Capítulo 27

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Taylor muchas veces pensaba qué hubiera pasado si no se hubiera transformado en demonio. Qué hubiera pasado si en lugar de ser Satanás hubiera sido otro ángel guardián en la tierra, cuidando a un mortal tranquilamente, peleando contra demonios y ganándose alas cada vez más blancas y puras hasta convertirse, por qué no, en un arcángel.

La vida daba vueltas.

Él nunca pensó que al caer a la tierra se sentiría tan atraída a los placeres humanos. La tierra era un lugar peligroso para un ángel que no estaba listo todavía como él. Rompió las reglas aun así. Llegó a la tierra y con el pasar de los años se fue transformando en un demonio cada vez más evolucionado, algo no marchaba bien en él.

Quiso tomar más riesgos y arrancó su alma.

Sobrevivió.

Se sintió entonces alguien que nadie podría vencer.

Curiosamente el último gran "pecado", la fragmentación total de su alma vendría irónicamente de lo que -supuestamente- causaría su derrota:

Amor.

Él sabía que enamorarse sería lo que aumentaría su poder al máximo y aun así lo buscaba. Era feliz entre acompañantes de una noche que asesinaba después crudamente, era feliz haciendo orgías, bebiendo sangre de humanos, comiendo y atascándose hasta reventar de vino y las mejores comidas que encontrara. Era feliz en un mundo de lujos, placeres y riquezas, ¿qué más podía pedir?

Nada ni nadie sacudía su mundo ni su inexistente alma. No tenía preocupaciones, de hecho, dudaba realmente que algún día lograra enamorarse de algún mortal. Todos le resultaban aburridos, criaturas llevadas por sentimientos, impulsos y moviéndose a través de sueños y esperanzas.

¡Qué patéticos y divertidos eran!

Absolutamente nada lo preocupaba. Absolutamente nada le movía el suelo.

Esa noche bañándose en el lago, fue el inicio de su tormento.

Aquel hermoso niño ahogándose después de ser herido, acusado de brujería debido a aquellos increíbles y precioso ojos azul zafiro que brillaban como perlas bajo la luz lunar. Aquella belleza inhumana, pureza desbordando de su cuerpo prácticamente atrajeron al demonio cual mosquito a la luz.

Jimin era hermoso.

Jimin era demasiado puro.

Demasiado... apetecible.

Los impulsos del demonio no se controlaron nunca, eso lo saben. Fue corrompiéndolo poco a poco hasta destruirlo, asesinarlo y después resucitarlo como un demonio a su semejanza. Su hijo, podríamos decirlo, su hijo, amante, pareja, demonio perfecto y más grande y enfermiza obsesión.

Eso fue lo que provocó que todo se saliera de control: El amor tan grande y enfermizo del demonio de fuego hacia el demonio de agua. Lo amaba tanto que no podía lidiar con ello, aquel sentimiento se le salía de control al punto de volverlo literalmente loco.

Lo amaba más de lo que su naturaleza podía lidiar. Su naturaleza demoníaca no lo permitía amar como él quería así que se fue transformando. Amor en obsesión. Sanación en enfermedad. No quería pero se revolcaba una y otra vez, tropezándose, su cuerpo descontrolado, una sed creciente que lo llevó a cometer las cosas más abominables y asquerosas de este mundo con el pobre demonio rubio y de ojos azules.

Jimin claro no iba a quedarse con alguien que solo lo dañaba más y más.

Así que huyó. Huyó con sus dos piernas tan rápido como pudo. Sus demonios interiores le gritaban y suplicaban regresar. Era una tortura mental pero su fuerza de voluntad y no querer sufrir más fue más grande.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora