◦◜⌣ 08 ‧ ୨୧ ~

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Salió de su nuevo trabajo después de que se cumplió su bendito turno y sería mentir si dijera que no estaba aliviado porque la señora de la tienda de artes se había puesto a discutir con un cliente por que le debía un Yen más por la pintura que terminó de hacer.

Ese día era su sexto aniversario con su bonito novio pelinegro por seis meses de relación y joder, se sentía el ser más feliz del maldito universo.

Compró un pastel de fresas con crema y chocolate porque sabía lo mucho que Sunoo amaba ese pastel, también un helado de choco-menta, una pijama acolchada, algunas mascarillas faciales porque en sus tardes juntos terminaban utilizándolas mientras veían una película o dormían un rato después de hacer sus tareas y por último un ramo de flores que le compró porque sí y punto. Sunoo se merecía lo mejor.

Le pagó al señor del taxi y con algo de dificultad, se adentró al edificio en el que vivía su novio. Decidió dejar las flores en la bolsa en la que llevaba las mascarillas y el helado mientras que en la otra llevaba la pijama y la caja del pastel.

¿Qué si exageró con la cantidad? Nel, a la verga.

Tocó con su frente la puerta porque más normal, imposible. El chico de cabellera negra le abrió, dándole una de sus hermosas sonrisas y él solo le dió un beso en sus labios antes de entrar.

— Feliz aniversario.

— Feliz aniversario~ susurró, poniéndose de puntitas para envolver sus hombros con ambos brazos y darle varios besos cortos los cuales Riki correspondía al instante— Te preparé la cena.— susurró sobre sus labios.

— Gracias, amor. Te traje tus regalos.

— Y yo también tengo los tuyos aunque no es tanto como tenerte aquí conmigo.

El amor~

Cosa que muchas personas dicen odiar mientras otros dicen amarlo. Ese bonito sentimiento que desarrollas hacia alguien que puede llegar a convertirse en ese lugar seguro en el que sientes que ni un tsunami te hará daño si permaneces con esa persona.

Una hora después de que cenaron, se encontraban bebiéndose una botella de vino porque –aparte de que ya se habían terminado dos– el día siguiente era domingo, por lo que se podrían quedar juntos para ir el lunes a la universidad de nuevo juntos.

Sunoo le sirvió un poco más al chico mientras ambos reían de una estupidez que dijo, se encontraban sentados en el suelo del pasillo que daba cerca de su cuarto frente al otro, cada uno con su espalda apoyada de la pared y con sus piernas tocándose entre sí.

— Ayer hablé con papá.— dijo Sunoo, bebiendo un poco de su copa.

— ¿Con tu papá? ¿Te llamó o..?

— Algo así... Le conté de tí y dijo que quizás vendría a visitar el próximo año... Creo que se siente bien de que estemos juntos.— susurró, manteniendo su mirada en la del otro.

— Sunoo...

— ¿Si?

Riki suspiró con pesadez, terminándose de beber lo que quedaba en su copa antes de servirse más.

— ¿Porque quisiste venir a Japón?— pregunta en un susurro.

Sunoo sonrió con una mirada extraña que no pudo distinguir a la primera. Su vista se clavó en su vino, el cual movía de un lado a otro sin ser demasiado brusco, solo observaba con detenimiento el movimiento del líquido.

— Honestamente, es algo de lo que me incomoda hablar.. Pero se que sería injusto para tí que siga evitando decírtelo.

El japonés lo hubiera detenido pero sentía que era mejor saberlo de una vez o seguiría preguntándose qué le había pasado a Sunoo.

𝘽𝙞𝙧𝙩𝙝𝙙𝙖𝙮 『ˢᵘⁿᵏⁱ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora