Capítulo 29

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La luna se alzaba en el cielo, roja, sangrienta, una belleza en aquel cielo despejado con débiles y pequeñas estrellas. El viento era fresco, soplaba suavemente levantando algunas hojas. Si se escuchaba bien, incluso podías escuchar débiles murmullos o lamentos en el cielo. Sollozos débiles.

Roma observaba desde casas y calles aquella luna enorme y roja. Todo estaba teñido de rojo, dentro de esa luna parecía crecer otra nueva. Los ciudadanos estaban hipnotizados viendo aquel fenómeno al que no hallaban explicación.

Las luces tintineaban, las señales se cortaban, lo teléfonos no funcionaban.

Roma quedó en la oscuridad total siendo bañado únicamente por aquella luz rojiza.

No solo Roma. Toda Italia apreciaba el espectáculo.

En todo el mundo donde se apreciaba la luna.

En Noruega las personas habitando cerca de las montañas apreciaban todo perfectamente. La pequeña ciudad vacía de personas, todas observando desde la ventana de su casa aquellos fenómenos. Muy pocos sabían lo que significaba, rezaban, suplicaban, cerraban cortinas, trataban de marcar a otros desesperados.

El caos y el pánico gobernaban.

— ¡Jennifer Roseanne! — Llamó Rosé tomando a su hija en brazos. — ¡Aléjate de la ventana!

— ¡Mamá, no! — Exclamó la niña de quince años. — ¡Mamá, es el momento! ¡De esto hablaba el tío Taylor!

— ¡Jennifer! — Regañó su madre. — ¡Esos eran cuentos, simples cuentos! ¡Taylor murió!

— ¡El tío Taylor no murió! — Exclamó la adolescente. — ¡Él me lo dijo! ¡Debía irse con el tío Jereth a Roma para finalizar la profecía!

— ¡Jennifer Roseanne!

— ¡Debo hacerlo madre! — Gritó la niña. — ¡La historia volverá a repetirse si no hago nada al respecto! ¡Lo dice en el viejo diario!

— ¡Jennifer! — Gritó Rosé persiguiendo a su hija por la casa. Tropezó y llamó más fuerte. — ¡JENNIFER! — Su hija abrió la puerta y salió corriendo siendo perseguida por su madre quien corría escandalizada detrás de ella por las calles. Jennifer Roseanne siguió corriendo hasta introducirse en el bosque. — ¡Vuelve acá!

Se detuvo cuando la silueta de su hija desapareció. La lluvia empapó el cabello de la mujer quien tenía la respiración agitada. Gritó su nombre repetidas veces pero no hubo contestación y los truenos se hicieron más potentes. Los rugidos del cielo la ensordecieron, dejándola allí, sola. Esperando por su hija.

Jennifer Roseanne seguía corriendo pese a la lluvia, su largo cabello oscuro empapándose bajo la lluvia. Pisó charcos, pisó lodo y aun así nada la detuvo. Siguió corriendo sin descansar largos minutos hasta detenerse junto a una construcción hecha trizas.

Se lanzó al suelo palpando el suelo y tirando las piedras, aventándolas lejos y escarbando en la tierra llenándose las uñas de mugre. La lluvia aumentaba convirtiéndose en un tornado pero ella se mantuvo allí. El viento la impulsaba hacia atrás pero se aferró hasta quitar todo y observar allí el dibujo de una estrella de cinco puntos con cinco elementos allí dibujados.

Observó el del fuego encendido, el de agua también y el del viento. Guio sus manos viendo también el del hielo pero el de tierra aún opaco.

Mantuvo la vista fija y la levantó para ver el eclipse total. La tierra tembló y ella inmediatamente dirigió la vista nuevamente al símbolo de la tierra viéndolo iluminarse. Hubo un temblor más fuerte y un potente destello negro, una nebulosa creándose que la lanzó hacia atrás con fuerza.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora