Capuleti e Montecchi

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En la cima del éxito no hay espacio para dos, y eso era algo que Harry y Louis sabían muy bien. De familias antagónicas y vidas contrarias, aprendieron que ser rivales no siempre es malo, no cuando incluye bailes y cenas, con esa chispa que los hace sentir algo.

 De familias antagónicas y vidas contrarias, aprendieron que ser rivales no siempre es malo, no cuando incluye bailes y cenas, con esa chispa que los hace sentir algo

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[L.S]

-¿Bailas?- Louis abrió despacio los ojos, llevándose el vaso de wishkey a los labios mientras repasaba sin disimulo alguno la entera humanidad de Harry Edward Styles. Sonrió.

-Encantado.- Repuso, aceptando su mano y poniéndose de pie, alzándole las cejas a su sonrisa agridulce, fría pero cariñosa, conocedora.

Estaba convencido de que no existía nadie en el mundo que lo conociera más que Harry, ni siquiera su novia. Supieron del otro desde el día que nacieron y se educaron en los mismos colegios, la misma universidad. Siempre los mejores, siempre compitiendo y midiéndose, siempre los herederos de reinos distintos y complejos, los eternos rivales.

No se llevaban mal, no podían decir que se odiaban porque tampoco sería justo, pero no eran amigos, definitivamente enemigos. Pero hablaban con regularidad y cenaban juntos, se habían emborrachado codo a codo algunas veces y estaban casi seguros que se habían besado mucho en la juventud, donde el alcohol los liberaba un poco de la pesada carga de sus apellidos.

-Voy a pedirle a Victoria que se case conmigo.- La voz del hombre en su oído lo bajó a la realidad, y apretó su cintura al verse bailando con él, en el medio de la pista de la alta sociedad, importándoles una mierda que los vean juntos.

Le gustaba esa rivalidad clásica, esa que les permitía bailar juntos antes de clavarse un puñal en la espalda.

-Te felicito.- Repuso con voz suave, tomando su mano para hacerlo girar con gracia.- Es un gran paso.

-¿Planeas darlo tú?- Consultó interesado en serio.- No te haces más joven, Louis.

-Cariño, por favor.- Chasqueó la lengua.- Los treinta son los nuevos veinte, modernizate.

-Tienes razón.- Rio, deslizando ligeramente sus dedos al nacimiento del usualmente revuelto pelo, haciéndolo cerrar los ojos a gusto.

-¿No sientes que le falta... algo?- Preguntó en un murmullo, minutos después, cuando entraban en la tercera pieza juntos, bailando con sincronía.- Victoria es encantadora, no me malentiendas.

-Sí.- Dijo en voz baja también, apretando un poco sus dedos, haciendo que Louis lo copie.- Te pasa también, con Katerina.

-Y por eso no me caso con ella.- Se burló un poco, mirando al rededor con disimulo, buscando los fríos ojos de su novia y suspirando tranquilo al no encontrarlos.- No lo digas muy fuerte, por favor.

-Dios te libre de la furia rusa.- Rio un poco.- ¿Cómo va el mercado, Louis?

-Igual que el tuyo.- Repuso, haciéndolo girar de nuevo.- Tres son multitud en la cúpula del poder, ya éramos muchos siendo solo nosotros dos.

Larry Stylinson - One Shoots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora