Capítulo 2

138 20 68
                                    

Más se pierde por indecisión que por una mala decisión.

Cicerón

JANE

Mi cuerpo aún tenso y paralizado analizó el suyo, que se encontraba sentado, con las piernas separadas y las manos sujetas al sofá, como sosteniéndose para evitar caer. Consciente y sentado se veía aún más intimidante, podría decir que incluso más poderoso. De repente el ambiente se tornó tenso, muy cargado y algo oscuro, no sabría decir si era mi propio miedo o las vibras que él desprendía. Y podría apostar por lo segundo, porque el miedo que debería sentir, no lo sentía, era simplemente intimidación.

Su mirada pasiva y relajada inspiraba indiferencia mezclada con algún tipo de emoción oculta que no llegaba a entender ni descifrar, algo bastante extraño, tal vez porque el azul oscuro que a simple vista se veía negro en sus ojos hipnotizaba a cualquiera que estuviese en la misma estancia que él o en su campo de visión. Tras unos segundos de mutuo escaneo, fue él quien tomó la primera palabra.

—Jane...

¿Pero qué...?

Bien, si antes no sentía miedo, ya podía confirmar que lo sentía.

—¿Cómo sabes mi nombre?—retrocedí todo lo que pude para alejarme—.¿Quién eres?

Quisiera decir que no lo vi, que sólo fue una alucinación mía producto del miedo irracional que estaba atacando toda la seguridad que alguna vez creí poseer.

Pero no, sonrió.

Su media sonrisa desapareció enseguida.

—Por tu propio bien será mejor que no lo sepas. —se encogió de hombros—. Al menos no por ahora. ¿O quieres entrar en el juego?

Y tal vez fue en ese preciso instante en el que debería haber llamado a la policía y poner fin a esa situación enfermiza. Tal vez debí reírme ante lo surrealista de la situación. Tal vez debí hacer muchas cosas, como por ejemplo, alejarme de él lo antes posible. En lugar de eso, sentí una sensación extraña en la parte de atrás de la garganta. Sentí curiosidad, sentí una fuerza que tiraba de mí hacía él con una magnitud casi astronómica. Debí haberlo echado de mi casa, tal vez ni siquiera debí recogerlo de aquella carretera. Aunque un fuerte presentimiento, parecido a la sensación anterior de hace unos segundos, me hizo deducir que ese chico tenía algo que ver con lo que ocurrió.

Sólo por eso, acepté entrar en su juego.

—Vale, ¿cómo te llamas? —resoplé para que no sospechara de porque había cedido tan rápido—. El nombre me lo podrás decir, ¿no? A menos que seas un agente secreto o algo por el estilo.

—No, no soy un agente secreto. —sonrió ante mi chiste, pero volvió a tomar su expresión seria, pareció pensar, pero finalmente cedió. —Mi madre tuvo la ocurrencia de llamarme Aleksis.



Había algo desconcertante en ese chico. No lo conocía de absolutamente nada, pero algo me decía que lo había visto en alguna parte, algo me hacía sentir extrañamente cómoda y segura con un desconocido del que solamente sé su nombre y bien podría ser mentira, pero dos sensaciones estaban ahí. Aquel chico no era tan malo como parecía ser, pero "bueno" tampoco era un adjetivo que se le pudiese calificar. Y el leve presentimiento de que me sería de utilidad seguía ahí, latente.

—Encantada, Aleksis.—me puse en pie para alejarme—Voy a ver qué hace Liam, tú túmbate y descansa.

—Está bien.—se tumbó en el sofá cerrando los ojos.

Sólo esperaba que no hubiese notado las escalofriantes ganas que tenía por salir de ahí, aunque si lo notó no dio señales de ello. Encontré a Liam en la cocina tomándose un café mientras entre sus largos y finos dedos sujetaba un cigarro humeante.

