6. Que me pida matrimonio de forma única en París

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Octubre, 2017


Era el último partido de la las eliminatorias para la Copa del Mundo, y Louis estaba a un paso de desmayarse de los nervios. Estaban en Lituania y tenían que salir a la cancha a ganar, pero sentía que era demasiado. Era el capitán, imprescindible según todo el mundo, el goleador de la UEFA... pero se sentía como el mismo idiota que tuvo suerte de ser visto en Doncaster jugando al fútbol.

Ya habían hecho el calentamiento en cancha y Harry le había dado su beso y deseado buena suerte como siempre, pero de todas formas estaba nervioso, no precisamente por el juego.

-¿Ya saben todos los que hay que hacer?- Croo nervioso.- Me estoy jugando el cuello allí.

-Por favor.- Niall bufó.- Podrías escribirle un mensaje preguntándoselo y aún te respondería que sí.

-¿Tienes el plan B?- David, su compañero, le preguntó.- No es que no confíe en ti, pero...-

-Tengo el plan B.- Asintió serio, y se sacudió para concentrarse.- De acuerdo, vengan todos aquí.

Se infló el pecho y se puso la máscara de capitán para hablarle a su equipo, el orgullo de Inglaterra. ¡Eran la maldita Selección! Los mejores futbolistas que su Nación tenía para ofrecer, era su deber dejar todo en el juego, no importaban las lágrimas, la sangre o el sudor, la camiseta de colores sagrados debían llevarla en alto, cueste lo que cueste.

-¡¿Listos?!- Rugió luego de descargar adrenalina a través de sus palabras, viéndolos vibrar tanto como él.- ¡Me importa una mierda si no lo están, porque no es momento de dar un paso atrás, vamos a malditamente ganar aquí como ganamos en nuestra casa y como ganaremos en la puta Rusia porque esa copa es nuestra!

-¡A la mierda todo!- Niall gritó a su lado, haciéndolos reír. El hombre había nacido en Irlanda, pero era malditamente inglés de pies a cabeza, no fue una sorpresa cuando rechazó la camiseta irlandesa para vestir la de la Nación que lo crió.- ¡A ganar, carajo!

Louis se acomodó la vincha para sacarse el pelo de la cara y tomó un último trago de agua antes de respirar hondo y mirar a un punto fijo sin pensar, acercándose a la puerta del vestuario preparado para salir.

Ese partido era suyo.

El estadio cobró vida cuando comenzaron a salir. Hacía un puto frío del carajo y estaban en desventaja porque los lituanos eran locales, pero habían salido con una determinación inigualable, tenían que ganar ese partido con por lo menos un gol de Louis, era crucial.

La pelota siempre al Diez, ¿verdad?

Louis ganó sacar del medio, y visualizó muy bien el arco donde cierto rizado estaba sentado, seguramente mucho más nervioso que él. Se puso en modo fútbol absoluto desde el momento que sonó el pitido que daba inicio a los 90 minutos, y cuando se sonó el cuello dio inicio a la segunda pasión de su vida, persiguiendo esa dichosa pelota que le hacía latir el corazón.

Tuvo al juego rápidamente entre sus pies, y corrió con agilidad sorteando rivales como si fueran solo postes inertes y no la defensa de una Selección europea. Se enfrentó cara a cara con el arquero con rapidez, estaba solo frente al arco, se acomodó para ese tiro que era solo suyo... pero la defensa lo barrió desde atrás y rodó por el césped, maldiciendo como todo su equipo y estadio. Se paró al segundo, no iba a perder el tiempo actuando una patada inexistente, y corrió al arquero para apurarlo a patear o agarrar la pelota, riéndose fuerte cuando terminó abrazándola receloso.

Volvió a enfrentarse al éxito a los minutos luego de recuperar una pelota y pasarla, corriendo a toda velocidad y recibiéndola a centímetros del área. Estaba ya en sus pies...

Los deseos de HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora