Flashback
El incómodo silencio reinaba la mesa donde yacían mis amigas, mi hermana y yo.
Suni, aquella amiga que su aura no me daba buena espina.
Solté un suspiro intentando no ser muy evidente de que ya quiero irme.
—¿Ya tienes novio?—Dijo Suni rompiendo el silencio.
Frunci el ceño, iba a hablar, pero mi hermana se adelantó.
—Claro que sí lo tiene, alguien apuesto y adinerado—Dijo mi hermana.
La voltee a ver disimuladamente, ella simllemme sonrió.
Suni asintió haciendo una mueca, mirando con desagrado a mi hermana.
—Necesitamos conocerlo, no es posible que nuestra amiga tenga una pareja y ni siquiera nos dijo—Dijo Suni, hipócritamente.
Yo simplemente baje la mirada, incómodo.
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Actualidad.
Yacía en la mesilla, sobrepensando lo que mi hermana había dicho.
Claro que les iba a decir que Tae-mo es mi novio, no lo ocultaría por nada del mundo.
Pero mi hermana se había adelantado.
Suni es conocida por robar la parejas de sus amigas, aquellas que la mayoría dejaron de hablarle.
Tengo miedo, ella es perfecta. Rubia, buen cuerpo, muy bonita.
Yo, soy todo lo contrario, o bueno, Tae-mo me dice que soy perfecta.
¿Pero que pasa si la ve? ¿Me dejará por irse con ella?
Tengo miedo, yo lo amo.
Me sobresalté al ver a mi compañera, sonriendo levemente. Es la señorita Im.
—Estas echándole mucha sal—Dijo, mostrando inocentemente el vol.
Rápidamente baje la mirada, alarmada. Y todo es verdad, le heché mucha sal.
Solté un chillido, quitando la sal de encima del kimchi.
Pero es imposible, esta muy salado.
—Tranquila, yo te ayudaré—Dijo, sonriendo.
Asentí aliviada.
—Le debo un favor, estaré agradecida siempre con usted, señorita Im—Dije, aliviada.
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Negué con pánico, ellas querían que vaya al restaurante junto con mi novio.
Claro que quiero, pero tengo miedo, no quiero perderlo.
Yacía en su auto, yendo en camino hacia un restaurante. No, no es el mismo, o bueno, eso es lo que creí.
—Me recomendaron este restaurante—Dijo Tae-mo, estacionando el auto.
Quitó la mano de mi muslo, mirándome.
—Es muy elegante—Dije.
El negó sonriendo levemente—Tranquila, sabes que todo va a mi cuenta—Dijo.
Negué, no quiero que piense que me estoy aprovechando.
—Te ayudaré a pagar, es entre los dos—Dije.
