7. Que me ame para siempre

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Mayo, 2028

-¡Evan, tus padres están aquí!- Harry le sonrió a una muy embarazada Fizzy y la dejó entrar, esperando a que Niall cierre la camioneta con Evelyn dormida en su hombro.- ¿Quieres acostarla? Déjala en nuestra cama.

-Por favor y gracias.- Pasó sonriéndole y desapareciendo por el pasillo, frenando exclusivamente para dejar un beso en la cabeza de su hijo mayor.

(Por supuesto que Harry había tenido razón, Niall y Fizzy aún se amaban. Nunca supieron qué había pasado, pero una mañana Fizzy los llamó desde las Maldivas con una sonrisa gigante, un anillo en su dedo y su hijo y flamante esposo durmiendo detrás de ella. ¿Y cuando se enteraron allí que iban a ser padres otra vez? Jesús).

-¡Amor, Fizzy me está molestando!- La voz de su esposo lo hizo reír mientras cerraba la puerta, dirigiéndose a la cocina donde los hermanos Tomlinson se miraban mal. Louis sostenía el pote de miel sobre su cabeza y Fizzy parecía dispuesta a matarlo.

-¿Estás seguro que no la estás molestando tú?- Preguntó divertido, rodando los ojos cuando lo miró herido.- Eres futbolista, bebé, no actor.

-Tus palabras duelen.- Le hizo saber alejándose con la miel secuestrada y la cabeza en alto.

-Das un paso más con MÍ miel y Harry queda viudo.- La mujer le prometió muy seria.

-¿Por qué mamá quiere matar al tío ahora?- Evan le consultó a Harry en voz baja, desentendiéndose de la pelea y apoyando en brazo en su hombro. Apenas tenía 14 años, pero era absurdamente alto, completamente culpa de la genética Horan.

-La miel.- Comentó.- ¿Dónde están mis hijos?

-Información clasificada.- Rio al ver su mirada desconfiada.- Alex está durmiendo y Vera en una llamada con sus amigas. Cometí el error de entrar a la biblioteca, escuché cosas que desearía olvidar.

-No quiero saberlo.- Rio negando. Su relación padre - hijos tenía límites.

Harry y Louis estaban construyendo su "para siempre". Fue en el nuevo comienzo en Alemania cuando tomaron con más seriedad los planes del futuro. No estaban haciéndose más jóvenes, y realmente querían formar una familia, una grande, además de que sabían que sus carreras tenían fecha de vencimiento.

Dos días después del cumpleaños número 30 de Louis los llamaron del Juzgado Estatal de Adopciones de Inglaterra para darles la noticia que fueron clasificados como candidatos aceptables para adoptar, y allí empezó el viaje.

Hablaron mucho y llegaron a la conclusión de que no querían adoptar un bebé o un niño muy pequeño. Amaron ser los tíos de Evan y volver a pasar otro embarazo con Fizzy, pero a los bebés preferían devolverlos. Volaron a Londres con esa decisión tomada, pensando que tampoco congeniarían con algún niño o niña muy mayor, porque ellos aún vivían en Alemania y no querían conmocionar con tanta información.

Claro que conocieron a Alex y no hubo duda de que era su hijo. Louis se vio en el pequeño de 11 años de espalda menuda, no muy alto y con una sonrisa gigante. Harry vio los rizos descontrolados que tuvo hasta que sus padres le obligaron a cortarlo, un hoyuelo muy marcado y sus ojos imposiblemente verdes.

-¡Hola, soy Alex! ¿Quieren adoptarme?- El niño corrió a ellos ni bien cruzaron las puertas del orfanato, pero cuando miró bien a Harry jadeó.- Wao, eres muy bonito.

-Muchas gracias, Alex.- Rio un poco avergonzado, acomodandose con cuidado la cartera bajo el brazo.- Yo soy Harry y él es mi esposo.

-Hola niño.- Le sonrió con ojos finitos, las arrugas al costado de sus ojos marcándose más que en el pasado.- Soy Louis, ¿verdad que es precioso?

Los deseos de HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora