Sola en casa

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Bryn despertó a la mañana siguiente, deseando que lo de la noche anterior hubiera sido un mal sueño, pero para su mala suerte, despertó en la misma habitación en la que durmió la noche anterior.

Se acordó de algo que le dijo El viejo la noche pasada: "Mañana Brack te dirá qué tienes que hacer".

Dudó un momento en salir de la habitación. Todo estaba en calma, sin escucharse ni un solo ruido, como si estuviera sola en la casa.

Después de mucho pensar, salió lentamente de la habitación hasta llegar al salón.

Para su sorpresa, no estaba sola. Brack estaba sentado en el sofá mirando su móvil con una expresión fría en su rostro.

—Hasta que por fin despiertas, pareces la Bella Durmiente —se quejó él sin apartar la mirada de su celular.

Bryn no supo qué decir, desde que había llegado a esa casa no fue capaz de formular palabra ninguna, el miedo podía con ella.

-—¿No vas a decir nada? ¿Eres muda o que? —dijo el chico apartando la mirada de su teléfono móvil.

—N-no.

Intentó seguir la frase pero no fue capaz. Aún tenía miedo. Él la estaba mirando fijamente a los ojos con una mirada fría, de esas que imponen, y eso le impidió continuar la frase.

Brack se levantó y dejó su teléfono en una pequeña mesa que había junto al sofá

—Bueno, como sea, El viejo se encargará de traerte ropa y otras cosas que necesites. Respecto a tus tareas, tendrás que fregar, cocinar, limpiar y todo lo que suele hacer una criada.

Bryn solo se limitó a escuchar sus palabras y a mirarlo en silencio.

Observó cada pequeño detalle de él: sus ojos marrones, su 1.80 de altura, y su tono de voz, era grave e imponente, pero a su vez, relajante.

El chico empezó a caminar en dirección a la puerta principal.

—Ahora tengo que irme, pero volveré por la noche. Mientras yo no esté limpia la casa, es lo único que te pido de momento.

Tras decir esto, Brack salió de la casa cerrando la puerta tras él con llave.

Ella se quedó en blanco por un momento, pero cuando volvió en sí se puso a pensar. Ya que estaba sola, podría buscar alguna manera de escapar o de pedir ayuda.

Tomando en cuenta las palabras de El viejo, la chica imaginó que la casa estaría insonorizada, que la puerta estaría cerrada con llave y que las ventanas estarían hechas de cristal templado, el vidrio más resistente hasta la fecha.

Se puso a buscar por toda la casa algún teléfono fijo o algo por el estilo, pero no encontró nada, y antes de salir, Brack se había llevado su teléfono móvil. Pedir ayuda mediante la vía telefónica no era una opción.

Aunque le pareció una estupidez, fue a la puerta principal e intentó abrirla. Efectivamente, estaba cerrada con llave.

A Bryn se le agotaban las opciones para pedir ayuda. Empezaba a desesperarse pensando que pasaría el resto de su vida encerrada en esa casa.

Pensó en su familia, sus amigas, sus estudios, lo había perdido todo.

También pensó en sus padres, en lo dolidos que estarían al enterarse de que habían perdido a su otra hija. Eso le rompía el corazón.

Para despejar su mente agarró una escoba y empezó a barrer la casa. Por alguna razón, mientras barría, le vinieron a la mente ciertos recuerdos, los recuerdos del día en que su hermano desapareció.

Su madre estaba llorando y su padre buscándolo junto a otros policías. Pensó que tal vez pasaría lo mismo cuando se dieran cuenta de que ella no estaba.

Tanto pensar en el tema la hizo llorar. Sin emitir ningún sonido, solo lágrimas cayendo de sus ojos.

Cuando acabó de barrer, empezó a fregar. Mientras fregaba comenzó a mentalizarse de que esa sería su nueva vida, y de que no había nada que hacer.

Al acabar de fregar siguió haciendo tareas domésticas, como quitarle el polvo a las estanterías, ordenar las habitaciones, hacer las camas, etc...

Cuando por fin acabó ya eran las 16:00 p.m.

A pesar de no haber comido nada desde el día anterior, el hambre no estaba presente en ella en ese momento.

Todo se le hacía tan pesado que no podía pensar en comer.

Aunque si se puso a pensar en hacer algo de comida para la cena. Brack le dijo que solamente limpiase, pero era obvio que tenía que hacer algo de comer.

Se quedó pensando en qué comida hacer, pero aún no sabía qué alimentos había en los armarios de la cocina.

No encontró muchas cosas. Algunas latas de conserva y un paquete de arroz.

Lo único apetecible que vieron sus ojos ahí era el arroz, así que sacó el paquete y lo dejó en la mesa para hacerlo más tarde.

Se fue a su habitación y se quedó observando cada rincón del cuarto. La habitación tenía una luz led de buena iluminación, un armario, estanterías y evidentemente, una cama.

Se percató de que también había una ventana y dio unos golpecitos en la ventana. El cristal de la ventana era muy duro, más que los de cualquier otra ventana, así que confirmó su teoría de que las ventanas estaban hechas de cristal templado.

Se recostó en la cama para descansar, ya que estuvo limpiando durante horas, sin parar. Cerró los ojos durante unos minutos y se quedó dormida.

*     *     *

Cuando se despertó y miró la hora eran las 20:30 p.m.

Rápidamente se dirigió al salón por si Brack había vuelto, pero seguía sola. Eso la tranquilizó porque le daría tiempo a hacer el arroz.

Se dirigió a la cocina y puso a hervir una olla con agua para luego meter el arroz. Pasados 20 minutos apagó el fuego y coló el arroz. Luego lo metió en otra olla más pequeña, solo faltaba dejarlo reposar 10 minutos.

Mientras el arroz reposaba, Bryn se quedó pensando en que podría estar haciendo Brack. Se había ido por la mañana y aún no había vuelto. Tal vez tenía que matar a alguien, o simplemente fue a aquel anciano.

También se quedó pensando en algo que el chico le dijo por la mañana: "El viejo se encargará de traerte ropa y otras cosas que necesites".

Se quedó pensando en cuando ella tuviera su período. ¿Qué tipo de cosas le traerían? Habían varias opciones, entre ellas compresas, tampones, o copa menstrual.

No sabía por qué se ponía a pensar en ese tipo de cosas en este momento.

Para cuando se dio cuenta ya habían pasado los 10 minutos. Agarró un cucharón y un plato, se echó dos cucharadas de arroz y se puso a buscar en los armarios algo con lo que acompañar el arroz.

Después de mirar 3 armarios diferentes encontró una lata de atún que aún no había caducado. Echó el atún encima del arroz y tiró la lata.

Tapó la olla donde estaba el arroz y la otra la echó al fregadero para limpiarla más tarde. Cogió el plato y un tenedor y se sentó en la mesa de la cocina a comer.

Nunca había comido algo tan simple. En su casa tenía un montón de comida y cada día se cocinaba algo distinto, pero esta era su nueva vida, y tenía que acostumbrarse.

Al acabar de comer llevó el plato y el tenedor al fregadero y empezó a limpiar todo lo que había utilizado.

Al acabar guardó el arroz en la nevera y se dirigió a su habitación para descansar. Pese a haber dormido una siesta, Bryn tenía sueño, siempre fue una chica muy dormilona.

Para esto ya eran las 21:30 p.m y Brack aún no había vuelto. Ella no sintió preocupación ninguna. Siendo una persona así, seguro que él no correría ningún peligro.

A los pocos minutos de acostarse en la cama, se quedó dormida.

Cegada por el amor Where stories live. Discover now