1
Primer encuentro
Había vuelto a ver el terror dibujado en los ojos de alguien más.
No era algo que alguien disfrutara de ver, te hacía recordar la fragilidad de un momento.
Lo peor era que lo había visto en casi un niño, algo que cayó como un balde de agua fría cuando recordé ese mismo miedo en los ojos de mi hermana hacía ya siete años.
El sol se encontraba en su punto más alto, encerrando a Calihan en un domo de calor insoportable. Había avanzado un buen trecho por las alcantarillas y había salido a las calles después de siete horas de caminata, estaba exhausto y sediento, pero no debía parar si deseaba llegar al Arca 05 esa noche. Estaba en alerta constante con la ballesta en mano.
De repente, escuché un ruido cercano y me escondí tras unos contenedores de basura. Respiré profundo, debía evaluar la situación: esconderme me retrasaría más. Un segundo después, una figura apareció corriendo por la avenida. Mi cuerpo reaccionó instintivamente y apunté con mi arma siguiendo su trayectoria, mi dedo sobre el gatillo, esperando el momento correcto. Y entonces me percaté de eso.
No era un zombi. Era un muchacho sudoroso y asustado. Cuando me vio, frenó en seco y se horrorizó. Sus iris verdes se dilataron, convirtiendo sus ojos en dos enormes esferas que parecían querer escapar de las órbitas; sus manos temblorosas se aferraron a la tela de su camiseta desgastada mientras su respiración se volvía agitaba.
Por un momento pareció desfallecer en ese mismo instante y apretó los ojos en suplicio. Sus hombros temblaban y su pecho daba sacudidas violentas por el llanto que trataba de contener.
-Por favor... por favor... -Pude detectar que su boca pronunciaba, aún sin atreverse a abrir los ojos.
Me quedé inmóvil con el arma en mano apuntando directo hacia él. Estaba estupefacto ante lo que veía. ¿Cómo era posible que un chico tan joven estuviera en Calihan? No solo eso, sino que corría por la ciudad sin ninguna clase de protección contra los zombis. No podía entenderlo.
Despacio bajé la ballesta y me la colgué en la espalda, él abrió los ojos, sin dejar de temblar, pero al parecer desprevenido por mi reacción. Aun se notaba asustado, así que alcé mis manos para mostrarle que no le haría daño.
A excepción de la ropa sucia y el cabello desordenado, no parecía estar herido ni presentaba una mordedura visible de algún zombi. La tensión de antes se había atenuado en su rostro, pero sus ojos veían de vez en cuando hacia los lados buscando rutas de escape. A pesar de eso no se movió de su sitio, probablemente para no alertarme.
-¿Quién eres? -alcé la voz y él dio un pequeño respingo.
Pareció pensarlo dos veces antes de responder y cuando lo hizo, su voz era temblorosa.
-No eres uno de ellos -Fruncí el ceño, sin lograr comprender lo que había dicho-. No me matarás.
-¿De qué hablas? ¿Por qué te mataría?
Su pecho soltó el aire contenido, pero no me respondió. Otra vez hizo el gesto de antes de mirar hacia los lados. Estaba empezando a pensar que no era para buscar rutas de escape, sino para detectar peligro.
-¿De qué huías? ¿Bandidos? -inquirí, pero antes de que pudiera responderme percibí otras siluetas atrás de él-. ¡Cuidado, detrás de ti!
Él se giró asustado y retrocedió con torpeza al percatarse que eran zombis corriendo hacia nosotros. Tropezó con el propio asfalto y cayó al suelo, quedándose pasmado. Yo ya había avanzado un buen trecho lejos del lugar, pero al percatarme de ello, giré sobre mis pasos casi sin pensarlo.
ESTÁS LEYENDO
Espiral de la muerte | #ONC 2023
Science Fiction✨Dentro de los 7 ganadores del ONC 2023 y también ganador a Mejor Portada✨ El viento susurra en Calihan. En los altos edificios abandonados se forma una espiral, recorre la sombra de lo que era una ciudad, viaja por las pútridas calles y entonces lo...