Capítulo 9. Por amor, ¿tiene que llegar a ser muy humilde?

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—Parece que he sido demasiado amable contigo, ¡¿acaso has olvidado lo que eres?!

Las palabras del otro hombre estaban llenas de burla y llegaron a sus oídos, como un cuchillo despiadado hacia su corazón.

El dolor hizo que el pálido rostro de Ji Ran adquiriera una espantosa tonalidad más blanca, y su cuerpo se balanceó tanto que apenas podía mantenerse de pie.

En realidad, Ji Ran pensó que Ye Linghan le explicaría lo de su compromiso.

Pero ni siquiera tuvo oportunidad de resistirse o reaccionar, ya que Ye Linghan lo agarró del brazo e inmediatamente comenzó a arrastrarlo hacia el auto.

—¡Suéltame!

Justo ahora, Ji Ran acababa de experimentar su primer celo y a pesar de que le habían inyectado un inhibidor, todavía estaba muy débil.

Ji Ran fue arrojado al interior del auto por Ye Linghan, y estaba tan mareado por la caída que no se recuperó de ella durante mucho tiempo.

De repente, el otro hombre se inclinó hacia él y le apretó la barbilla con fuerza.

Esos ojos de halcón lo miraban con deseo, y eran unos ojos extremadamente peligrosos: —¿Estás en celo?

De inmediato, el corazón de Ji Ran se agitó con fuerza y su rostro se volvió aún más pálido.

Pero al apretar el puño con fuerza, el dolor de las uñas clavándose en la palma de su mano lo fue calmando poco a poco.

Ji Ran sabía que Ye Linghan era un hombre muy astuto, y si su expresión se mostrará un poco perturbada, él sería capaz de descubrir lo que ocultaba.

—No.

Ji Ran inclinó su cuello hacia un lado: —Puedes olerme si quieres comprobarlo.

Aunque sus manos le temblaban, Ye Linghan estaba tan ansioso por comprobarlo que no se dió cuenta.

Al bajar la cabeza y olfatear con avidez su cuello, Ye Linghan descubrió que aún no había ningún rastro de feromonas Omega y sólo estaba el olor que pertenecía a un Alfa.

Ye Linghan estaba molesto, así que empujó a Ji Ran y se sentó a un lado con el rostro sombrío.

Cuando supo que Ji Ran había venido a ver a Sheng Weiqing, Ye Linghan pensó que Ji Ran estaba en celo.

—Te he dicho muchas veces que no vayas a ver a Sheng Weiqing, ¿acaso has decidido ignorar todas mis palabras?

Al escuchar el interrogatorio del otro hombre, Ji Ran dijo con desprecio: —¿No se supone que el joven maestro Ye estaba muy ocupado hoy? Ah, por cierto, todavía no lo he felicitado... ¡Joven maestro Ye, le deseo un feliz compromiso!

—¿Por qué tienes que hablarme de una forma tan grosera?

—...

Los ojos de Ye Linghan eran como el hielo, tan fríos que daban miedo: —¡Qué clase de actitud es esa! ¿Aún no te sientes culpable? Si tan sólo hubieras sido un poco más competitivo, podrías haberte convertido en un Omega y dar a luz a mi hijo... De esa forma, yo no tendría que comprometerme con Gan Rui.

Los ojos de Ji Ran se abrieron de par en par, y la expresión de su rostro estaba llena de incredulidad.

¿Todo fue culpa suya?

Por amor, ¿tenía que llegar a ser muy humilde?

—¡No pongas excusas por tu traición! No es asunto mío con quién tengas que comprometerte.

Ji Ran abrió la puerta y se dió la vuelta para salir del auto cuando de repente le agarraron la muñeca.

Ye Linghan usó mucha fuerza al agarrarlo, y el feroz movimiento era como si quisiera aplastar sus huesos.

—¡¡Suéltame!!

Ji Ran se esforzó por liberarse de su agarre, pero la mano de Ye Linghan no se movía en lo absoluto.

—¿Qué acabas de decir?

Las palabras de otro hombre salieron casi entre dientes, y cada palabra era muy dura.

—No es asunto mío con quién tengas que comprometerte...

En un momento de ira, las palabras de Ji Ran salieron precipitadamente de su boca y antes de que pudiera terminar de pronunciarlas, el otro hombre se apoderó de sus labios.

Ye Linghan lo apretó entre sus brazos, y lo besó con fiereza.

Pero en lugar de un beso, eran más unos mordiscos.

Pronto, los labios de Ji Ran fueron mordidos hasta el cansancio.

Los ojos de Ji Ran estaban tan rojos de dolor que extendió la mano para empujar al hombre frente a él, pero Ye Linghan, siendo el mejor Alfa, tenía una fuerza absoluta e hizo que fuera incapaz de moverse ni un solo centímetro.

Cuando le rasgaron la ropa con brusquedad, los ojos de Ji Ran se abrieron de repente y su rostro se lleno de miedo.

'¡No!'

'¡No puedo tener sexo con Ye Linghan!'

Acababa de entrar en celo y, aunque le habían inyectado un inhibidor, ¡no había ninguna garantía de que no pudiera quedar embarazado!

Si llegaba a quedar embarazado, ¡nunca podría volver a ser un verdadero Alfa en toda su vida!

—¡Suéltame! Bastardo, ¡¡suéltame!!

Con todas sus fuerzas, Ji Ran levantó la mano y golpeó a Ye Linghan en la barbilla.

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