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dos

NamJoon consideraba todos los días al levantarse si era necesario o no acudir a su trabajo, no era por odio a la responsabilidad que él mismo eligió una vez se graduó, ni tampoco se enlazaba con pereza por haber dormido poco. Se preguntaba aquello porque estar en el colchón junto a su Omega era mucho más saludable para su salud mental, y eso era mucho.

Pero ese día no salió de la cama por trabajo. Sintió la mirada de alguien puesta sobre él y sobre el chico que se acurrucaba a su lado, escuchaba murmullos poco claros y después los pasitos cortos fueron audibles por el pasillo. Entonces le siguió.
TaeHyung era pequeñito, tanto de estatura como la imagen que daba a los demás. Descoloró su cabello hacia unos cuantos días y ahora ya no lucía su típico azul eléctrico que tanto le destacaba, aunque el rubio le sentaba bastante bien.

—¿Quieres algo de desayunar? —Fue lo primero que le dijo cuando llegó a la cocina y lo pilló frente a la nevera rebuscando algo hecho o para calentar.

—Chocolate, por fi... —Farfulló entre dientes cerrando el electrodoméstico, se sentó en una de las sillas de plástico del pequeño desayunador y siguió al Alfa con incertidumbre— Perdón si te desperté...

NamJoon soltó una risita dulce, TaeHyung embarazado era algo a lo que ninguno estaba acostumbrado. Siempre se le vio siendo un chico bastante independiente y liberal, trabajaba en un edificio de oficinas en un barrio de dinero, no sabía su cargo pero debía de ser muy importante como para darse el lujo de sacar a un cachorro adelante él solo. A pesar de pertenecer a la casta más miserable de la jerarquía, se conocían casos en los que los gamma eran casi tan especiales como los Omegas y podían vivir en la sociedad haciéndose pasar como Omegas. Y era el caso de TaeHyung.

Sirvió en una olla pequeña y alta el chocolate hasta que tuvo una buena cantidad, estaba pensando en llevarle a SeokJin el desayuno a la cama, tal vez de esa manera despertase de buen humor.

Era conocido que los Omegas tomasen supresores para esconder su aroma frente otros Omegas y alfas, pero TaeHyung realizaba el efecto al contrario, bebiendo potenciadores para que su débil aroma destacase un poco por encima y disimular así su falta de aroma. Y funcionaba muy bien, incluso parecía que había tomado supresores.

—¿Qué tal estuvo la noche? ¿Muchas náuseas? —Inquirió encendiendo la vitrocerámica, TaeHyung detrás casi solloza al hacer un recopilatorio de todas las veces que salió de su cama la noche anterior.

—Ni me lo recuerdes, es horrible...

Una vez más NamJoon sonrió enternecido.

—SeokJin me comentó que tenías una cita el lunes pasado —Dijo buscando la taza favorita del gamma entre el montón de cerámica que guardaban en las repisas más altas— ¿Tendremos una sobrina o un sobrino?

TaeHyung torció su sonrisa.

—No estaba en una buena posición, no pudieron verlo bien así que tendré que esperar otro mes... —Mintió con un aire tristón que NamJoon recibió con una mueca y sin decir ni una sola palabras más se giró para servir el chocolate.

—Le llevaré esto a SeokJin, puedes venir con nosotros si quieres. Así desayunamos juntos. —Le propuso amable, había puesto en una pequeña bandeja el desayuno para su pareja.

Una taza de chocolate caliente y humeante, un pequeño plato de cerámica con un par de galletas de mantequilla —las favoritas del Omega—, un vaso de agua y un par de servilletas. TaeHyung observó con tanto detalle y tan rápido que le fue muy fácil fingir una sonrisa y negar con una mueca después, disculpándose con el Alfa mientras que de su boca salía una mentira más. La verdad era que tenía mucha envidia. Moría de envidia. NamJoon era un Alfa detallista y amoroso, meloso, adorable y amable, un Alfa que se preocupaba siempre por el bienestar de su pareja, la persona perfecta para SeokJin, quien era un mimoso caprichoso.