OOO. ⠀ ⠀ ⠀ for some a prologue, for some an epilogue.

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prólogo
'para algunos un prólogo,
para otros un epílogo.'

— Cariño, ¿que haces despierto tan tarde? — le pregunta la castaña a su hijo, llegando del trabajo. Adelaide era madre soltera, ya que cuando su marido se enteró que estaba embarazada decidió huir, y alejar los problemas como un cobarde. La mujer pensó que criar a un bebé ella sola le sería difícil, pero luego de un tiempo, se dio cuenta que tener un hijo fue la mejor decisión de su vida.

— Te tengo tu regalo mamá. — dice Thomas, mientras le entrega una pequeña caja a su madre. Thomas tenía diez años, y en ese momento Adelaide se dio cuenta que había criado a un hermoso niño por tanto tiempo.

— No tenias porqué, Tom... — dice tomando el regalo para después abrazar a su hijo, quería quedarse ahí, abrazándolo por horas, como si el se fuera a ir en cualquier momento.

— ¡Mira que es! — le insiste el chico con aquella sonrisa que es capaz de iluminar hasta al más perdido, sin duda esa sonrisa la había heredado de su madre.

— Está bien... — dice la castaña entre risas al ver como a su hijo le brillaban los ojos, justo cuando la caja iba a ser abierta se escuchan sirenas por todo el vecindario. — Tranquilo... —  dice abrazando a Thomas ya que el chico se había alterado, la patrulla no cesaba así que Adelaide decidió ir a revisar.

     Las luces de la patrulla cada vez se hacían más fuertes, los disparos no tardaron en llegar haciendo que Adelaide tome al chico del brazo y salgan de la casa. Al salir todo era un caos, carros chocando, personas corriendo y disparando. La castaña sin pensarlo subió al carro junto a su hijo. — Quiero que te abroches el cinturón, ¿entendido? — le ordena recibiendo un si de parte del niño.

Adelaide manejaba acelerando cada vez más, ella veía como personas estaban devorando a otras, sus ojos no creían lo que veían. La mujer aceleraba y aceleraba, alejándose de esas cosas que la perseguían. El miedo en ella era tan grande que no alcanzó a ver el carro que se acercaba a ellos causando un gran choque.

Los oídos de Adelaide retumbaban con un pitido, pero rápidamente se desvaneció al ver a su hijo atorado con los asientos del carro. — Cariño, ven acá. — Adelaide levanto el asiento y  ayudó al chico a salir de ahí, después ambos salieron del carro, viendo como el caos no acababa y parecía ponerse cada vez peor.

— No siento mis piernas, mamá... — menciona Thomas entre sollozos.

— Tranquilo, yo te ayudo. — Adelaide cargó al Niño y se dirigió hacia el bosque, ya que la mujer concluyó que el problema había iniciado en la ciudad, pero cuando estaban a punto de llegar un militar se acercó. — ¡Hey! ¡Ayuda! — le gritaba la mujer. — ¡Mi hijo se lastimó! ¡HEY....

La mujer fue interrumpida cuando una horda de esas cosas se acercaron, causando que el militar dispare a todos lados sin saber que hacer. Este no paraba, y las balas del arma iban hacia todos lados, haciendo que una llegara hasta Adelaide y Thomas. — ¡NO! — gritó cuando vio que los disparos se acercaban a ellos, empujando a su hijo y ella dejándose caer al suelo para que los disparos no la tocaran.

Cuando los disparos cesaron Adelaide se levantó del suelo, viendo como el militar yacía ya muerto con infectados a su al rededor, estos igual que el. La mujer rápidamente buscó a su hijo con la mirada hasta que escuchó unos llantos. — No... — fue lo único que logró articular al acercarse a su hijo quien había recibido múltiples balazos. — Hey... cariño... — sólo recibió llantos de dolor como respuesta. — No, no, no, Tom, yo se Tom se que duele pero tienes que levantarte... — la mujer ya no podía ver por las lágrimas que rápidamente cayeron. — Bebé, cariño, no... no... — La mujer vio como su hijo dejaba de responder, sus ojos completamente idos y su respiración acelerada ya no se escuchaba. Adelaide se aferró al cuerpo de su hijo, abrazándolo sin querer soltarse. Un grito desgarrador salió de los labios de la mujer. El mundo de Adelaide se había ido, su hijo, su razón de vivir ya no estaba, lo que la alegraba todos los días se había ido. Adelaide lloraba, las lagrimas no parecían parar.

     Esa noche Adelaide Miller lo había perdido todo, había perdido su vida. Nada tenía sentido después de que su hijo se fuera. El mundo le había arrebatado todo, entonces ella prometió que iba a arrebatarle todo al mundo.



























Hannah's note;

queeeee, whaaaaaatt, hannah volviendo a esta historia después de un año?????

lo sé lo sé, perdón, tenía esta historia SÚPER abandonada. literalmente esta fue la primera historia publicada en esta cuenta y apenas tiene dos capítulos.

pero ya volví, así que cuídense el culo chikos porq se viene con todo.

los quiero mucho y gracias por su paciencia, espero les guste la historia.

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The Only Exception, Rick GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora