23. No tiene sentido

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El principe heredero pasó unos días en cama para recuperarse de su desgastante castigo

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El principe heredero pasó unos días en cama para recuperarse de su desgastante castigo. Sin embargo, su insoportable dolor de espalda ni la debilidad se arrastraba por sus músculos afectaron su capacidad para recopilar información. Tenía muy bien instruida a su servidumbre.

-Los preparativos para la boda de la hija de SukUi ya están en marcha -reportó una de las damas veteranas al servicio del heredero-. Se prevee que el evento se llevara acabo una vez que transcurran una o dos semanas desde de su llegada al palacio para que la princesa complete las lecciones prenupciales.

Je se rio por lo bajo y volvió a cerrar los ojos.

-Está bien. Regresa a tu puesto -dijo mientras rebullia la espalda sobre la estera-. Ven cuando sepas algo más.

La dama hizo una reverencia y salió de la habitación del heredero sin hacer ruido.

-¿No está siendo demasiado generoso el rey con ese hombre? -murmuró Ik Nam desde la esquina en la que estaba parado.

Je giró la cabeza sobre la almohada para verlo.

-¿Generoso?

Ik Nam dejó salir un suspiro como si se sintiera agraviado.

-Él es descendiente directo de esa familia y en lugar de castigarlo, le dará a una de sus hijas como esposa. Lo dejará ser parte de la familia real. ¿Por qué le daría ese honor al nieto de su enemigo?

Je soltó una escandalosa carcajada e Ik Nam pegó un respingo.

-¿Qué es un honor?

-Será el yerno del rey -repuso el guardia como si el resto de las explicaciones sobraran.

-El rey necesitaba un conejo como sebo de caza y escogió a la hija con la que menos compartió el tiempo. El eslabón más debil y menos valioso para él. ¿No sé cómo no puede leer su mente antes? -Je estiró las manos hacia el techo y aplaudió-. ¡Fue una jugada limpia, majestad! ¡Tengo que admitirlo! ¡Vaya egoísmo! ¡Vaya ingenio! ¡Pero es que el plan es egoístamente ingenioso!

-Disculpe que no aplauda con usted, pero no consiguió entender todo lo que dice -admitió Ik Nam y enfocó la vista en una de las lámparas alargadas con acabados hexagonales que estaban a los costados de las paredes. Ya casi era hora de encenderlas.

-¿No te das cuenta de que el va a usar a la hija que menos quiere para mantener tranquilo a Jeong Tan Seol? -dijo Je y deslizó su dedo índice por el biombo que tenía a un lado-. El esposo de una princesa no tiene futuro político, no podrá tener un cargo una vez que se case. Sin olvidar que, como príncipe consorte, su bienestar y el de su familia dependen en totalidad de la política, de su suegro y su cuñado. Su futuro estará en manos de mi padre y después en las mías. Un yerno real está atado de manos. -Je juntó las muñecas frente a su rostro para figurar que las tenía atadas con una cuerda-. Pero sí, digamos que se consideraba un verdadero honor. Ni siquiera el Emperador se atrevió a negar el matrimonio cuando mi padre expresó su «sincero deseo» de tener a Tan Seol como el esposo de su «querida hija». Es probable que no quisiera perder a uno de sus hombres, pero ya que él también es un padre, dobló las manos y envío una carta en la que manifestaba su aprobación -Je volvió a girar la cabeza y le sonrió a su guardia-. ¿Todavía te parece injusto, Ik Nam?

Espada Oculta [Realeza sin rostro I]©Where stories live. Discover now