos Abby.—Sonrió.

—Gracias, por recordarme lo sola que estoy, Liam.

—Ey, mi novia no esta aquí.

—Listo, Josh será mi pareja. —Tomó su mano y jugamos un juego virtual en parejas.

En la que ganamos claramente.

—Ganando como siempre, eh.

—Luego se te sube a la cabeza, Piñeros. —Maisie lo mira.

—Lo siento, acá en la cima no escuchamos a los que no consiguieron mas de 115 puntos.

Maisie gruñe y Mark la calma.

—Ey, nosotros tuvimos 112.

—Lastima, nosotros 125. —Dice Josh oegulloso.

rio.

Todos se van pasada la media noche y me quedo sola en el departamento.

Mañana empiezo mi nueva mudanza.

y planeaba hoy guardar algunas cosas así que me voy a dormir para levantarme temprano mañana.

A la mañana siguiente me dispongo a guardar en cajas todo lo colgado en la sala.

Me encuentro los vinilos y por fin le pongo las estampillas y la dirección que me dio Mark.

Esta tarde lo mandaré.

Y me siento bien hasta que volteó y mis ojos se topan con la foto.

Una foto despues del partido.

El esta sudado y yo sonrió como nunca.

me pasa una brazo por los hombros y estamos tan cerca que no veo el final del otro.

Traemos ambos la cadena.

yo veo la camara sonriendo sin embargo el me ve a mi.

Y sonríe tanto que los ojos se le achican y tiene las mejillas rojas.

Extraño ese sentimiento.

Extraño sentirme tan amada por alguien que la felicidad no me quepa en el pecho.

Me quedo mas de lo que debería viendo esa foto hasta que me entra una llamada.

Esta mañana he pedido chilaquiles para el desayuno asi que mi primer pensamiento fue eso pero veo el nombre de Maisie en la pantalla.

—Holaa.

Ella saluda de manera eficaz.

—Buenos dias.

Sonrió.

—Buenos dias para ti tambien, Abbey. ¿Como va la mudanza?

—Mal.

Ella ríe.

—Me gusta tu positivismo.

Ahora la que rie soy yo.

—Te llamo porque estoy relativamente sola y tengo que hacer muchas cotizaciones, estoy aburrida. Abbey.

—Deberias venir a ayudarme a ordenar.

—Me encantaría estar allá aunque odio las mudanzas.

empaco la vajilla en cajas con cuidado.

Cuando ya tengo algunas cajas alrededor de la sala y la sala esta básicamente desnuda el timbre suena.

—Creo que es mi desayuno.

—¿Chilaquiles?

—Sip. El clásico.

camino a la puerta y abro con el telefono en el oído.

Mi estomago da un giro y mi corazón se acelera.

Porque lo veo.

—Hola, Abigail.

Mis ojos se abren. y mi telefono cae al piso.

Volveré...Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum