Desilusión

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La ciudad intoxica y el ciudadano habita,
el árbol ya no respira su vida infinita,
la sabia se pudre y se desquita.
Del mar surgen olas de penuria que gritan,
los peces se agitan, la sal se marchita,
las alas erráticas de las aves se debilitan.

De espalda inclinada y tiempo marchito,
el humano camina, ajeno a nada,
sintiendo dolor y poco apetito,
cumpliendo cada día su jornada,
convencido de que la suerte está echada.

La ilusión es oscura y nada suscita,
tras el negro telón de un futuro maldito,
escrito en tinta que a la sangre invita,
tapizado por sueños que ahora son mitos.

De esperanza oxidada y pasado punzante,
la persona camina, mas no hay un durante,
la sensación de asfixia se torna abundante.

No hay llama que prenda una luz que ilumine,
ni luz que los tortuosos delirios discrimine.

Hoy no hay ilusión que esta existencia origine.

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