Hank se movió y volvió a coger su tablet, intentando ignorarte lo que quedaba de día.

Connor os miró a ambos con los dos vasos todavía en sus manos, tenía el ceño fruncido, provocando en su rostro una mueca adorable, la cual mostraba confusión.

Colocó uno de los vasos en la mesa de Hank y otro en la tuya. Miraste el contenido de este cuando lo dejó a tu lado.

─ ¿Té?

─ Podría haberte traído una tila, viendo tu estado. ─ Bromeó. Ya estaba cada vez más cerca de parecer un humano de verdad, las bromas eran de gran ayuda.

─ Me conformaré con el té... ─ Hiciste una pequeña mueca de desagrado; no te gustaba demasiado. ─ Gracias...

Connor se quedó de pie con las manos entrelazadas detrás suyo. Te miraba esperando algo, quizá algo más de información sobre la conversación que habías estado teniendo con Hank.

Vio que no dijiste nada más y se rindió. Se dirigió a su mesa y empezó a observar la pantalla de su ordenador.

Elevaste la vista de tu pantalla tras haber notado un pequeño cambio de actitud por su parte, pero decidiste dejarlo para después, no para ese momento.

[...]

A pesar de que la revolución había sucedido y pasado con éxito para los androides, había todavía casos sin resolver, así que seguíais asignados a los casos de divergencia. Hank podría haberse negado a aquellos casos ya que Fowler había dejado de ser su superior para convertirse en su igual, pero decidió no dejarte sola de nuevo, aunque ahora estuviera Connor con vosotros.

Habían pasado varias horas desde aquel último diálogo. Ninguno de los tres dijo nada más y eso te pareció raro, normalmente Hank intentaba hablar de cualquier cosa para evitar hacer informes o evitar informarse sobre la divergencia actual.

─ ¿Has pensado en lo que te dije? ─ Por fin, apartó su mirada de la tablet para centrarla en tí.

─ ¿Del piso? ─ Este asintió. ─ Sí, pero no sé...

─ Hija, es lo mejor que podemos hacer.

El androide pareció interesado en vuestra conversación, pues se olvidó del ordenador que estaba delante de él y se concentró en vuestras palabras.

─ Está bien... Lo hago por él.

─ Connor. ─ Fue llamado por Hank, el primero se acercó a vosotros y se agachó a vuestra altura, aún de pie.

─ ¿Sí?

─ Le he mencionado a Enith un par de temas que te incumben bastante. ─ El mayor te miró, indicándote que debías seguir con aquello.

─ Bueno... La revolución androide fue hace meses. La gente parece que acabará adaptándose a vosotros de una manera más humana, y todo gracias a Markus... ─ Te pasaste unos segundos para poder decirle lo siguiente. ─ Ha dado tiempo para que la presidenta y las potencias del país hayan decidido que los androides deben tener identidad.

El divergente te miraba con sorpresa y a la vez con una pequeña emoción dibujada en su rostro.

─ Es decir... Necesitas una identidad; un apellido, un hogar y... un trabajo por contrato.

Connor te seguía observando sin apartar la mirada de tus ojos, pudiendo ver en los suyos como la felicidad subía.

─ Te empadronaremos... en mi casa, de momento. ─ Habló Hank esta vez.

─ Ese era el tema del piso del que estábamos hablando. Hemos decidido que viviremos los tres en su casa hasta que todos los papeles estén resueltos.

Inestabilidad ⨾ ConnorWhere stories live. Discover now