Capítulo 25

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La lluvia azotaba con fuerza todas las calles, locales y personas.

Min Yoongi se mantenía en un largo silencio con los enormes libros frente a él. Sus párpados los sentía pesados y su cabeza dolía horrores pero simplemente no quería descansar. No lo haría. Se daba pequeños golpes o frotaba su cara repetidas veces, sacudiéndose para mantenerse despierto unos minutos más.

— ¿Lograste averiguar algo? — Preguntó Jungkook acercándose hacia donde estaba.

Yoongi negó repetidas veces con la cabeza.

— Ojalá pudiera ser de mejor ayuda. —Jungkook suspiró con pesadez. — He perdido el rastro. No sé dónde está.

— No entiendo nada de esto. — Negó con la cabeza repetidas veces el médico dejando el libro de lado y hundiendo su rostro entre sus manos. — Todo es tan confuso. Tan... enredado.

— ¿Qué pistas necesitas? — Preguntó Jungkook acercándose a él nuevamente.

— No he avanzado nada. — Yoongi negó con su cabeza. — Lo extraño.

Hubo un gran silencio. Jungkook relamió sus labios y observó el exterior. La lluvia seguía cayendo allá afuera con mucha fuerza, un manto cubriendo violentamente Roma.

— Quizás... — Comenzó. — Podrías intentar comunicarte con él.

— ¿Cómo? — Preguntó Yoongi levantando la vista.

Jungkook ladeó un poco su cabeza y apretó sus labios. Yoongi se levantó de golpe y retrocedió negando repetidas veces con la cabeza.

— ¡No! ¡Nada de eso! — Exclamó en voz baja. — ¡No lo haré!

— Es la única forma. — Susurró Jungkook. — Hazlo, yo debo irme.

— ¡No podré hacerlo!

— ¡Lo harás! ¡Solo hazlo!

El fantasma se desvaneció frente a él. Yoongi sintió su corazón retumbar en sus oídos y con manos temblorosas y el cuerpo entumecido, salió del pequeño cuarto en el que estaba y se colocó su gabardina y sombrero de ala para avanzar. Cogió también un paraguas y avanzó en línea recta sin ponerse a pensar en ello porque se acobardaría y regresaría corriendo a la habitación en la que se hospedaba.

Los truenos eran fuertes, cada vez más. Avanzó mucho más rápido, comenzando a correr cuando las calles comenzaron a inundarse. Siguió avanzando y corrió llegando a calles que no estaban pavimentadas y se perdían más adelante.

Cruzó unas casas hasta llegar al camino de tierra, corriendo tanto podía hasta que finalmente cruzó el enorme arco de árboles, bajó la colina y corrió con más fuerza a la cabaña oscura junto al enorme hoyo. Se detuvo y comenzó a tocar con fuerza para asegurarse que no había nadie.

Esperó un par de segundos y cuando no escuchó nada del otro lado, empujó la puerta con fuerza para entrar. Todo estaba oscuro y las luces no funcionaban. Eran sombras, siluetas en aquel cielo que se estaba cayendo con fuertes truenos.

Avanzó por toda la cabaña cerrando la puerta y rebuscando a tanteos unas velas y encendedores. Prendió una que colocó en un pequeño plato y comenzó a avanzar por la habitación hasta acercarse al librero.

— Debe haber algo... debe haber algo... — Susurró para sí mismo avanzando más rápido por el espacio.

Iluminó y rebuscó entre cajones, ropa, estantes. Depositó la vela nuevamente en la mesa y comenzó a empujar el librero al ver una pequeña abertura allí. Empujó con más fuerza hasta pegarlo hacia la otra pared que era perpendicular a esa y se agachó quitando el polvo, soplando, dejando a la vista un extraño símbolo que no reconoció.

LEVIATHAN - yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora