Cɪɴᴄᴏ

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Narra Mai

Las caras de Agus y Marcos eran de mucha preocupación, no se esperaban para nada caer en placa y menos la primer semana.

Me acerque a una de las cámaras y comencé a pedir que por favor no voten a Marcos y Agus.

No sabía si me iban a escuchar porque los micrófonos no estaban andando bien, hablábamos pero se escuchaba todo distorsionado así que no se entendía nada y estaban viendo cómo solucionarlo, eso me dió pie a poder pedirle a Nacho que vote a Martina, de lo contrario no podría.

Mai: Miren las caritas de Marcos y Agus, no los pueden separar por nada del mundo, los primos tienen que permanecer juntos, así que todos voten Tomás al 9009 porfi.

Por las dudas que no se entienda por el problema de los micrófonos señalé a Tomás e hice pulgar para abajo. Sabía que yo tenía mucho aguante, de mi familia, amigos y seguidores.

Agus y Marcos se levantaron y vinieron a abrazarme.

Agus: Estás loca Poggio, te vas a ganar el odio de la casa.

Marcos: Gracias por esto prima, se siente lindo que nos banques.

Mai: No me hagan ponerme sensible que se me corre el rimmel si lloro. -reí. Los quiero chicos, y ustedes tienen que ir a la final, conmigo obvio.

Agus: Los primos.

Marcos: Unidos.

Mai: Jamás serán vencidos.

Chocamos el puño los tres y sonreímos.

Marcos: Los quiero chicos.

Agus y Mai: Nosotros a vos primo.

Agus: Bueeno, yo me tengo que ir, ustedes hagan lo que quieran, nos vemos después. -se despidió y se fue prácticamente corriendo para dejarnos solos.

Marcos: ¿Querés ir a la pile y rato?.

Mai: Sisi obvio, pero me podés ayudar poniendo una toalla del lado de la cámara para poder cambiarme? -sonreí avergonzada.

Marcos: No hay problema.

Fuimos hasta la pieza y busqué la bikini más linda que encontré.

Mai: Toma. -le dí la toalla. Y no mires eh.

Marcos: Te doy mi palabra que voy a cerrar mis ojitos y no voy a ver nada que no quieras. -cerró los ojos y puso la toalla en frente de las cámaras.

Me cambié y agarré mi protector solar.

Mai: Ya está, podés ver.

Abrió los ojos y se mordió el labio mientras me miraba de arriba abajo, y claramente a mí me encantaba, la forma en la que me mira, con ese fuego en los ojos... Simplemente desearía que me arranque la poca ropa que tengo y me haga suya.

Vamos a disimular, no se tiene que dar cuenta que me muero por un beso de el.

Mai: ¿Te traigo papel para la baba? -reí.

Marcos: Si porfa. -rió. Estás muy hermosa Mai, con todo respeto, tenés un cuerpazo y una carita preciosa.

Mai: Gracias Marquitos, lastima que no puedo decir lo mismo de vos hasta que lo compruebe por cuenta propia.

Marcos: ¿Querés comprobar? -bajo la mirada a mis labios.

Mai: Mmm, puede ser, capaz me sorprendes. -pase mis manos debajo de su remera y acaricie su abdomen, el cual por lo visto estaba marcado, pasé mi dedo índice por todos sus abs disfrutando de poder tocar por fin el cuerpo hecho por los dioses que tenía.

Marcos: No aguanto más, tengo unas ganas de besarte descontroladas desde el primer día que te ví. -se acercó un poco más a mi cortando la poca distancia que había entre nosotros y agarró mi mentón obligandome a mirarlo.

Mai: No podemos, esto es un juego, yo vine acá a jugar, no a estar con un sexy salteño.

Marcos: ¿Estás muy segura de eso? -posicionó delicadamente su mano en mi cintura y rozó sus labios con los míos.

Mai: No... -lo agarré de el cuello y lo besé.

No podía más, no aguantaba más la tensión sexual que había entre nosotros dos, desde que lo ví se me antojaron esos labios.

Lo tiré a la cama y me senté arriba de él.

Marcos: Si no paramos acá se va a ir todo a la mierda. -me apretó más contra su cuerpo haciendome sentir su miembro debajo mío.

Mai: ¿Y quién dijo que teníamos que parar? -agarré sus manos y las posicione en mis pechos mientras me movía de atrás hacia adelante y soltaba mini gemidos de placer.

Marcos: Dios me vas a matar. -arrancó la parte de abajo de mi malla e introdujo un dedo en mí.

Empezó a moverlo despacio adentro y afuera de mi vagina, eran movimientos suaves pero quería más.

Introdujo un segundo dedo y con el pulgar jugaba con mi clítoris haciendo círculos mientras sus otros dos dedos entraban y salían de mí cada vez más rápido.

Cada vez era más difícil contener mis gemidos así que para evitarlos puse mi cabeza arriba de a almohada y la comencé a morder.

Marcos: No te contengas princesa, quiero escucharte gemir.

Negué con la cabeza aún mordiendo la almohada.

Marcos: Si va a ser así entonces no me va a quedar otra que castigarte.

Escuché como se bajaba el cierre de su pantalón y podía jurar que el simple hecho de escuchar eso hizo que me moje más de lo que ya estaba, al saber que por fin después de tanto iba a ser mío al fin.

¿Solo un juego? - Marcos GinocchioWhere stories live. Discover now