7: CUÉNTAME ALGO

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Al llegar no esperó más, sin observar su alrededor subió las gradas hasta encontrar el departamento de Jane.
Cuando la chica abrió la puerta se sorprendió bastante al encontrarse con la mirada molesta de Ellen Weisz.

— Qué inesperada sorpresa.

Ellen simplemente cruzó los brazos esperando una clara explicación del porqué Jane no había informado nada de su alta médica.

En cambio la otra chica no entendía exactamente su molestia, así que la invitó a pasar mientras ella iba a la cocina.

— Puede tomar asiento si gusta.

Ellen miró su alrededor, era un pequeño departamento, acogedor para ella que, por el contrario, vivía prácticamente en una mansión.
Pequeño pero ordenado, no tenía muchas cosas, pero todo lo que había estaba perfectamente acomodado, tal vez Jane era de las personas obsesionadas con el orden y la limpieza.

Se sentó en un sofá doble que era el único que había.

— ¿Una taza de café? —preguntó Jane desde la cocina.

— N-no.

Poco después Jane volvió con su taza de café y tomó una silla, la puso en frente de ella y se sentó.

— ¿A qué debo su visita? —tomó un poco del café super cargado que le encantaba.

Ellen volvió su vista a Jane y entonces se puso seria.

— Quiero saber porqué no se presentó en el edificio al momento de ser dada de alta.

Jane no mostró ningún temor o sorpresa, Ellen pensó que no le importaba en lo más mínimo, cosa que la molestó.

— Es porque nadie me dijo que debía presentarme —respondió con una sonrisa bien tranquila.

Ellen fue la sorprendida, desvió su mirada al suelo tratando de recordar el momento en el que le informó eso, pero no encontró nada en sus recuerdos, efectivamente no se lo había dicho y sabía que Jane estaba en lo cierto, pero no quería admitirlo, no en frente de ella.

— ¿No crees que es obvio? —balbuceo frunciendo el ceño.

Jane tranquilamente tomó otro sorbo de su café y habló.

— ¿No cree usted que es obvio darle el día libre a una chica que sufrió un shock anafilactico seguido de una taquicardia?

La mujer se sintió avergonzada, pero no la culpaba, ¿Qué clase de institución eran si obligaban a una paciente delicada a trabajar? Aunque por otro lado Jane era una sentenciada, la asistencia era lo más importante y un error así podría, por las reglas, darle mucho más tiempo de trabajo comunitario en H.E.

Estuvo a punto de abrir la boca pero por suerte su teléfono la salvó, era Danna quien la estaba llamando, no pidió permiso, solo se levantó y se alejó lo más que pudo para contestar.

— ¿Qué necesitas?— contestó en voz baja mientras Danna le hablaba de algo importante — ella está conmigo ahora.........
Si, lo sé, pero... surgió algo de imprevisto, tuve que llevarla.........
no lo sé, tal vez tarde.........
No hace falta, llegaremos.

Luego de despedirse y colgar Ellen se dio la vuelta sin pensar que atrás estaría Jane sonriente escuchando la conversación.

— ¿Qué crees que haces? —preguntó molesta.

— Parece que necesitan que me presente ¿No?

Ellen se dirigió a la puerta y antes de abrir se detuvo.

— No hace falta, le dije a Danna que surgió algo.

Jane dejó tu taza, ya vacía, en el lavaplatos.

SOMOS INSTANTESWhere stories live. Discover now