Capítulo 10

1.4K 121 4
                                    



Sarah no pudo resistirse. Al levantarse esa mañana solo había querido abrazar a la chica de ojos verdes. Olvido el dolor que estaba sintiendo a causa de los golpes recibidos el día anterior y el hecho de que conocía a la chica desde hacía tan solo dos días.

Bajo corriendo sabiendo que ya no había nadie en casa, desayuno y con rapidez saco la vieja escalera de mano que Patrick guardaba en el cobertizo. Procurando que nadie la viera, coloco la escalera bajo la ventana de Emma Myers y subió. La ventana estaba abierta, así que le fue sencillo entrar. La chica no estaba allí. De repente, escucho la voz de una chica gritar: ¡OJALA TE GUSTEN MIS TOSTADAS, EMMA!... Debía de ser su hermana.

Emma había mencionado tener dos hermanas mientras hablaba con ella.
"Emma" Pensó, y un suspiro escapo por sus labios. El solo hecho de pensar en ella la hacía sentir cosquillas en su estomago y unas inmensas ganas de reir.
Mientras esperaba a Emma se tomo un tiempo para examinar el ambiente. Paredes blancas y vacías, solo cubiertas por un calendario y un par de fotos de paisajes.

Un escritorio bien organizado, una cama excelentemente tendida con sabanas negras, un piso completamente limpio y una mesa de noche con un montón de frascos de medicinas allí. Comparada con su habitación de paredes rosadas y repletas de fotografías, su cama desordenada y su escritorio con libros hasta el techo, el lugar era bastante aburrido. Pero Sarah no se había imaginado la habitación de Emma de otra forma.
Lentamente, Sarah se acerco al calendario.

Lunes: Diálisis

Martes: Clases de piano.

Miércoles: Cardiólogo.

Jueves: Diálisis.

Viernes: Psicólogo.

Sábado: Diálisis.

Domingo: Clases de piano (Opcionales)

Sarah: Tienes una vida difícil, Emma Myers-Suspiro. El solo hecho de leer el montón de actividades en el calendario de Emma la había agotado.
Cuándo finalmente pudo apartar su vista del calendario, Sarah decidió espiar el armario de Emma. La ropa, tal y como la habitación, estaba perfectamente organizada.

Solo había ropa negra, gris, blanca, azul o marron. Ni rosa. Ni amarillo. Ni naranja. Solo esos simples colores. Tenía solo tres pares de zapados dentro. Dos pares eran tenis blancos, y los últimos eran zapatos de tacón alto, también negros. Parecían casi nuevos. La chica tenía también montones de sombreros, gorros y beanies, todos de los colores antes mencionados. Excepto uno.

Era un beanie morado, oculto entre los otros. Lo tomo entre sus manos y lo saco del armario procurando no desordenar los demás.
Sarah sonrió y lo coloco sobre su mano, examinándolo fijamente. Entonces lo vio. En la parte delantera del beanie se encontraban unas palabras escritas con los diferentes colores del arcoíris. Sarah sonrío al leerlo.

"Soy un unicornio"

Sarah: ¿Tu también, chica de la ventana?

Jamás se había sentido mejor. Sus ojos estaban iluminados y una gran sonrisa ocupaba su rostro. Lo cierto era que Sarah ya había intuido que Emma podía ser lesbiana por lo que le había dicho el día anterior sobre sus pechos, pero ese beanie, morado y distinto a los demás, lo confirmaba.
Se pregunto por que Emma no se lo habría dicho antes. La respuesta llego claramente en su cabeza: tenía miedo.
No podía culparla. Ella también había sentido miedo al descubrirlo.

Fue entonces cuándo escucho unos pasos en la escalera. Asustada y pensando que podría tratarse de la madre de Emma, Sarah cerro el armario rápidamente y se escondió bajo la cama aun con el beanie morado en la mano. Se sorprendió al encontrar una vieja patineta allí abajo junto con un viejo casco negro.

"La chica de la ventana"- [Emma Myers] Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon