Antes de ser psiquiatra, Hannibal fue cirujano. Y antes de ambas profesiones, Hannibal era un asesino que se comía los órganos de sus víctimas. A decir verdad había elegido las profesiones de acuerdo a satisfacer ese ego de dominancia hacia los demás y que derivaba en el acto de matar en sí mismo.
Es un psiquiatra de renombre, muy valorado en los círculos de Psiquiatría. Su palabra no es ley, pero casi. Por eso, cuando llama a Jack Crawford explicando - inventando - la dolencia del agente Graham, éste no lo duda ni un momento.
- Le enviaré un fax mañana, Agente Crawford, la valoración clínica del Agente Graham. Espero no cause molestia su ausencia, ahora que tienen varios asesinatos del Destripador de Chesapeake. Serán solo un par de días.
<<Dos días donde Will va a estar a mi entera disposición. Ah, joven agente Graham,, cuando vuelva en sí no habrá parte de su cuerpo que no le duela>>
Will yace sobre la cama, su rostro en paz tras la inyección de Hannibal. Sueña con un ciervo negro que le observa entre los árboles. Will tiene el impulso de seguirle, de alcanzarle y acariciarle; algo le impide no hacerlo. Es un bello animal, imponente, y peligroso.
Hannibal, le susurra el viento. Se gira, no hay nadie.
Camina tras él, omitiendo al miedo, ayudado por un deseo que desconoce su proveniencia.Hannibal desearía poseer los sueños del joven. Moldear su mente en ese plano además del físico. La droga que ha administrador a Will es un sedante, no demasiado potente, pues quiere que Will despierte y duerma para que no sea capaz de diferenciar vigilia de sueño.
Vuelve a desnudar a Will, su pecho respirando tranquilo. Sus ojos se mueven -fase Rem - y Hannibal sabe que está soñando.- Will - le dice claramente en su oído. Will, ¿me oyes?
Siguiendo al ciervo, Will escucha cómo le llama. Juraría que es la voz de Hannibal. El animal avanza unos pasos y se detiene, girando la cabeza para cerciorarse de que Will le sigue.
- Will - repite de nuevo. Me gustaría qué me dijeras qué ves.
- Ciervo - es la única palabra que dice Will.
Hannibal sonríe. Will lo ha transformado en un ciervo negro en su mente, una alegoría a la pequeña escultura que tiene en su consulta, y que Will ha visto las dos ocasiones que acudió para pedirle ayuda. Su subconsciente ha guardado la imagen del ciervo y la utiliza dándole una identidad: la de Hannibal.
- Sigue al ciervo, Will. Desea que le sigas.
Hannibal no desea otra cosa. Que Will sea suyo, poseerlo completamente. Un chico tan audaz como Will necesita un guía para alcanzar su máximo potencial, y Hannibal está dispuesto a ser ese guía.
Se desnuda, excitado por la persecución que tiene lugar en los sueños de Will. Cuando el joven alcance al ciervo, el orgasmo lo alcanzará también a él.
- Te está llamando, Will. Escucha atentamente.
Will aparta las hojas con su mano, sin perder de vista la silueta de tan precioso animal, que sigue avanzando entre la maleza.
- Para - le pide. Por favor, para.
Hannibal se acaricia. Will quiere llegar hasta él - hasta el ciervo - y eso le genera una sensación de poder indescriptible.
Su mano se toca cada vez más rápido, audaz, manos de alguien que conoce su cuerpo y sabe lo que le gusta. Se prepara para Will, para que Will alcance el ciervo.- Sígueme un poco más, Will - susurra Hannibal, convertidas sus palabras en las del ciervo en el sueño. Ven, quiero que me veas.
- Espérame - responde Will.
Hannibal se incorpora para besar el cuello de Will. En sueños, el ciervo se detiene e inclina la cabeza, en señal de aceptación. Will camina hacia él con la mano alargada, queriendo acariciarle. Cuando roza con la yema de sus dedos una de sus astas, jadea.
Su mano también acaricia, pero a Hannibal. Una mano que hace el mismo movimiento que en sus sueños, y que Hannibal guía hacia su miembro ya erguido.- Eres perfecto, Will - le dice el ciervo. Tócame, no te haré daño.
Hannibal jamás haría daño a Will, no la clase de daño que hace al resto del mundo. Si Will tenía que sufrir sería únicamente para poder guiarle hasta él, si se diese el caso.
Con la mano de Will en su polla, Hannibal la mueve como si fuese la suya, flexionando los dedos a su alrededor y haciendo que toda ella se deslice hacia arriba y hacia abajo.
- Ah, Will... - jadea el ciervo/Hannibal - tus manos son mi fuego. No te.. detengas.
Will pasa su mano por el hocico del animal, acaricia su rostro, Junta su frente con la suya. Le comprende. Le respeta. Le desea. El ciervo, cada vez más a su merced, cierra los ojos mientras repite su nombre. Will. Will. Will. Ámame y seré tuyo.
Hannibal sabe que Will está acariciando el rostro del animal, pues también busca el suyo y se lo permite. No desea correrse así, sino dentro de Will, sino con el ciervo sobre Will. Toma la mano del joven y la apoya en su pecho, las yemas de sus dedos hacen el resto. No hay rincón del ciervo que Will no toque, no hay rincón del pecho de Hannibal que quede sin caricia.
- Llévame contigo - le dice Will al ciervo, su cabeza en el lomo del animal, escuchando su respiración.
- Vendrás, Will. Te lo prometo.
Y el ciervo negro arrodilla una de sus patas en el suelo, dejando caer su cuerpo, invitando a Will a tumbarse a su lado.
Hannibal, sentado sobre Will, sabe que al fin le ha alcanzado. Coge el bote de lubricante y echa una cantidad sobre su pene, echando un poco menos sobre el agujero de Will. Quiere que sienta al ciervo sobre él, que le sienta a él, salvaje.
Will se tumba junto al animal y pasa su brazo alrededor de su cuerpo. Un abrazo que es una unión, un encuentro, un descubrimiento en sí mismo.
El ciervo apoya su cabeza sobre él, sus astas rozandole sin hacerle daño. Una cálida sensación que provoca que su polla, en el plano real, se endurezca.Y es que lo que en el ciervo son las astas, en la vigilia es Hannibal con sus dedos, entrando y saliendo del agujero de Will preparandole para él. Will se retuerce excitado, moviéndose mientras sus ojos cerrados se aprietan.
- Te deseo - le dice al animal.
Y donde hace unos instantes estaba el ciervo, tumbado a su lado, ahora lo tiene sobre él con sus astas - mucho más grandes, mucho más largas - enjauladolo debajo.
Will no puede moverse, tampoco desea hacerlo. Se siente bien, en casa. Haría cualquier cosa por este imponente y bello animal.- Eres mi lienzo, Will. Sobre ti pintaré las más preciosas obras de arte y compondré mis mejores melodías.
Hannibal saca sus dedos e introduce la punta de su polla. Will grita, algo incomprensible, tanto en sueños como allí mismo. El ciervo se mueve sobre él claramente excitado, y Will siente su miembro fantasma en su interior sabiendo que el animal es una representación.
Movimientos certeros, profundos, la próstata de Will cada vez más hinchada y dolorida por las embestidas del ciervo.- Sigue - le pide.
- Ah, Will... - jadea Hannibal. Nunca dejaré de follarte.
Cuando Will se corre en su abdomen - sobre el cuerpo del ciervo, en el suelo - las astas que lo rodean son brazos negros. Fuertes, que siguen sintiéndose como estar en casa. Levanta su cara y el ciervo no está.
O sí.
Pero de otro modo. Con otra forma.Cuando Hannibal llega al orgasmo dentro de Will, el ciervo ha evolucionado. Se deja caer sobre Will y el ser que ocupa el lugar del ciervo lo hace también en sueños.
Ya no es un ciervo negro.
Tampoco es Hannibal.
Es una mezcla de ambos.Aun así, Will le reconoce. Le ve. Y dice su nombre.
- Hannibal.... - susurra abrazando a ese extraño ser. Te tengo.
Hannibal, todavía en el interior de Will y tumbado sobre él, sonríe. Will ha alcanzado al animal, a él, y no está huyendo.
- No, querido Will. Yo te tengo a ti.

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El Destripador de Chesapeake
FanfictionEl Destripador de Chesapeake lleva asesinando toda su vida. Ha tenido tantos nombres como el viento: Il Mostro de Firenze, el Imitador, el Carnicero. Pero creció siendo Hannibal. Ahora sus crímenes están sobre la mesa del FBI. Hannibal, movido por...