19 | Igsaui Hosu engulle a los que no lo superan

Začít od začátku
                                    

Las pupilas se le dilataron. Bajó la cabeza, removió la taza, la cogió y después la volvió a soltar para a continuación volver a removerla.

—Ahora dime otra vez que me gusta suponer que hacéis atrocidades sin fundamento.

Rompió a sollozar.

—No... —musitó—. La idea no fue mía... Yo no lo hago... Mi función es mantener la leyenda activa en Internet y manejar a la prensa... —Levantó la vista, inundado en lágrimas—. Nunca quise que muriera nadie y... Esto es... Es una pesadilla continua...

—¿Y quién orquesta el asunto? ¿El señor Kim?

—Yoon Gi, por favor, déjalo estar. —La súplica sonó ahogada—. Vete del hotel hoy mismo. Vuelve a casa y dile a Jung Kook que haga lo mismo.

Apoyé los codos en la mesa.

—Si lo dices porque temes por mi seguridad llegas un poco tarde. —Esbocé una mueca burlona—. Ya trataron de matarme el otro día.

No pudo contestar. Los pasos en el pasillo, apremiantes, le hicieron limpiarse los ojos a toda prisa y aclararse la voz, antes de erguirse y coger la taza, con aire desenfadado y diría que incluso petulante.

—Es la primera vez que Ahn Ra permite a alguien regresar —dijo, sin venir a cuento—. Creo que lo hizo porque se equivocó. Ella solo colecciona almas que sufren desamor pero Jeon Jung Kook era correspondido.

La cabeza de un mujer de mediana edad se asomó entonces por la puerta. No me costó reconocerla. Era una de las personas que trabajaban en la preparación de las habitaciones del hotel.

—¿Ya estás otra vez con esas historias, hijo?

Entró y, diligente, se dirigió a las estanterías, con un plumero en la mano que deslizó con energía por las baldas. Era su madre.

—El joven investigador va a pensar que el único atractivo de nuestro pueblo radica en la leyenda.

¿Y no lo era?

—No, para nada, señora, su aldea me encanta. —Me esforcé por poner cara de tonto—. El lago el precioso, el paraje que lo rodea ni se diga y su gente me parece muy hospitalaria —improvisé—. Solo hablábamos de Ahn Ra porque tengo pensado escribir un libro. —Tomé la idea de Jimin—. Una novela sobre fantasmas.

Estuve paseando el resto del día, rastreando, para variar, la inmensidad de las aguas y el bosquejo colindante, hasta que el manto oscuro sumió la senda en las sombras y decidí regresar a mi habitación.

Seok Jin me había ayudado bastante. Hasta ese momento mi concepto de él no había sido bueno y hasta le había llegado a considerar un sospechoso relevante. Sin embargo, ahora entendía que su actitud sólo era una fachada necesaria para sobrevivir en Igsaui Hosu. En realidad estaba asustado. Sabía lo que ocurría pero temía por su propia seguridad y...

¡Joder!

Di un brinco. Una niña pequeña, de unos seis años con un vestido que a la luz de la luna parecía blanco y el cabello peinado en dos trenzas deshechas apareció de improviso.

—Yoon Gi —me llamó por mi nombre—. Yoon Gi, duerme.

Di un par de pasos, sin atreverme a acercarme. Sus ojos infantiles eran profundos y muy oscuros, tanto como su semblante, rígido y frío.

—Duerme.

Abrí la boca pero en seguida desapareció y en su lugar a quien me encontré fue a mi ya casi inseparable Yoongito, contemplándome con su ridícula cara de tarta redonda.

—¿Y tu qué quieres ahora? —Retomé la marcha—. No tengo ganas de hablar contigo.

Le atravesé. Al hacerlo, me dedicó una mueca ofendida.

IGSAUI HOSU 《YoonMin》 [#PGP2024]Kde žijí příběhy. Začni objevovat