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Solté un suspiro, golpeando levemente mi cabeza con la mesilla.

De nuevo todo el trabajo, solté un quejido al removerme.

—¿Te sientes bien?—Dijo la señorita Im.

Voltee a verla, asentí levemente con una sonrisa.

Quise vomitar, el olor del kimchi me está causando náuseas.

—Te miras muy pálida, puedo ir a comprar unas pastillas por ti—Dijo, poniendo una mano en mi hombro.

Negué con una pequeña sonrisa.

—Tranquila, todo está bien. Por cierto, gracias por su preocupación—Dije haciendo una reverencia.

Ella movió sus brazos, restándole importancia.

.

Yendo hacia la sala de almuerzos, las ganas de comer me estaban matando.

El olor a café me causó náuseas, no entendía que es lo que me estaba sucediendo.

Me negué a comer, aquello me seguía causando muchas náuseas.

Caminando por los pasillos, tuve arcadas, corrí hacia el baño, botando todo lo que en el desayuno comi.

Solté un quejido, agarrando mi vientre.
Vi las paredes, aquellas se movían sin siquiera cesar.

El calor inundaba mi cuerpo, los escalofríos llegaban penetrandome.

Agarré mi celular con las manos temblorosas, todo en mi me dolía.

Dos pitidos, había contestado.

—¿Que sucede, cariño?—La voz de Tae-mo.

—Ayúdame por favor, estoy en el baño de mujeres—Dije para colgar.

Volví a tener arcadas, botando lo que ni siquiera había consumido.

.

Cabizbaja, esperando los resultados de los exámenes que me estaban haciendo.

Tae-mo acaricia mi cabello, abrazándola.

—Tengo miedo—Dijo en un susurro audible.

Tae-mo beso la mejilla de su amada.

—Todo saldrá bien, cariño. Estoy aquí, no te sucederá nada—Dijo, en un tono suave.

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Suspiré complacida, su presencia me da tranquilidad.

La puerta del hospital se abrió con brusquedad, voltee con rapidez.

Vi a mi hermana agitada, buscandome con su mirada.
Al verme Corrió hacia mí, abrazandome.

—Gracias por llamarme, Tae-mo—Dijo ella, abrazandome.

Se separó de mí, mirándome con preocupación.

—Mi pequeña, perdóname—Dijo ella.

Tae-mo al ver que necesitamos tómelo a solas, carraspeo.

—Iré a comprar café para los tres—Dijo, sonriendo levemente.

Yo con rapidez hable.

—No me gusta el café, quiero chocolate caliente—Dije en un susurro audible.

Aquel asintió formando una pequeña sonrisa, marchandose.

Pero Tae-mo estuvo confuso, a su amada le encanta el café, no entendía como es que ahora odia el café.

Young-seo abrazo a su hermana.

Aquella iba a hablar pero él doctor se hizo presente, llamando la atención de ambas.

Propuesta laboral.      |Tae-Mo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora