4. Los profesores que salivan y jadean

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Taehyung jamás ha tenido problemas con su celo. Principalmente porque no es un momento tan traumático. Son solo dos días de estar cachondo. Lo va sabido llevar tan solo masturbándose, dándose baños de agua fría y consintiéndose en base a ver las series que más le gustan, películas, algún que otro dulce o comida que usualmente no compre por ser muy costoso. Lo que sea. Está ocasión es distinta. Brillando con luz propia entre los tantos celos que ha tenido en sus veintinueve años de vida: sigue teniendo caídas espontaneas.

Las controla con inhibidores y también usando ropa gruesa. El invierno está a nada de llegar, por lo que no es la gran cosa verlo usando abrigos gruesos y ropa muy cerrada. El causante de este suceso no es otro que Jimin, apareciendo de vez en cuando como de costumbre, existiendo. No puede culparlo de otra cosa que no sea simplemente existir cerca y sacarlo de su aparente normalidad.

No puede olvidar su olor. Es imposible lo fácil que lo detecta y como su cuerpo reacciona al instante. Determinado a conseguir aliviarse en el así sea una miserable vez. Las imágenes mentales también se han multiplicado. Fantasear con sus labios en su cuerpo es lo que le llena de escalofríos, crear una especie de mundo alternativo donde el gato este con los labios pintados y que esa pintura, quede en su pecho, abdomen, ingle por el sexo oral que el gato le practique. Cada instante es más gráfica la idea.

Teme lanzarse a morderlo y violarlo en pleno colegio de tanto desearlo en su mente. Extrañamente, aun no llega a imaginarlo desnudo. No tiene como.

~ * * * ~

— ¿Te llevo?

Jimin asiente y agradece al subir al auto. Taehyung aprieta las manos en el volante. Suda frío y mira por el rabillo del ojo al gato que se pone el cinturón de seguridad. Viste un enorme suéter pantalones negros y zapatos de vestir. Dentro de poco va a nevar y solo esperan que no los pesqué con el peor atuendo. El oso da un respiro profundo y arranca. Jimin mantiene las manos en su regazo, con el abrigo de Taehyung.

—Usted se viste muy bien.

—Gracias.

—He escuchado de las estudiantes que eso es atractivo. —comenta con deje bromista. Taehyung encoge de hombros. Llegan a un semáforo en rojo.

—Hormonas.

Su respuesta le saca una risa a Jimin, quien no comenta nada más en todo el trayecto. Toma su mochila y baja del auto. Metemos cabeza por el cristal y ladea la cabeza. Taehyung se siente juzgado por esos ojos bicolores de pupila profundamente dilatada. Permitiéndole volar lejos en su mente. Quizá se delata porque quiere estar conmigo, está así porque fantasea conmigo por igual por considerarme un buen pretendiente. Mil y un cosas cortadas, trayéndolo de vuelta a la realidad con una sola pregunta—: ¿Por qué se ofreció a traerme? Usualmente no le interesa.

—Por... Nada. Hasta mañana.

—Hasta mañana. Cuídate.

Taehyung arranca y suelta un chillido ansioso ahora que está solo y nadie va a preguntar. No fue un capricho, en realidad tiene una razón muy compleja y genuina. Por el camino, siempre lo ve esperando por el autobús. Eso es lo habitual. No obstante, también se ha vuelto una variable factible que hay alguien con él. La misma persona vigila al Omega Ragdoll. Busca a dónde va y más. Para asegurarse que no sea más que una casualidad, al mismo tiempo que protege al Omega, Taehyung decidió llevarlo personalmente a su hogar.

No sé lo pensó demasiado. Ni siquiera en lo problemático que es tener su aroma tan cerca. Jimin se limita a no hacer comentarios al respecto. La esencia de Taehyung siendo directa e igual a esas visitas a su departamento: invitándolo y provocándolo a ir hacia él.

Fluffy  선생님 || VMinWhere stories live. Discover now