«Por más que intentemos cambiarlo, nuestro destino es inevitable: amor, dolor, vida y muerte; todo está escrito».
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El mundo de la cultivación era un territorio de paz. Unos años antes, los clanes Lanling Jin, Qinghe Nie, Gusu Lan y Jummeng Jiang habían sido asolados por otro clan, QiShan Wen, debido a la incontrolable ambición de Wen RuoHan, su líder. Pero la guerra había terminado, y ya no era peligroso transitar por los caminos aunque se estuviera solo, como lo estaba Lan WangJi.
El hermano menor del líder de la secta GusuLan había estado tres años en reclusión forzosa. Luego de su liberación, su carácter se había vuelto aún más taciturno, y abandonaba la residencia para irse sin rumbo fijo, buscando algo que nunca había podido encontrar.
Una mañana demasiado calurosa para la época, llegó a una enorme formación de rocas y se paró en el borde de una hondonada, en donde había un pequeño arroyo que corría entre piedras, varios metros más abajo. No sabía por qué había llegado hasta allí. En ese lugar no había nada que buscar: estaba lejos de todo, y no tenía ni una gota de energía espiritual que pudiera guiarlo hacia lo que buscaba. Pero algo lo había llevado hasta ese sitio.
De pronto, el cálido ambiente se heló, y todo se transformó alrededor del cultivador: la vegetación se volvió más espesa y salvaje, y hasta la formación de rocas desapareció. Pero la hondonada seguía allí, y algo al borde del arroyo llamó su atención: era una persona, que parecía un muñeco hecho de trapos, tirado como si ya no fuera útil: sus piernas habían quedado en un ángulo extraño, seguramente rotas; había un charco de sangre debajo de su cabeza, que se extendía con lentitud. Lan WangJi pensó que estaba muerto, pero igual se decidió a bajar.
Dio un salto y voló hasta el fondo de la hondonada, y con pesar comprobó que la persona que estaba tirada era un adolescente que apenas respiraba. Cuando lo alzó en brazos, con todo el cuidado del que fue capaz, notó la gran herida que tenía en la cabeza. No iba a poder salvarlo, pero no quiso dejarlo morirse solo en ese rincón abandonado del mundo de la cultivación.
Se elevó para salir de la hondonada, y cuando llegó arriba el mundo helado ya había vuelto a cambiar: hacía calor otra vez, y la enorme formación de rocas estaba en su lugar de siempre.
WangJi observó al extraño muchacho que aún tenía en brazos: la ropa que usaba no era como la de su mundo, y cuando apoyó los dedos en una de sus muñecas, para ver su estado, se dio cuenta de que tampoco tenía meridianos de energía, ni núcleo dorado.
«¿Qué eres...?», se preguntó. Jamás había visto a alguien así, y no sabía si las medicinas de su clan iban a surtir efecto en él. Pero supo que una fuerza que no entendía lo había llevado hasta ese muchacho, y que debía encontrar la forma de salvarlo.

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La puerta de las nubes
FanfictionXiao Zhan es un adolescente que se marcha de Beijing con su familia, para vivir en un apartado rincón de China: el territorio de Gusu, propiedad de los Lan, jefes de su padre. Zhan descubrirá allí que el pasado, el presente, la realidad y la fantasí...