𝟎𝟎𝟒

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𝐔𝐧𝐚 𝐢𝐬𝐥𝐚, 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬

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𝐔𝐧𝐚 𝐢𝐬𝐥𝐚, 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚𝐬.


Los años pasaban con demasiada rapidez en las islas del Norte, Berk se había convertido en un maravilloso lugar de dragones y de vikingos con el paso de los años y vagos eran ya los recuerdos de la enemistad que alguna vez había existido entre ellos. Pero así como incrementaba la tasa de natalidad de dragones así también escaseaban los recursos en la isla, con tantas criaturas viviendo allí era bastante difícil decidir quienes comían y quienes no. 

Era algo preocupante, la escasez de comida para los propios vikingos también empezaba a ser un problema, en las costas poco quedaba de peces y cada vez había que buscarlos más y más lejos. El tesoro más grande que poseían (y que les quedaba) era el ganado ovino, por la carne y por la lana que les ayudaba a protegerse de los crudos inviernos. 

Berk se estaba convirtiendo en una isla muy pobre en la que ningún otro pueblo o isla cercana quería negociar por recursos, pues no tenían mucho que ofrecer a cambio e intercambiar dragones por comida no era una opción, nunca faltaba quien quisiera poseer los dragones de Berk para usarlos como elementos de guerra, personas como Drago Manodura.

El pueblo esperaba con impaciencia a los jinetes de dragones que habían ido en busca de pescado, a lo lejos entre las nubes apareció uno de ellos seguido por los demás y descendieron, cada dragón traía entre sus garras cestos llenos de peces para todos en la isla. 

— ¡Tranquilos amigos, hay suficiente para todos! — gritó Patán al inexistente grupo de personas que creyó que le recibirían.

— Tú y tu irremediable forma de estacionarte. — dijo Brutilda dándole un golpe a su hermano en la cabeza, siempre que tocaban tierra él le indicaba al cremallerus que lo hiciera de forma que siempre terminaban chocando con Colmillo.

— ¿Es la tercera ronda del día? — Patón llegó a ellos junto a más personas que se llevaron los cestos para administrarlos y repartirlos a las familias.

— La cuarta. — contestó Astrid bajando de Tormenta. Todos habían trabajado muy duro en la pesca, ahora tenían reunido lo suficiente para tres días como máximo. — Se están volviendo más y más difíciles de encontrar.

— Buen trabajo chicos. — Estoico llegó a saludarles y a agradecerles por su arduo trabajo, reconocía lo difícil que se volvía su trabajo.

— ¿Dónde está Hiccup? — Preguntó la rubia al jefe al no ver señales del chico ni del furia nocturna. — ¿Ya volvió de Corona?

— Aún no Astrid, esperaba que lo toparan en el camino.

— No sabía que Hiccup había ido a Corona.— dijo extrañado Patapez, Corona era un reino que estaba demasiado lejos de Berk y lo único que sabían de él era el nombre. 

DESTINO   ❪  MERICCUP  ❫Where stories live. Discover now