CAPÍTULO 17 SIGUIENDO MI CAMINO

Magsimula sa umpisa
                                    

Él se quedó callado, definitivamente no se esperaba esta revelación, se daba cuenta de que su amada, le había estado mintiendo, le había hecho creer que era yo quien no quería firmar, cuando era ella, quien no me dejaba.

_ Aclararé esto con ella. - dijo, se notaba contrariado, era obvio que las dudas empezaron a atormentarlo porque si yo decía la verdad, ella no era lo que parecía, y por lo visto, sabía que yo decía la verdad, aunque no quisiera reconocerlo. _ yo mismo te traeré esos malditos papeles. - optó por retirarse. _ y agradeceré mucho que los firmes.

_ Lo haré. - aseguré firme.

Él se retiró, pero apenas habían pasado unos cuantos minutos, cuando la miré a ella, también venía en mi dirección, ¿que no me podían dejar en paz? Si no deseaba hablar con él, menos con ella. Quizás él estuviera aún por ahí, me sorprendería que no se hubiesen encontrado.

_ ¡Vaya! ¡por fin te encuentro! - se acercó demasiado a mí. _ supuse que ya estarías despierto, y no me equivoqué. Pero me hiciste madrugar. - dijo con un puchero.

_ Madrugaste porque quisiste. - fui cortante con ella. _ yo no te pedí venir, pero ya que estás aquí, supongo que traes el papel que me faltó firmar.

_ Que insolente y desconsiderado eres. - se quejó. _ antes no eras asi. - levantó su mano para acariciar mi rostro, pero la detuve con un movimiento de mi mano.

_ Ese papel lo tendrás, cuando me concedas lo que te he estado pidiendo.

_ Deberías pedírselo a tu pareja. Que por cierto te está buscando.

_ Mientes, Math debe de estar dormido, yo hice el sacrificio de levantarme temprano porque sabía que tú lo harías, y es buena hora, nadie se dará cuenta de lo que hagamos.

_ No haremos nada, tu y yo no podemos volver a estar juntos, tu no dejarías lo que tienes por venir a vivir una vida conmigo, eso lo se yo y lo sabes tú, además tu amante está aquí.

_ Tienes razón no podríamos volver a tener lo que teníamos, pero, ya que no podemos estar juntos y que pronto me iré. - se acercó a mi provocativa. _ al menos deberíamos de disfrutar una última vez.

_ Mi última vez fue cuando te fuiste de mi lado. - dije seco apartandome de su lado.

_ Se que me deseas. - se volvió a pegar a mí. _ aunque quieras mostrarte frío. Lo entiendo sigues enojado, pero ¿para que separarnos enojados? Vamos a disfrutar. - intentó desabrochar los botones de mi camisa.

_ No soy tu juguete. - sujeté su mano con fuerza pero sin lastimarla. _ No haré esto ni ahorita ni nunca. - la solté con brusquedad.

_ ¡Me amas, estabas loco por mi, no puedes haberme olvidado! - se acercó de nuevo.

_ ¡No importa si te quise! - la detuve de nuevo. _ ¡y no lo hago por ti, ni por mi, lo hago por respeto a tu nueva pareja!

_ ¿Estás loco? - me miró sorprendida. _ ¿que te importa a ti Math? ¿Lo estás considerando cuando te robó a tu mujer?

_ No me robó nada. - repliqué. _ y no voy a traicionar al hombre que ha cuidado, ha amado y se ha hecho cargo de mis hijos y les ha dado todo lo que yo no pude. - dije. _ y él no te apartó de mi lado, tu te apartaste sola desde antes de que él llegara, fuiste tú quien se marchó con él, porque de haberme amado, de haberme tenido cuando menos respeto, así hubiesen pasado todos los Math que hubiesen pasado, tu no me hubieses abandonado.

Ella se quedó callada, sabía que tenía razón, o al menos en parte, no soy tonto, se que si él no hubiese querido no se la hubiera llevado, menos sabiendo que tenía esposo e hijos, pero a ella no puedo obligarla a amarme, y la tuve que dejar ir, sin embargo, mis hijos son otra cosa y de verdad tengo que agradecerle a él que los trate bien y que los vea como a sus propios hijos, eso no se ve seguido créanme, incluso a pesar de que él también tiene dos pequeños.

_ No me vas a perdonar ¿verdad? - me miró haciendo un puchero, como si fuera una niña.

_ El que te perdone no quiere decir que me acueste contigo
- repliqué. _ tu tienes tu vida y yo la mía.

_ ¿No entiendes que él, no me da lo que tú me dabas? - me miró con expresión lastimera. _ a él lo soporto porque me mantiene como una reina, pero jamás nadie te superará a ti.

_ No soy un semental. - dije con tristeza. _ lamento que el no te de lo que necesites, pero cuando menos por agradecimiento, deberías de respetarlo.

_ ¡Respeto! ¡RESPETO! - estalló furiosa. _ ¿tu hablando de respeto, idiota? A ti nadie te respeta, ni tus hijos, ni tú familia, ni nadie, ¿de qué vale tu maldito respeto? ¿acaso fuiste capaz de retenerme a mi por respetarme? ¿acaso ganaste el amor de tus hijos? ¿siquiera pudiste conservar tu trabajo, cuando lo diste todo por tu jefe? Tu familia ¿en donde está?, ¿en donde estuvieron cuando necesitaste de ellos? Eso vale tu maldito respeto, así que sigue respetandolos. - empezó a alejarse furiosa. _ ¡Idiota! - gritó ya de lejos.

Yo solo la miré, no podía seguirla, ni quería seguirla.

Sentía tristeza porque la había amado de verdad y me dolía ver en lo que se había convertido, pero era su vida, ya no era mi problema, ella escogió ese camino y yo no iba por ahí. Mi camino era otro, el de ella me ofrecía oscuridad y traición, el que yo estaba siguiendo me daba luz, alegría, paz y sobre todo amor y respeto, y hacia allá iba yo.

Ella y yo ya seguíamos rumbos opuestos. Por el momento mis hijos transitaban el camino que ella seguía, pero no perdía las esperanzas de que algún día voltearan hacia atrás y desearan retomar lo que dejaron, después de todo eran mis niños y yo los amaba.

UNA LUZ EN MI OSCURIDAD/No. 2 De La Serie: HERMANOSTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon