CAPÍTULO CUATRO

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El niño tomó la tijera, una demasiado grande a comparación de sus pequeñas manos, pero hizo el intento de cortar con ella los papeles coloreados en las formas que ya había hecho, tratando de seguir la línea. Los cortes se volvieron más desordenados por la dificultad que tenía para sostenerlo, pero cuando logró terminar de recortar el pequeño corazón, JungKook se seguía viendo orgulloso de sí mismo.

Que a su edad supiera manejar relativamente "bien" una tijera era un logro en sí mismo.

—Está chueco —le enseñó el corazón a su papá como si este no lo hubiera visto.

JiMin rió suave.

—Eso creo —lo tomó, mirándolo con mucho más detalle—. Pero igual está bonito, sólo necesitas practicar.

—Gracias, papi —le sonrió.

—¿Qué tal si practicas mucho con la tijera pequeña para que puedas cortar mejor cuando vayas a usar la más grande? —propuso—. Como en los juegos: tienes que aprender a pelear primero antes de enfrentarte al jefe final, ¿no?

JungKook formó una expresión sorprendida, dándose cuenta de que esa era una buena idea.

—¡Sí! —asintió, dejando la tijera de lado para tomar la rosada—. Voy a hacer otro corazón, este va a ser para ti.

—¿Ah sí? Entonces lo voy a esperar con ansias, gracias mi amor —declaró contento.

JungKook asintió con entusiasmo y comenzó con su tarea, ignorando la tijera puntiaguda.

JiMin consideró eso como un logro ya que había conseguido que JungKook dejara de usar la tijera, pero al mismo tiempo consiguió que pudiera experimentar con ella de una manera que no lo puso en peligro. El omega no quería pensar en sí mismo como alguien sobreprotector, pero de alguna manera necesitaba mantener a JungKook seguro y lejos de cosas que fueran punzantes porque los niños suelen ser bruscos en sus movimientos y él no quería tener que correr al hospital.

—Bueno, voy a guardar la...

Fue interrumpido por el sonido del intercomunicador del departamento, el cual resonó estridente dentro del lugar, asustando a ambos.

—Por la luna... —JiMin se colocó una mano en el pecho y se alejó de la mesa, dejando el pequeño y chueco corazón entre los demás—. Qué sonido tan horrible —tomó el aparato pegado a la pared a unos metros de la puerta y lo acercó a su oreja—. ¿Hola?

¡JiMin! Soy yo, ábreme la puerta.

El omega demoró un poco en reconocer la voz.

—¿Mamá?

¿Quién más? Ahora ábreme la puerta que hace mucho calor.

JiMin avisó que iría rápido y colgó. Cuando miró a JungKook, este se encontraba completamente quieto, mirándolo con ojos grandes en espera de que le dijera quién era. JiMin rió por su expresión y tomó las llaves.

—Es la abuela —avisó.

JungKook arrugó un poco su nariz, soltó los papeles y agarró sus mejillas como si las quisiera proteger de algo.

—Lo sé, bebé —tomó las llaves de la cesta en la que las dejaban para que no se perdieran—. Regreso en un momento, cuidado con las tijeras.

—Sí, papi —formó un puchero.

JiMin salió y caminó por el pasillo hasta la puerta de entrada del edificio. De ahí, debía caminar hasta la reja que daba a la calle para poder abrirle a su madre, a quien visualizó inmediatamente después de que salió al sol de verano. No podía creer que la mujer siguiera vistiéndose con camisas de manga larga sabiendo el calor que hacía, pero ella nunca perdía el estilo, o al menos eso era lo que decía.

EL MOTOCICLISTA Y EL UNIVERSITARIO ♡ MYG + PJM FT. JJKDove le storie prendono vita. Scoprilo ora