Reconocía aquella acción. Liam siempre que estaba nervioso se preparaba un café y fumaba, era un hábito suyo desde hacía ya unos años. Me acerqué con cuidado, pero a la vez sin demasiado sigilo, no quería sobresaltarlo.

—Hey, ¿estás bien?—coloqué mi mano en su hombro, el cuál se tensó bajo mi palma.

—No,no mucho.—negó con la cabeza y su expresión cambió—Desde hace unos minutos me estoy encontrado horrible, no sé qué me pasa.

Era cierto.

Su posición semi apoyada sobre la encimera de la cocina, el pulso descontrolado al acercarse el cigarro a los labios y el sudor que bajaba desenfrenadamente sobre su frente, haciendo que sus rizos negros resaltaran delataba su estado.

Incluso su respiración se hacía irregular y algo pesada.

—Ya está despierto...—intenté no alterarlo más,pero debía saberlo—Y sabe mi nombre.

—¿Os conocéis?—Liam gira su cabeza y me mira por encima de su hombro.

—Ese es el problema, que estoy segura de que no le conozco, pero creo que le habré visto por el barrio o la universidad.

—Jane,escúchame.—dio media vuelta y se apoyó de espaldas contra la encimera—Hay algo en ese chico que no me gusta. A los pocos minutos de que pisara esta casa me he empezado a encontrar fatal y el alcohol no es, te lo aseguro.—habló de forma rápida y con torpeza.

En eso estábamos de acuerdo. Liam solía ser bastante miedoso y asustadizo, la ansiedad se le manifestaba de esa forma. Por ello no quise mencionarle mis sospechas al respecto.

Liam salió de la cocina a paso firme, dispuesto ha hablar con el chico que teníamos en el salón. Salí  inmediatamente tras él para asegurarme de que no hiciese alguna estupidez.

—Hola, soy Liam.—le mostró una mano que el chico no tardó en estrechar.

—Un placer Liam, soy Aleksis.—dijo éste mientras estrechaba la mano de mi mejor amigo.

Ambos se sostuvieron las miradas. Lo que pudo parecer un simple apretón de manos a mi vista se percibió como un psicoanálisis por parte de ambos. Aleksis mantenía su media sonrisa junto a sus ojos puestos sobre los de Liam, y éste estaba atravesando visualmente la mirada de Aleksis.

Sus manos se soltaron y Liam volvió a la cocina, dejándome a solas con el chico.

—Tu amigo me resulta interesante.—la voz de Aleksis rompió el silencio—Por cierto.

—Dime.—pasé por alto el comentario anterior.

—¿Dónde está el baño?

—Es esa puerta.—señalé con un dedo mientras se levantaba.

Quedé sola en el salón hasta que a los segundos Liam se sentó delante mía con una expresión rara.

—¿Qué?—inquirí desconcertada.

—Este tío es jodidamente raro.—susurró acercándose a mi—No me da buena espina.

Entendía su punto. Me debatí internamente durante algunos segundos entre si contarle mis sospechas sin fundamento alguno o mentirle para tranquilizarlo.

—Liam.—llamé su atención en otro tono.

Me miró casi sospechando lo que iba a decir.

—Tú y yo—tragué saliva nerviosa—Somos amigos,¿verdad?

—Claro,joder—afirmó rápidamente para después pasar a parecer confuso—¿A que viene esto? ¿Qué pasa?

Empecé a notar contra mi pecho los latidos apresurados,presos de los nervios,era un tema delicado para mi.

—¿Recuerdas lo que te conté sobre mi familia?—mi voz se volvió insegura y odié eso.

—Por supuesto que lo recuerdo, algo así no se olvida nunca.. Pero sigo sin entender una mierda.—Liam parecía estar tratando de multiplicar sus neuronas para llegar a alguna conclusión.

Y ahí solté la bomba.

—Creo que Aleksis tiene algo que ver.

Luz Oscura ✔️ (#1 Luces y Sombras) [EN LIBRERÍAS]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant