Sentí nervios, esperando a que mi padre hablara.
—No, definitivamente no—Dijo mi padre, levantándose del sillón.
—Por favor, papá. Conocelos, conoce a mi futuro esposo—Dije.
Mi padre se quedó callado.
—No quiero humillarme yendo a ese lugar—Dijo apretando sus puños.
—No lo harás, cenarás, hablaran. No pasará nada malo, ellos son buenas personas—Dije.
El me miró.
—Si escucho un mal comentario, juro que nunca más los veré, haré que sus vi-—Dijo, pero lo interrumpí.
—Si papá—Dije.
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Taemo me miraba, esperando que hablara.
—Papá si irá, estoy segura que será educado—Dije sonriendo levemente.
Taemo asintió soltando un suspiro, pero tenía un mal presentimiento de ello.
—¿Crees que salga bien?—Volvió a hablar Sulli.
Taemo dio un leve apretón en la blanquecina mano de su amada, asintiendo levemente.
—Haremos que todo salga bien, no te preocupes—Dijo el, dándole un corto beso en los labios de Sulli.
Cuando ambos se separaron, Sulli sintió un chillido de emoción haciendo que Taemo frunciera el ceño ante la repentina emoción de su futura esposa.
—¡Tengo una idea!—Dijo ella golpeando levemente el brazo de su prometido.
Este sonrió.
—Dime tu idea, cariño—Dijo el.
Sulli se acomodó en su asiento, carraspeando.
—Haremos señas, por ejemplo si algo sale mal yo levantaré mi dedo índice. Si esta saliendo bien simplemente sonrió, si tenemos que cambiar de tema asentiré, si es hora que hables guiñare el ojo—Dijo Sulli con rapidez.
Taemo se quedó en silencio unos segundos intentando sobrepensar la idea de su prometida. Asintió después de haber procesado lo que le dijo.
—¿No crees que es algo dramático?—Dijo el.
Sulli negó.
—Es algo eficiente, es para ahorrarnos los problemas—Dijo ella, dándole un corto beso a su prometido.
El sonrió ante el beso, mirándola con adoración después de haberse separado.
—¿Cuando es la cena?—Dijo el mirándola embobado.
Sulli sonrió acariciando la mejilla de su amado.
—Ea hoy—Dijo Sulli haciendo que este frunciera el ceño.
—¿Hoy?—Dijo el, no pensaba que sería tan rápido.
—Mi padre tenía asuntos pendientes, viajará hasta japón. Es ahora o nunca—Decía Sulli sonriendo con emoción.
Este la miró, asintiendo derrotado. Hora de llamar a su abuelo, hora de la desgracia...
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Yacían en un lujoso restaurante, habían reservado una mesa pegada a la pecera.
—¿Tienes dinero?—Dijo de la nada el padre de Sulli.
El abuelo Kang frunció el ceño, mirando con enojo al señor Park.
—¿Que fue lo que dijo?—Dijo enseguida el señor Kang.
El señor Park lo miró con burla.
—No dejaré que mi hija se case con un bueno para nada, es por eso que pregunto por su economía—Dijo este alzando una ceja con arrogancia.
Sulli miró a su prometido con susto, guiñó su ojo derecho haciendo que Taemo interviniera.
—Tengo buena economía, su hija está en buenas manos—Dijo el nervioso.
Sulli frunció el ceño al verlo.
—¿En buenas manos? ¿¡Es por eso que mi hija está esperando un bebé!?—Gritó exaltado.
Agradecía que Taemo había alquilado el restaurante solo para nosotros.
—Papá, no hables de esa forma, no grites que puede hacerte daño—Decía Sulli intentando calmarlo.
El señor Park volteó a verla, mirandola ofendido.
—Tocaste a mi bebé—Dijo el lloriqueando.
Sulli bajó su mirada avergonzada, sintiendo las lágrimas de su padre caer por su hombro.
Su padre se separó de ella.
—Lamento lo de la llamada, lamento todo... Yo, yo no fui un buen padre. Tengo miedo que la dañen, solamente quiero que esté bien, que la amen incondicionalmente—Decía el secando sus lágrimas.
Sulli lo miró, esta retenía sus lágrimas.
—Juro que no la dañaré, la trataré como si fuera un cristal. Es mi futura esposa, la amaré incondicionalmente, no lo faltara nada. Señor Park, su hija no le faltará nada—Dijo Taemo, levantándose para hacer una reverencia.
El señor Park, lo miró bajando la mirada. Soltando un suspiró.
—Park, mi nieto amará a su hija, no permitiré que algún daño o algúna persona interfiera en su amor—Dijo el señor Kang.
¿Pero de que persona hablaría...?
...
