Único

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Cuando el timbre de la casa sonó, no pasó mucho para que alguien abriera la puerta

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Cuando el timbre de la casa sonó, no pasó mucho para que alguien abriera la puerta. Cierto chileno se asomó desde el interior con una sonrisa y una botella de cerveza en la mano, observando con cierto alivio a aquel que acababa de llegar.

—¡Buenas, buenas! ¡Ya llegó por quien lloraban, pinches puercas! —Exclamó México haciendo su típica entrada triunfante, saludando a todos los presentes, quienes le correspondieron alegres aunque un poco impacientes, pues el mexicano se había ofrecido a llevar las pizzas esa noche, y como siempre, había sido el último en llegar.

De inmediato, Perú se acercó y le arrebató las cajas de pizza para llevárselas a la cocina, intentando disimular con una forzada sonrisa que no se estaba muriendo de hambre. México no se quejó y en su lugar solo le sonrió amigablemente, sabía que el más pequeño podía ser algo temperamental.

—Bueno, ¿Y de qué me perdí? —Cuestionó el recién llegado a su amigo chileno, observando desde su lugar como el resto de los countrys invitados bailaban y jugaban en la sala de la residencia.

Hubo un momento en el que al recorrer con la mirada el lugar, los ojos del mexicano se toparon con unos negros y brillantes que le miraban desde la distancia con curiosidad.

Al saber perfectamente de quién se trataba, decidió apartar la vista rápidamente, con cierta vergüenza.

—No de mucho realmente —Respondió Chile dándole un trago a su cerveza e invitándole una al contrario. —Hace rato Colombia mordió a Argentina, pero na' más.

"Mmm" fue todo lo que respondió México, como si fuera cosa de todos los días, tomando su botella y dándole un trago también.

—¿Invitaste a Canadá y USA? —Preguntó una vez más cuando volvió a sentir la mirada del gringo sobre él, intentando ignorarlo y observando como el canadiense bailaba torpe pero alegremente con uno de los latinos.

Chile sonrió para sus adentros.

—Ei, estaba hablando de la fiesta con Vene cuando los chismosos se acercaron a escuchar ¡Y po' tuve que invitarlos weón! No sea que despué' se vayan a desquitar.

México solo asintió. —Sí, es cierto.

—Igual no pensé que de verdad fueran a venir, pero aquí e'tán. Al meno' ahora no te vai a aburrir —Mencionó el más bajo con cierta burla, sonriendo en grande al saber que había hecho molestar a su amigo.

Éste le miró ciertamente irritado, pero intentando aparentar que no tenía idea de lo que hablaba.

—¿A qué te refieres, wey?

—A nada, a nada —Respondió el más bajo haciéndose el loco y caminando hacia los demás, riendo por lo bajo cuando escuchó a México gruñir tras él.

A pesar de todo, el mexicano le siguió y tomó asiento en uno de los sillones de la sala, uniéndose a la tonta pero divertida conversación que se llevaba a cabo y en la cual algunos de sus mejores amigos estaban involucrados.

7 minutos en el paraíso...❞ |Usamex [+18].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora