Un cuerpo desnudo se encontraba fríamente extendido en el suelo. Los mechones rubios cubrían su rostro con delicadeza y no permitían ver su pálida piel. Estaba sobre un charco de sangre, un charco color rojo carmín y espeso, secándose en la oscura madera negra del suelo.
La cabaña estaba silenciosa, los rayos del sol se colaban y el cuerpo de aquel hermoso rubio era lo único que se encontraba. Un cuchillo de mango grueso y hoja afilada se encontraba enterrado casi en su totalidad en la zona del corazón, con un rastro de sangre deslizándose por todo el filo y goteando hasta el suelo después de pasar por sus costillas.
Finalmente el inmóvil cuerpo se movió un poco soltando un gruñido apenas audible, triste, lejano.
Jimin apretó sus ojos con fuerza relamiendo sus secos y morados labios antes de abrirlos lentamente. Soltó un grito de dolor y enrolló sus dedos en el mango del cuchillo antes de tomar una respiración profunda.
— Uno... dos... — Contó tembloroso. — Tres...
La habitación se llenó de estruendosos y gélidos gritos de dolor puro. Jimin extrajo el cuchillo chillando agudo, con sus mejillas empapadas de lágrimas hasta que finalmente lo sacó, aventándolo del otro lado de la habitación con fuerza.
Se reincorporó tapando la herida que se encontraba sangrando nuevamente. Se apoyó en la silla para levantarse y cerró sus ojos con fuerza mientras susurraba unas palabras en latín invertido que oscureció más al lugar. La piel comenzó a cerrarse y fue en cuestión de segundos cuando la herida sanó por completo, no dejando siquiera una cicatriz.
Jimin trató de avanzar pero volvió a caer al suelo. Soltó un quejido de dolor y se arrastró a una esquina de la habitación con el aliento corto. Abrazó sus piernas y hundió su rostro entre sus rodillas cerrando sus ojos con fuerza, como un niño pequeño buscando ocultarse de todo el mundo y desaparecer.
Aún con los ojos cerrados pudo recordarlo, ver a Yoongi sobre él con una sonrisa y el cuchillo en mano antes de enterrarlo en él. Sintió el dolor, sintió el ardor...
Pero lo que más le dolió fue que recordó.
— Lo hago porque te amo... — Susurró Taylor tomándolo con fuerza. — Y quiero que sepas cuánto te amo. — Y enterró el cuchillo profundo en él, abriéndolo hasta dejar sus intestinos a la luz. — ¡Te amo Jimin, te amo! ¡¿Por qué no lo entiendes?!
Jimin no supo en qué momento fue que comenzó a llorar. Ya se encontraba abrazando nuevamente sus piernas con más fuerza, sollozando en silencio y obligándose a borrar todos esos recuerdos de su mente, obligándose a enterrar su crudo pasado, obligándose a olvidar el año 1722...
— Jimin. — Llamaron suavemente.
El rubio levantó la mirada, cruzándola con quien sería su hermano... si así podría decirse.
— Jihyun. — Susurró tembloroso.
— ¿Estás... bien? — Preguntó su hermano sentándose junto a él.
Jimin desvió la mirada y tragó saliva. Jihyun suspiró y lentamente tomó su mano para sobarla.
— Nunca es tarde para cambiar de bando, ¿sabes? — Preguntó el chico viéndolo con tristeza.
— No puedo. — Fue lo único que contestó Jimin. — Jihyun, yo no puedo... tú lo sabes...
— Jimin. — Jihyun tomó su barbilla. — Entiendo que lo que pasó con Taylor te destruyó, entiendo que...
— ¡No, no lo entiendes! — Rugió Jimin levantándose molesto. — ¡Nadie tiene idea de lo que tuve que pasar!
— Entonces explícame. — Suplicó Jihyun.
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LEVIATHAN - yoonmin
Fanfiction❝ Donde Park Jimin era un satánico, producto del mal y príncipe del infierno... y Min Yoongi un ateo y anhelo más grande del hijo del Diablo.❞