9: Algunas cosas no cambian

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Narra Raven

Recuerdo como venía corriendo hasta mi con su hermoso vestido de color pastel, se caía sobre el césped pero aún así se levantabas; su cabello rubio se balanceaba en el viento y sus ojos verdes brillaban más que el propio sol. 

— ¡Señor Raven! —gritó mientras entre sus manos llevaba una carpeta. 

Me giré y allí mismo, vi a una niña de diez años correr hacía mi con la mayor felicidad del mundo, la miré y sonreí. Me levanté del suelo y ella me abrazó fuertemente; para un chico de dieciséis años, tener a una niña entre sus brazos, —o al menos para mi—, era una bendición. 

— Ada... —susurré y me senté en el césped— ¿Serás mi inspiración otra vez? 

— ¡Así es! ¡A mamá le han encantado las pinturas que has regalado! —dijo entusiasmada mientras se sentaba al lado mío. 

Ada era una niña muy tímida pero a la vez con muchos conflictos en su hogar, un día me vió sentado pintando y se quedó horas y horas viéndo como pintaba un paisaje; desde ese día ella ha venido siempre a verme y por eso le agradezco, porque ha hecho que mi vida sea mas agradable.  

   Se colocó su sombrero y se paró en frente mío con una enorme sonrisa, posó frente a mi y acomodó su cabello dorado. Empecé a pintar mientras que ella tarareaba una melodía que le había cantado su madre.

— Oye Raven, cuando sea mas grande... ¿Me darás una oportunidad? —susurró nerviosamente— ¿O te olvidarás de mi?  ¿Te olvidarás de mi como lo hacen mis padres?

La miré y me levanté de mi lugar, caminé hasta ella y me puse a su altura para mirarla a los ojos. 

— Yo prometó que nunca, nunca, nunca olvidaré a la niña que me hace feliz. Si te vas de aquí te buscaré. 

Ella sonrió y me abrazó mientras se llenaba de pintura su rostro, la estruje entre mis brazos mientras la escuchaba llorar, mientras la escuchaba rogar que me quede con ella.... para siempre. 

Pero nunca hay un "para siempre" en la vida, ni un "felices para siempre"; y cuando crees que lo hay, las cosas se derrumban en ese mismo instante. Cuando crees que las rosas se ven hermosas, en el momento de que pierdes a alguien, empiezas a odiarlas. 

— Ada... ¡Murió por ir a verte! ¡Si tan solo se hubiera alejado de ti, si tan solo la hubieras cuidado! —gritó su madre, mientras observaba su tumba. 

— Ella, ni si quiera era protegida por ustedes, que eran sus padres.  —grité mientras me alejaba. 

Ada había muerto mientras caminaba hasta donde estaba yo, se había caído desde un lugar tan alto que ni siquiera me la puedo imaginar viva, no la había protegido y así, abandoné mi deber de ser un ángel; ese día, mi vida se derrumbo, había fracasado en ser un ángel protector.

Y fue allí cuando leí un libro sobre la reencarnación, cuando las personas mueren y adoptan un nuevo cuerpo; fue allí, cuando le dedique toda la vida a investigar esto, hablé con muchas personas y entre ellas se encontraba un hombre. Un hombre que afirmaba que podía llevarte al lugar donde tu persona amada había reencarnado, pero como nadie le creía, nunca había tenido mucho éxito. 

— ¿Usted está seguro que podré? 

— Estoy seguro señor Raven, pero le advertiré que cuando encuentre a la chica, su yo de hoy y su yo de ese futuro, se mezclaran y terminará volviéndose loco. Querrá morir, querra terminar con todo esto. Cuando eso pase, yo tomaré su alma, sus recuerdos, todo. 

— ¿Quién es usted realmente? 

— Solo soy un mago, solo un mago. 

Poco después descubrí que me había metido con el propio demonio, pero también descubrí que poseía unas habilidades que me ayudarían a encontrarlas y que ese "hombre" no había hecho un trato solo conmigo sino que también con un chico llamado Rolan. 

  Primero pensé que una chica llamada Marilyn, rubia y de ojos verdes era mi Ada pero su personalidad no encajaba en nada con ella; hasta que vi a una morocha de ojos color café subir las escaleras del edificio, su aura, su perfume todo era raro. 

  Al no tener señales de mi Ada, traté de ahogarme en la bañera, estaba a punto de hacerlo; sin embargo, cuando abrí los ojos vi a la misma chica de aquella vez.... Hice todo para que se quedará y para que se mi musa. 

Porque supe, que había encontrado a mi Ada. 

La musa del artista.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora