10- Explicaciones

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Ginno me despertó a la mañana siguiente, y cómo si no hubiera pasado el tiempo, realizó la misma rutina que procuraba cuando aún vivía ahí, abrió la puerta y las cortinas suavemente para que entrara la luz, luego fue hasta el cuarto de baño y dejó corriendo la regadera.

—Buenos días, pequeña Chiara — Saludó cuando me senté perezosamente, aún no había abierto los ojos del todo, pero lo vi dejar a los pies de la cama un juego de ropa.

—¿De quién es? —Pregunté señalando la ropa brevemente, pasé una mano por mi enmarañado cabello y me obligué a abrir bien los ojos, finalmente.

—Suya, por supuesto, Pappa ha dispuesto para que alguien le traiga ropa limpia y nueva. — Explicó — el desayuno aguarda.

Asentí, y un par de segundos después, escuche la puerta cerrarse con un suave clic, sí, eso era lo mejor, me dije a mí misma mientras me obligaba a llegar a la ducha, tenía que trazar un plan, si bien el idiota de Dante no había sido más que eso, un idiota, había cosas en las que tenía razón, yo tenía temas personales y pendientes con Pappa, pero eso no significaba que me arriesgaría a ponerlo en peligro, conocía las formas en que la mafia hacia las cosas y no dudaba de su palabra, cuando el idiota, había señalado que me usarían para llegar a él.

Pues bien, tendría que reacomodar mi plan, un pequeño cambio, pero eso no me detendría de buscar mi cometido.



Veinte minutos después, ya estaba bañada y vestida, tomé un morral que encontré en el monumental armario y eché un par de prendas, tenía turno de cuarenta y ocho horas, no me daría el tiempo para ir a mi residencia en busca de un cambio de ropa.

El camino hasta el comedor, fue como recorrer el camino a casa que has hecho mil veces de vuelta del instituto a casa, pero, los nervios eran nuevos e incómodos, lo fueron aún más cuando al atravesar las puertas, Pappa y Dante detuvieron la conversación que al parecer habían estado llevando a cabo hasta que los interrumpí.

—No quise molestar, puedo desayunar en el hospital — Dije lista para salir corriendo de ahí, el rostro de Dante era inexpugnable y Pappa señaló con una mueca.

—No es necesario, pequeña Chiara — Dijo el mayor de ellos— Aún tengo la mala costumbre de llevar los negocios al desayuno.

—Vale. —Respondí porque no sabía que más decir, aquellos comentarios que alguna vez fueron tan familiares, actualmente solo traían una ola de melancolía y un poco de… (Bastante) Dolor.

—Junto a Dante, estábamos discutiendo sobre tu seguridad durante tu estadía aquí, en Italia. —Vaya… había olvidado que Pappa siempre iba al grano. — comprendo que estás haciendo tu internado de Cirugía en el hospital regional, pero no puedes seguir viviendo en la residencia, si algo pasara, pondrías en riesgo a tus compañeros y…

Vaya mierda… Y aún no había probado mi café, Pappa detuvo su hablar, probablemente debido a la mueca que se dibujó en mi rostro, así qué, mister idiota, con aquel jodido tono profundo y fríamente calmado, prosiguió.

—Es fundamental que te mudes aquí. Trasladaremos tus cosas durante la mañana, debes dar aviso a quien sea tu superior. Un coche te llevará y traerá diariamente cada vez que termines tus turnos. — Aclaró y sentí el fuerte impulso de ponerme a gritar. Había dejado Estados Unidos con la esperanza de sentirme libre y resulta ser que solo había cambiado de jaula.

—No puedes hablar en serio.— le retécon los dientes apretados, sostuve mi taza con fuerza para no lanzársela en cima. — Deje mi hogar para vivir sola, no…

—Entonces tal vez debiste escoger otro lugar donde no le dieras problemas a nadie.

Hijo de la gran…

—No estoy pidiendo tu bendita protección, ni la de nadie, puedes seguir tu asombrosa vida en paz. — aclaré

—Mi trabajo es proteger a Pappa y tu estadía aquí, significa peligro, así que no. No puedo seguir mi vida en paz. — Respondió sin una mínima alteración en su voz o su rostro. Jodido automata.

— Eres un ….

—Es suficiente.—Nos cortó Pappa, su tono fue tajante y autoritario, solo levemente elevado. Pero fue suficiente, su poderosa presencia no era algo que se pudiera evadir. Fulminé a Dante mientras él me ignoraba olímpicamente, di los primeros sorbos a mi bendito café.— Sé que eres una mujer adulta y que no necesitas protección en el noventa porciento del mundo, Pequeña Chiara, pero aquí, si lo necesitas y pese a lo que diga Dante — le dio una mirada dura— Me gustaría tenerte en casa, una vez más.

Sus últimas palabras fueron una patada al enorme dolor provocado por la ausencia paterna, bebí otro sorbo de mi bebida caliente con la esperanza de que el nudo que se había formado en mi garganta, desapareciera. No funcionó del todo. Aun así, me sentí orgullosa al poder mantener la mirada de aquel poderoso hombre que era lo más cercano a un padre, que tenía.

—Vale. Pero no esperes que me reporte como una niña. Soy una mujer adulta, no le debo explicaciones a nadie — Le Zanjé.

— Es justo, siempre y cuándo, dónde sea que vayas uses uno de nuestros coches y…

—Un puto guardia —Terminé por él, Pappa me dio una suave sonrisa comprensiva— Lo sé, ¿Es todo? ¿Puedo irme?

— Ten un buen día, pequeña Chiara — Respondió Pappa, dejé mi café a medio terminar y me puse de pie tomando mi morral del suelo.



Nada más llegar a los camerinos, mis compañeras y ahora “amigas”, me interrogaron, ¿Dónde había estado? ¿Quiénes eran los tipos del antro? O si me había enrollado con el idiota de Dante.

—Son familia. Por parte de mi madre — Me limité a responder — Y desde ahora, me quedaré con ellos.

—No pareces muy contenta — dijo Jenny algún rato después cuando terminábamos las rondas en el postoperatorio.

—Es complicado, toda mi familia lo es — Dije con una nueva mueca.

—Ese chico… El de ojos verdes y mirada … Joder….—Dijo con una sonrisa cómplice.

—Dante — aclaré casi escupiendo el nombre y odiando lo dulce que se sentía en mi boca.

—¿Es parte de tu familia? ¿Primo? ¿Hermano? —Preguntó— Porque por la forma en que te miraba, no habría sido muy apropiado para un hermano…

—No, no es familia, al menos no sanguínea —Dije rápidamente, sintiendo náuseas de solo pensar en que Dante hubiera sido si quiera un primo lejano— Es algo así como un amigo de la familia, nos conocemos desde niños.

Criada por la mafiaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt